La falsa madre perfecta se escandaliza cuando oye bromear
sobre el malvivir maternal y dice cosas del tipo ‘No entiendo cómo se puede
hablar así, si cuidar de un hijo es lo más gratificante del mundo’ mientras con
una mano pide cita a la manicura y con la otra llama a su madre –que ya está
planeando huir a El Salvador donde no hay extradición- para que se quede con el nene.
Otra vez.
La falsa madre perfecta no entiende que las otras madres se
quejen del cansancio maternal y lo critica abiertamente, alegando que no hay
nada más hermoso en este mundo que dedicar tu vida a criar a tu hijo, omitiendo
eso sí que esta regla no cuenta para los fines de semana, cuando las pobres abuelas
–con los ojitos vueltos del revés y la tensión más alta que la prima de riesgo-
se turnan de viernes a domingo, para quedarse con la errante criatura, mientras
ella y el padre se relajan del estrés semanal. Ni tampoco cuando llegan las
vacaciones, que en lugar de irse en pandilla como la familia Trapp a arruinar
la paz de algún hotel cercano y de los otros huéspedes, con manguitos,
flotadores, toallas, pistolas de agua y cremas de alta protección llenando mil
maletas –que ríete tú de los integrantes de la Operación Paso del
Estrecho- y con pataletas, amenazas y gritos, muchos gritos infantiles
desestabilizadores, se decanta por una quincena en el Caribe, mientras el nene
se queda en casa al cuidado de algún familiar –la abuela no porque se ha olido
la tostá y ha huido con el Imserso, que más vale pasar calor en Estepa que una
quincena de madre postiza, otra vez- mientras ella se pone morena en la hamaca
y toma cócteles de ron, pero sufriendo, sufriendo mucho la ausencia de su pequeño, tanto, que ha de pedir
otro piña colada para mitigar el dolor.
La falsa madre perfecta presume de no tener estrés, ni
ojeras, ni ataques de bipolaridad, probablemente porque no toca a su hijo ni
con un palo, porque amor, mucho, mucho, pero a ver si amplían el horario de las
extraescolares y así puede ir a clase de Pilates, después de la de Body Combat,
quiero decir, que hay que preparar palmito para el verano y una madre bella es
una madre feliz, o al menos, eso decían en el Cosmopolitan.
La falsa madre perfecta, que además suele tener ayuda en
casa, suele ir monísima a la calle, con su pelo planchado, su conjunto
impecable y sus cejas perfectamente depiladas, que arquea con desdén cuando ve
llegar a su amiga, que aparece como recién llegada de la guerra de Afganistán,
con cara de desquiciada tras otra nueva noche en vela porque al peque le han
vuelto a salir placas en la garganta y el mayor tenía miedo porque había visto
los Mundos de Coraline y se había
quedado traumatizado con los ojos recosidos -que sí, que no es una película para
niños, pero ella vio dibujos y le cegó la ilusión de una hora y media de silencio
y se dejó llevar-, que así lleva una semana o más sin dormir, que no tiene
tiempo de ir a la peluquería y de tantas raíces, las mechas se le han vuelto
californianas y ni se acuerda de la última noche de fiesta que se pegó –cree
recordar que bailó el Aserejé- y juraría que las últimas vacaciones en solitario
fueron las de la Luna
de Miel, pero que sí, que es una mala madre o una madre desnaturalizada porque
no deja de quejarse… con lo bien que lo llevan otras.
(Nivel de identificación personal con la falsa madre perfecta: 0 sobre 10)
Nota aclaratoria: Lo que define a la falsa madre perfecta no es que 'abandone' a la prole cada vez que tenga ocasión (ésa sería la madre no madre, de la que aún no hemos hablado), lo que la define es que, haciéndolo, se jacta de ser una madre perfecta -sin estrés, sin ojeras, sin bipolaridad y amantísima- y además critica a las madres que se quejan de agotamiento, mientras ella vive rodeada de un séquito de ayudantes y de clases extraescolares que le dan el tiempo y el relax necesario para ser persona y así la maternidad no agota, no tanto al menos.
Repetimos:
Cada lunes, un nuevo modelo de madre en ‘Madre sí hay
más que una’. Entendemos que son tipos muy puristas y que más de una podéis
picar de varios a la vez, pero de cualquier manera, hagamos autocrítica y
encasillémonos, será divertido!! Los que no seáis madres podéis encasillar a
las vuestras, a vuestras hermanas, a vuestras amigas o a vuestras mujeres… que
todo sea crítiqueo y algarabía. Eso sí, que conste que desde ‘Hija no hay más
que una’ no queremos juzgar a ningún prototipo de madre, o no mucho al menos,
así que, por favor, que nadie se ofenda que nos va a tocar a todas… pero
entretanto, a divertirse!