Cuando le cuento a la gente lo malvado que es Cigoto nunca
me creen. Que si es que es varón, que si es que tú estás más cansada ahora, que
si es que son dos… Hasta que pasan una tarde en casa y viven en sus carnes el
terror cigotil, que es una dictadura muy mala de ésas con palizas callejeras y genocidios
y todo, que nos tiene al pater y a mí y hasta a la pobre pelirroja, al borde de
la huida a tierras sin acuerdos de extradición.
Cigoto no duerme. De día nunca, bajo ningún concepto, no
vaya a perderse la oportunidad de lamer un enchufe o masticar un cable. Delicatessen.
Y de noche, tampoco duerme más de tres horas seguidas, más bien se queda en
trance, con un ojo semiabierto por si las cosas se ponen feas y los biorritmos
se le suben y tiene que ponerse a aplaudir a las tres de la mañana o a hacer
los lobitos a las cinco, que se ve que es una terapia vital que viene
desarrollando desde hace unos meses con especial ahínco.
Cigoto se lo come todo y cuando digo todo, digo todo. No
sólo las sobras de los platos ajenos, a los que se acerca con el sigilo de un
leopardo. También la plastilina –preferiblemente la amarilla y la fucsia de
Jovi que Cigoto es un comedor compulsivo pero sibarita-, los corazones de
gomaeva –preferiblemente con purpurina- o los pelos de la Barbie Mariposa de la hermana.
Aunque el bocado más delicioso son las plastas peluseras de las zapatillas. Le
vuelven loco. E igual le da la vuelta y lame como si no hubiera un mañana, que
con sus minidedos regordetes va despegando pelusillas a pellizcos y
metiéndoselas en la boca moviendo mucho los labios y con los ojos en blanco del
gusto.
Cigoto no quiere carro, ni quiere parque. Cigoto finge que
quiere brazos, pero en cuanto lo coges te trepa por el cuello, te tira de los
pelos o de las orejas o hasta de las pestañas y se pone cabeza abajo hasta que
lo dejas en el suelo, que es lo que en realidad quiere, para gatear
compulsivamente y con la violencia de la niña del Exorcista, pegando unas
palmadas en el suelo, que un día de estos se va a quedar con las palmas en
carne viva o, peor, se le van a salir disparados los dedos, con el miedo que me
dan a mi los desmembramientos.
Y por supuesto no gatea como un niño normal. Cigoto se mete
debajo de la mesa a darse una serie de cabezazos en cadena, a rebuscar tornillos
en los bajos de la silla o cualquier cosa peligrosa que pueda echarse a la
boca, que a él, como a Calleja, lo que le gusta es el riesgo máximo. O encajar
la cabeza en los diez centímetros que hay entre el mueble y la televisión para
tratar de alcanzar la clavija del teléfono y arrancarla de cuajo o chuparla o
meterle un par de ceras dentro para ver si explota o algo.
Y así estamos todos, al borde de la muerte por agotamiento.
El pater sonámbulo, sobreviviendo con el piloto autómatico como los presos de
guerra, y yo con los nervios como Mila Ximénez, loca nivel ‘un día voy a salir
a la calle en camisón y con una recortada y la vamos a liar’. Hasta la
pelirroja se está ‘jartando del helmano’ porque claro la criatura no sólo tiene
que aguantar sus gritos y sus histerias, también ve a su Barbie con el pelo
ralo y sufre. Cómo no va a sufrir.
Y todo esto se lo contaba a una amiga el otro día con cara
de loca y ojos desencajados frente a la barra de la cocina mientras Cigoto se
entretenía en la alacena con las botellas de coca cola.
Y quejándome estaba cuando veo que empieza a aplaudir
enérgicamente y que el odiado suelo de Pizarra está sospechosamente brillante.
Yo no quería acercarme a ver porque eso es como cuando las
rubias en camisón de las películas oyen un ruido y van con la linterna y tú
dices ‘no vayas, mujer, no ves que está la niña muerta esperándote o el
violador de cara deforme o ambas cosas’. Y luego, una piensa, claro, es que la
criatura no escucha la música de terror que nosotros sí escuchamos y no se
imagina lo que se le viene encima.
Bueno, pues yo sí escuchaba la música tenebrosa. Y bien
alta. Y más que subió cuando vi que Cigoto con su habilidad para hacer el mal, había
logrado desenroscar el tapón de la garrafa de aceite y ahora estaba chapoteando
sobre aproximadamente tres litros y medio de virgen extra variedad picual.
Tres toallas, una escoba, dos mochos y una fregada de
rodillas al estilo criada de Downton Abbey, después, aún nos partimos la crisma
cuando pisamos la cocina.
Eso sí, el suelo ha cogido un brillo precioso.
Jajajajajajajja. ¿En serio es tan bicho? Con la carita de bueno que tiene, que parece un niño de anuncio. Al final, este te va a dar más guerra que la pelirroja, que a su lado, parece una santa, jajajajaja.
ResponderEliminarPero sea como sea, me ha encantado esta aventura describiendo a Cigoto. Aunque lo del aceite... telita con el aceite... Jajajajaja. Pero bueno, mejor eso que los tornillos de debajo de las sillas y las mesas, ¿no? Y lo brillante que te ha quedado el suelo?? Eh? Eh?
Muchos besos y muuucha paciencia :)
Madre del amor hermoso... es lo peor que he oído en mucho tiempo! Y yo digo que los mios no paran... Estibaliz
ResponderEliminarMenudo es cigoto!! yo por eso no me arriesgo a ir a por otro!! que bastante tengo ya con la Mollete!! va a hacer buena a la pelirroja!! mucho ánimo! !
