Nunca me han gustado los pitos, qué quieres que te diga. Con
tantas cosas que hay que ir levantando y apartando cuando cambias el pañal de
una gigantocaca y mucho menos con el drama de tirar para arriba y para abajo
que me dice la pediatra que tengo que hacer para que no tenga fimosis ¿pero qué
invento es éste? ¿No hay una pastilla o un algo que se haga solo? Muy mal todo.
Y encima como yo no me acostumbro al asunto, al pobre
hermanísimo he estado a punto de caparlo unas pocas de veces como cuando le
subo los vaqueros nivel Samantha Fox o me lo encasqueto en la cadera cual
gitana canastera y hago peligrar su hombría a base de caderazos.
Sin embargo de un tiempo a esta parte, estoy redescubriendo
el mundo del pito como un mundo lleno de comodidades maternales inéditas hasta
el momento, que me están haciendo replantearme el asunto muy seriamente. Y es
que después de meses obligando a sentarse al pequeño pelirrojo para hacer pis,
el otro día en una urgencia que tuvimos que volver a entrar al colegio porque casi
se hacía encima, me aventuré a en lugar de cogerlo como una gimnasta del circo
del sol o un recién casado a la novia pero con el culo en pompa y las piernas
semiabiertas para que pueda hacer pis pero no tocar el váter, en plan
performance imposible, probé a dejarlo de pie y que hiciera pis como un mayor
sin vértebras rotas ni amago de lumbago y, fíjate, un éxito memorable.
Desde entonces en casi todos los servicios voy de guays y de
madre de mundo y hacemos pipí ‘desde el pito’ que es como hemos venido a
denominar esta nueva técnica que celebramos como si acabáramos de descubrirla nosotros
y la voy contando por ahí como si las demás madres fueran tan majaras como yo.
- Pero, entonces ¿tú cómo lo ponías? ¿siempre lo sentabas? –
y yo las miro con cierta inquina porque nadie ni siquiera el páter me había
animado a que lo pusiera así, que yo pensaba que hasta los 5 años o así no lo hacían de
pie. Qué sinvergoncerío.
- Y tú no sabes lo mejor, me dijo una amiga- cuando estás en
una bulla de gente en plan Semana Santa un Jueves Santo en Málaga y al niño le
entra la urgencia, coges un botellín de agua y que haga dentro, luego lo echas
en una papelera y a volar.
Y entonces rememoré las carreras con la niña empujando a la
gente para encontrar un bar con servicio y no mucha cola para que pudiera hacer
pis antes de que fuera demasiado tarde… y ahora todo arreglado con una
botellita de agua vacía y una papelera… Que a ver, que un poco cochino sí que
es, pero a mí me suena a gloria bendita.
Así que ahora me he hecho fan del pito. Pero fan muy fan.
Vamos que no hay color con las contorsiones que tenía que hacer con la
pelirroja o el reguero de papel higiénico para que se siente todavía hoy, antes
de que haga en cuclillas y tengamos lluvia dorada en los leotardos... Con el hermanísimo
todo es maravilla. Y el lumbago me ha mejorado una barbaridad.
Eso sí, ahora, conocedor de sus superpoderes, el pelirrojo quiere
hacer pis desde el pito él sólo y ya esta mañana me ha bañado la mitad de los
azulejos en plan aspersor de jardín miccionador y me he visto obligada a tirar
de guantes y estropajo. Vamos, que siempre hay letra pequeña. Qué sinvivir.
Jajaja yo como tengo dos chicos entre antes en ese mundo,lo de la botella me suena Y lo de los azulejos también....mundo cruel
ResponderEliminarLo de la botella lo sé gracias a ti!! jajjaja
EliminarMuy bueno, para no parar de reír. Eres lo más!!.Quieres creer que tengo dos pitos dependientes en casa y nunca me había parado a pensar así jajajaja. Y vuelvo a decir: No sabías lo de dejarlos de pie??!! Claro que, tiene sus contras, limpiar el baño cada dos por tres, porque a ellos les da mucho asco su pis. Y tengo que entender que a veces, bastante a menudo, el pito se le descontrola y no es capaz de acertar dentro. Trabajo me costó hacer que levantaran las dos tapas. Y ahora el mayor que ya podía controlar me dice que al crecer y de tanta altura a veces no atina. Y yo digo que para los hombres ya podían implantar clases obligatorias de puntería. La de los churumbeles.
ResponderEliminarSí, por favor!! jajjaa
EliminarYo siempre he envidiado a los hombres por esa capacidad de hacer pis donde se tercie. Qué fácil lo tienen... Besotes!!!
ResponderEliminarFíjate que yo no le daba importancia... pero ahora lo veo muy claro!!
EliminarSi viene el segundo (velas a Santa Rita, la de las causas imposibles) quiero que sea niño... ya no tanto por aquello de "la parejita" o, como el post de hoy, por las facilidades fisiológicas, sino para que el costillo se me implique... que cada vez que la nena quiere ir al pis o a la piscina me mira cono ojos de cordero degollao diciéndome"¿cómo voy a meter a una niña en el baño de hombres?". Así, si nos sale un mini-yo masculino, que se encargue el menda de los pañales, que yo del pito... pasopalabra.
ResponderEliminarJajajja, yo dejo al pater encargado de los movimientos antifimosis... Yo me niego!! jajaja
EliminarLloro de la risa....es verdad todo lo que cuentas....yo tengo dos nenas y el peque es nene...seguimos haciendo maniobras kamikazes con las niñas y ya me ansío con el enano a ver si mea de pie...pero de momento estamos en fase caca en el wc y caca con el pito q dice el...angelito con casi dos años x lo menos ya intenta y consigue hacerlo en el orinal....siempre sentado en el orinal....he llorado de la risa con la ducha matutina de los azulejos...sigue así.mil besos
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