lunes, 1 de junio de 2015

El Ratoncito Pérez y otras maneras de morir



La vida está llena de complicaciones para los padres, imagino que para castigarnos por traer al mundo niños gritones que arruinan la paz de los demás, como ayer en la playa, que a una guiri que leía feliz en su hamaca casi le da un ictus cuando nos vio aparecer con los pelirrojos y dos millones de trastos e instalarnos a su lado a darle el día, con lo contenta que estaba. Indudablemente, y teniendo en cuenta que se comió de tres a cuatro palazos de arena, merecíamos un correctivo.  Como siempre.
  
Nosotros complicaciones tenemos muchas porque llevamos una vida muy mala de estreses variados y porque nos gustan las comedias extremas y los dramas y los aspavientos como si fuéramos una obra de Lorca, así que cuando la pelirroja me mandó un vídeo al trabajo anunciándome que se le movía un diente, me temí lo peor. En breve iba a tener que encarnar al Ratoncito Pérez con lo poco que me gustan a mí lo roedores y la ansiedad tan mala que me da actuar con nocturnidad y alevosía con el corazón al borde del infarto de pensar que me van a pillar. Que es ver una película de ladrones y tener que esconderme en el baño cuando sortean las alarmas y las luces ésas como láseres para hacerse con el diamante más valioso del mundo, así que imaginaros la noche de Reyes, que me tengo que tomar tres tilas antes de inflar el primer globo.

 Bueno, pues ahora además de Papa Noel y Rey Mago también me toca ser Ratoncito Pérez, en una tripolaridad la mar de mala de engaños y subterfugios hacia la prole, de esperar hasta la madrugada para que estén bien dormidos, pegando cabezadas en el sofá como una octogenaria con el cuello estrosaíto, de comprobar que no hay moros en la costa, de colocar los regalos andando de puntillas, de sudor frío en la frente y de ver tu vida pasar delante de tus ojos cada vez que se mueven u osan a darse la vuelta en la cama para dejarte infartada viva.

 La pelirroja como no escatima en esfuerzos para tenerme al borde del colapso decidió que el diente se le caería en festivo y de noche, para que no pudiéramos preparar nada, que a ver que no es que fuera a hacerle una recepción oficial al ratón pero qué menos que un sosiego y un pensar y un planear el asunto que era el primer diente y eso no es tema baladí.

Pero no, la niña decidió que un domingo a las nueve era el mejor día, así que la opción regalito estaba descartada y casi mejor porque yo soy una mujer de tradiciones y lo de las monedas me molaba más, pero claro, la idea era ponerle junto a cuatro o cinco euros, algunas chuches o algo para animarle el cotarro que yo por un incisivo muero. Así que una vez que la dormí hiperexcitada y con su ratón de fieltro con bolsillo atesorando el diente, me tocó tirarme a las calles con los ojos hundidos en la nuca de agotamiento extremo, a buscar un chino o un algo donde conseguir unas cuantas gominolas o piruletas o un paquete de Orbyt de eucalipto que el nivel iba bajando a medida que las pupilas se me empequeñecían.
  
Y lo logré, pero cuando llegué a la casa descubrimos que no teníamos apenas monedas, nada más que de las puercas y como la niña, que ya sabe de euros porque la seño lleva un mes trabajando con el asunto, se encontrara cuarenta céntimos debajo de la almohada no sólo me los tiraba a la cara sino que denunciaba al roedor a la Asociación de Consumidores por esta venta ilegal por debajo de los precios de mercado.
  
Total, que ante la idea de tener que volver a bajar en busca de cambio o de que bajara el pater y quedarme con el pelirrojo y la preparación de la pantomima a solas, optamos por dejarle un billete de 20 euracos, igual con suerte a la mañana siguiente le podríamos dar el cambiazo por uno de cinco una vez que lo metiera en la hucha. Como veis somos padres súper responsables y buena gente.
 
El proceso fue duro. Porque si hacer de Reyes es complicado, hacer de Ratoncito Pérez y tener que meter la mano debajo de la almohada entre los tirabuzones pelirrojos es de nota. Luego tienes que meter el dinero y los caramelos nuevamente bajo la almohada en el mismo sitio, a no ser que justo cuando vayas a hacerlo, la niña te coloque la cabeza en tu zona de acceso así que te toca encalomarte con la espalda fracturada para llegar al otro extremo sin tocarla siquiera, no vayas a despertarla, para que justo entonces pises a la Barbie Costurera y ésta empiece a cantar como una loca mientras la pelirroja se mueve a un lado y al otro y el pelirrojo toca palmas desde el pasillo.
  
Por suerte no se despertó ni por el trasteo ni por la música ni por la bola de caramelos que levantaba la almohada y que imagino que dejó a la niña con las cervicales para el arrastre, pero dadas las prioridades, eso era una mal menor. Daños colaterales lo llaman.

El problema fue que en a las cinco de la mañana mientras maldormía, me acordé de que la pelirroja había colocado queso y galletas para el ratón y me levanté como alma que lleva el diablo para tirarlo antes de que se despertara, que un desprecio así del roedor le hubiera partido el corazón. Pero justo mientras cogía los trozos vi a la niña moverse más de la cuenta y tratar de abrir un ojo con el tiempo justo de meterme en la boca los trozos manoseados de queso y dos restos de galleta y engullirlos como un rumiante antes de que la niña me pillara con la manos en la masa.