ResponderEliminarHay que ver! Cigoto el rebelde. Claro que tiene buena profesora y lleva un añito prácticamente de buen alumno. El miércoles es su cumple verdad?? Vas a celebrarlo? Le vas a hacer una tarta gigante con muchas velas para que sople la pelirroja?? Que biennnnn!!! El bebé se va haciendo mayor!! Eso es bueno, cuanto más mayores, más se entretienen viendo Pocoyó, Dora y Peppa Pig :-D
ResponderEliminarJajajajaja, pobrecita, con lo caro que está el aceite, tú...
ResponderEliminarUn beso
Sonsoles
Jajajajajaja. Lo de comerme las pelusas también lo hacía yo pero lo de Cigoto ya es nivel profesional. oye. Besotes!!!!
ResponderEliminarMadre mía, ese niño es diabólico, vaya que sí.....me consuela saber que el mío es cabroncete pero los hay peores jajaja la verdad que con el tiempo de Cigoto era bastante bueno, ahora ha aprendido algunos trucos para sacarme de quicio y hacerme parecer una madre histérica y maléfica
ResponderEliminarPues mira, me lo voy a anotar, que acabo de poner pizarra en el suelo del piso. ¿Y qué variedad de oliva dices que es?
ResponderEliminarEn serio, te acompaño en el sentimiento. "Niño de alta demanda" lo llaman ahora. Lo que se dice un niño de la piel del diablo de toda la vida.
Menudo elemento está hecho, con lo chico que es... Esa afición por los enchufes es mal asunto, conozco un caso de un niño que metió los dedos en uno y del calambrazo perdió hasta el habla una temporada, así que cuidadín cobro peque. Un besote
ResponderEliminar¿Sabes el refrán "otros vendrán y buena me harán"? Pues eso está pensando ahora Violeta.
ResponderEliminar¡Besitos!
Mujer, por lo menos se le pondrá la piel suave y nutrida... jajaja, qué bichejo.
ResponderEliminarLlega el tiempo de no poder quitarle ojo de encima ni un segundo. Y por lo del sueño no desesperes demasiado, a los 3 años ya tienen el hábito del sueño hecho. Pero pensando que te quedan dos años aun... ¡madredelamorhermoso!
Pero hay que reconocer una cosa: lo que se rie una con un niño bichillo y travieso no se ríe con uno tranquilote. Y por lo que se ve te vas a reir muuuuucho, jajaja.
¡Besos!
Hola Flor!!! jajjajjajjjaj.... se ve que cigoto va creciendo y esas ansias por descubrir nuevos sabores, nuevos mundos y etc...., a quien habrá salido????? jajjajaj, esto promete ( me estoy frotando las manos ), pero que mala soy jajjajjj, lo has descrito tan bien que imposible no imaginar la escena, sobre todo la parte aceite jajjajj. Algunos recuerdos me has sacado, el churumbel pequeño era un no parar y si lo hago es por que la cosa lo requiere, yo siempre tenía que ir al baño en sus minutos off y eran tan pocos, menos mal que las noches las hacía completas pero mi vejiga tantas horas .....vamos, que no aguantaba yo. Pasó de siestas diurnas también, lo suyo era todo para mi boca, todo para mis manos....La cosa ha mejorado bastante, no como para tumbarse y olé, pero ahora consigo cinco minutos, vale a veces son cuatro. La de los churumbeles. A por la semana !!!
ResponderEliminarJajajaja, madre mía!! Qué ciclón!!
ResponderEliminarUy, Uy,...este cigoto me recuerda vivamente a mi mayor, que también consiguió abrirme un garrafón de aceite con nueve meses...e hizo la croqueta por toda la cocina, y más, muchas más trastadas como esas...y lo peor de todo, es que luego me metí en la segunda y acabé con el tercero en casa, no estoy yo loca ni ná!!!!
ResponderEliminarQue conste que este es el nombre de mi hijo, el susodicho del aceite, que ya me ha vuelto a coger el ordenador...que soy Montse Medina!!! Me lo tocan todo!!
EliminarBuffffff! A mi los tres me han salido del estilo; se llevan año y medio cada uno y yo trabajo en turno de mañanas y noches.... Sólo puedo desearte mucho ánimo! Agotada nooo, lo siguiente he acabado.... Pero todo pasa y el esfuerzo merece la pena. Nosotras podemos con todo!
ResponderEliminarHola! me está encantado tu blog y las historias con tus dos cachorros! jajaja que arte!
ResponderEliminarYo he empezado con el mío hace tan solo un par de días y me encantaría que pasases a dar un paseo.
Un besito!
Acabo de descubrir tu blog y me ha encantado¡¡¡¡ Yo a veces añoro todo ese trajin, aunque ahora tengo trajines de otros tipos claro, con los hijos es un no parar.
ResponderEliminarSaludos¡¡
Pues yo pensaba que el mío era el único pero ya veo que no: un consejo aléjalo del cubo de la fregona el mío con 9 meses lo tiro lleno de agua y el muy ... chapoteándose y riéndose y yo histérica porque el agua me llegó al pasillo.
ResponderEliminarbueno...yo también de pequeña derramé aceite, pero un bidón entero que tenían mis padres en el soberao de casa, de eso hace ya cerca de cuarenta años!!!y cada año me lo recuerdan, pobre cigoto..jajaja. Ya veo que es un diablillo peor que su hermana, claro, buena maestra ha tenido. Pero son unos diablillos preciosos que te tienen a ti y al pater babeando todo el día, a que sí?
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