Al hermanísimo me lo pelan. Cada dos por tres. En secreto,
con nocturnidad y alevosía y sin que nadie reconozca la autoría de los hechos,
aprovechándose de esta falta de cordura y de lucidez que arrastro desde el primer
predictor que hace que no me dé cuenta ni de qué en día vivo. O eso creen los
malos. Que yo con mis ojeras y mi mala cara a veces tengo un arranque de
lucidez y así como quien no quiere la cosa, lo mismo te recito la Canción del Pirata de
Espronceda que me arranco con una disertación barata sobre macroeconomía que más quisieran los polemistas de Tele5.
Y un día de esos buenos me di cuenta. Cómo no iba a darme
cuenta si el niño estaba un día con su pelo a lo nuevas generaciones del PP y a
los pocos días era Jane Wyman en Belinda, con un miniflequillo para arrancarse
los ojos de las cuencas y unas bolas de tirabuzones detrás de las orejas, que
hasta el pater que me toma por loca la mitad del tiempo también se coscó del
asunto. Y tampoco había rastro del cogote de chusmi de los ochenta que se le
quedaba tras la ducha en plan Tijeritas suburbial. No había duda. El ultraje se
había producido.
Primero pensé que podría tratarse de algún fabricante de
pelucas loco por el cobrizo raruno del aspirante, que agazapado en cualquier
esquina, tijeras en mano le arrancaba dos o tres tirabuzones por mes para ir
preparando el cardado para una señora del barrio de Salamanca, pero no nos
engañemos, Cigoto ha heredado el pelo-rata de su madre y con eso no se puede
hacer más que un postizo y de los chinos. Teoría descartada. Luego pensé que se
tratase de algún malhechor que quisiera dos manojos de pelo por semana para
hacernos un conjuro, lo que sería una teoría válida teniendo en cuenta el poder
del mal que tiene poseído al benjamín de la casa, que lo mismo te trepa por la
estantería Billy y se come tres hojas centrales del Julio César de Shakespeare
que se mete en el armario a embadurnarme las paredes con crema nivea de lata. O
incluso podría tratarse del afán peluquero de la pelirroja que me deja calva a
tirones cada vez que me suplica hacerme una trenza de espiga y que igual se
había venido arriba y ahora quería darle movimiento a la maltrecha melena del
hermanísimo con las tijeras de la Princesa Sofía llenas de pegamento. Pero luego
recordé lo poco constante que es la nena y seguro que al primer mechón ya se
habría aburrido y si no, lo gritos de Cigoto, que no la tolera, hubieran hecho
saltar las alarmas.
Así que tras atar cabos y reunir pesquisas sólo quedaron dos
sospechosas. Las de siempre. Las abuelas. Cierto es que este tipo de fechorías
son más propias de la mamma, pero la mamma no se corta en reconocerlo y encima
en regañarme porque no lo haya hecho yo antes, así que quedó descartada desde
el momento en que no solo lo negó sino que se puso morada de la risa porque
efectivamente el niño se parecía a Belinda. Eso sí me dijo que igual había sido
el pater que temeroso no se atrevía a contarme la verdad ante el resultado
catastrófico.
La segunda sospechosa fue la suegra, de cuya casa ha venido
las dos veces en las que le ha encogido el pelo a la criatura pero la mujer
también lo niega y teniendo en cuenta su prudencia tampoco me pega, eso sí, ha
aventurado a decir que igual son las de guardería, yo creo que para que corra
el bulto aunque bien pensado igual que tienen psicóloga a lo mejor tienen
estilista. A saber. La cuestión es que los personajes de este cluedo que nos
hemos montado son cada vez más numerosos y no hay manera de dar con la solución
al misterio.
De momento la versión que más nos convence es la que ha dado
la pelirroja y que achaca el nuevo look de Cigoto a la existencia de algún
mecanismo en su cuerpo que le hace crecer o decrecer el pelo como su barbie de
los chinos o la terrorífica muñeca Rosaura que tenía mi hermana y que tenía una
tuerca en la espalda con la que las coletas salían y entraban de la cabeza como
por arte de magia para asombro y admiración de todas las amigas. Y lo veo.
Pero claro, ya puestos a la nena se le ha ocurrido que si finalmente el niño tiene la tuerca la podemos girar sin descanso hasta que le saquemos una melena como la de Rapunzel ‘zuperlarguízima’. Y sólo de pensar en cepillarle la maraña de pelos después del baño, he hiperventilado de mala manera. Así que he decidido autoinculparme del pelado de Belinda y acabar con esto, no vaya a ser que al final le encontremos la dichosa tuerca y me vea haciéndole los moños italianos para llevarlo a la guardería, con la de cosas que tengo yo que hacer.
Jajajajajaja
ResponderEliminarMe ha encantado lo de la melena zuperlarguizima.
Besos
Jajjaja, sólo me faltaba eso!
EliminarJajaja, eso ha sido tu suegra que se ha leído el libro y está pensando cambiar de modalidad suegril.
ResponderEliminarQue por cierto ya me pareció irónico que estuviese en la sección de tiempo libre, si yo lo perdí tras ser madre igual que a mi talla de pantalones .
Decidí comprarlo porque ya que podemis leerte gratuitamente cada lunes qué menos que comprar tu libro ( y ya de paso buscar en él a mi suegra y a mi madre jajajaja, están calcadas)
Eso sí, decirte que lo he conseguido leer y que me he reído, enfadado y como no, emocionado con las suegras. Y tu foto!? Tienes a mi hijo que cada vez que me veía con el libro tenía queenseñársela y el tío venga a señalar las gafas de sol y ha decir en bucle " la nenaaa" Vamos que hasta a él le pareció imposible que tengas dos hijos ( y pelirrojos nivel premium ).
Un beso enorme.
Peor en Coruña, que está en la sección de autoayuda... ja, ja....
Eliminar1.- Seguro que sí. Las suegras mutan!
Eliminar2.- Gracias por lo de libro!!! Me hace mucha ilu que te gustara...
3.- En serio?? Pero si tengo cara de china hepática!!! jajajaj
4.- Tiempo libre?? jajaja Muero!!
Cristina, en Málaga también está en autoayuda!! Cómo si yo pudiera ayudar a alguien!! jajajjajajja
EliminarVaya misterio!! Me ha encantado todo, sobre todo tu comentario sobre la muñeca Rosaura, yo también la he visto siempre un poco raruna.
ResponderEliminarMe compré tu libro en la feria del libro de mi instituto, qué ilusión me hizo. Y ahora por la noche despierto con mis risas a mi marido, jejeje.
Qué ilu!!! Me alegra que te haga reír! Si te animas mándame selfie con el a elsuegrismo@gmail.com
EliminarPD. La Rosaura daba terror!
Jajajjjajaj....muy bueno, buenísimooooo!!!!! Me encantan estos misterios jajaajja, me quedo con la versión de la pelirroja, no podía ser menos, la tuerca mola y mucho, las abuelas no suelen mentir, creo, así que ya te veo con los moños, ya nos contarás. La de los churumbeles. Pd- yo quiero una tuerca de esas!!!
ResponderEliminarHa sido la suegraaaaaaaaaaaaaaa!!! Está claro, no, lo siguiente!!! No lo admitirá nunca y tu no te puedes pelear con ella por esto porque no hay pruebas. Pero tenlo claro, a tu suegra no le gusta el pelo del pelirrojo y ha decidido retocárselo "un poquito".
ResponderEliminarAyyyyyyyyyyy, el suegrismo....... Que peligro tienen!!
Mi madre también quiere arremeter contra la melenaza (4 pelos largos y dispares) de mi bichilla. De momento se contiene, bajo amenaza, pero se que como me descuide me la acicalará a traición.
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