Pero no, al final la muy perraca no abrió los ojos y yo me volví a acostar con la sien derecha latiendo y el sentimiento de culpa de haber roto la dieta a caraperro y de una manera tan triste. Como recompensa, la niña no cabía en sí de gozo cuando despertó y vio que el Ratoncito Pérez había llegado y yo, también, de pensar que habíamos superado la prueba con éxito. Eso sí la alegría me duró hasta dos días después cuando a través del móvil del páter me mandó un vídeo al trabajo con cara de psicópata emocionada para anunciarme que ahora se le movía otro diente...

8 comentarios:

  1. Los incisivos se suelen caer bastante seguidos, quizá sería bueno que te pases por el chino a comprar varios regalitos y así no te pilla el toro otra vez. Piensa que son 20 dientes, si le pones regalos muy grandes esperará algo igual de grande cada vez. Tu disfrutalo, que es una época bonita. Es la leche que se traguen esas cosas, bendita inocencia!

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  2. Alaaaaaa pero que gozada, yo estoy deseando que a mi niña se le mueva algún diente!! Y ella también!! Encima de ser la más pequeña (la más joven vaya) de su clase, encima a ver si también va a ser la última en caérsele los dientes, hombre ya!!! Mi pobre chiquitina... que ni atisbo de movimiento dentil tenemos pero en fin... Ya estoy deseando hacer de Ratoncito!! :-)
    De cualquier manera piensa que la primera siempre suele ser la peor (la novatada), así que seguro que esta segunda vez sale todo mucho mejor y más relajado. Que la experiencia es un grado hombre. Y no digamos cuando se le caigan los dientes al pelirrojo, chupao!! Ánimo!!

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  3. Je, je... Yo también he sido ratoncilla Pérez un montón de veces ya, y mi nerviosismo al poner el regalillo y una moneda se va multiplicando por cada niño que tengo.¡ Qué ilusión! Bendito ratón, porque no me quiero imaginar el drama que se produciría en mi casa, con tanta sangre, si no es por el bueno de Pérez... Yo tengo guardado los regalos, dos o tres, por hijo en edad de merecer, para que no me pase precisamente que un domingo o un martes a las diez de la noche, se caiga el diente y se arme el lío. Porque es la ley de Murphy, ya se sabe. Pero yo si he sucumbido al regalo, empecé con coches, luego cajitas de playmobil, un balón o una monster de nueve euros para la niña. He visto que el regalillo les hace más ilusión. Lo que sí hice fue escribirle una carta de parte del Ratón, el primer día que visitó mi casa, diciéndole al hijo mayor que no se moviera tanto, que casi le aplastaba.. Y desde entonces, más fácil. Así que en lugar de debajo de la almohada, que me da algo si tengo que buscar debajo con el riesgo de que abra los ojos, le dejamos el diente en una cajita en la mesilla. Así es más fácil para mi cambiar el diente por un euros dentro de una caja y luego el regalillo en un lugar visible.
    Por cierto, hay unas puertas del ratón Perez graciosísimas, aunque yo no las he puesto. En las librerias. Pero no en la sección de autoayuda... jjjjj...
    Besos

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  4. Y deja que descubra que no existe jajaj drama total... Yo para evitar eso de meter la mano debajo de la almohada la convenci de dejar el diente en una cajita al lado de la cama.. el primer diente para mi fue algo horrible, peor que el parto..por suerte estaba su padre que fue quien lo saco. La hermanita toda impresionada por el llanto me dice "yo no quiero que me arranquen los dientes" :)
    el segundo ya fue mas facil, hay que dejarlo que se caiga practicamente solo...

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  5. Pues a veinte euros por diente te va a salir cara la cosa... Jajajaja. Va a haber que decirle que el primero vale más caro. Besotes!!!

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  6. Joer con el ratoncito perez, a mí me dejaban 20 duros y a correr! De mayor quiero volver a ser niña con dientes de leche!!! :)

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  7. Jajaajajaaj...pero qué arte tienes...,si hasta al ratoncito le sacas punta para tremendo post jajajaja. Así que la pelirroja ha comenzado el proceso de mudar dientes, me da a mí que cada diente va a dar para un post...y diferente. Si es que esto de los dientes, aparte de ser el coñazo madre, bien por andar de noche, bien por que a mí siempre me cogían mas que desprevenida..., es un no parar. Empecé con el mayor a ser la ratoncita pérez perfecta, cuando llegó a las muelas ya estaba yo con carrera, así que luego con el pequeño, la cosa iba más o menos. Hasta que el mayor a grito pelado anunció que había encontrado una caja llena de dientes asquerosos, el pequeño se sumo al hallazgo y yo con cara de sopaboba no sabía por donde salir, pero gracias a ellos, que me explicaron que lo del ratoncito pérez era de bebés, que como todo eran los padres. Ahora cuando al pequeño le cae alguno, respiro tranquila, le pongo un detalle con calma, y ya puestos es él el que lo pone en la caja...de los recuerdos. Si es que ser madre viene cargada de subcontratas de todo tipo, menos mal.La de los churumbeles. A por la semana!! Pd- creo que te he enviado foto, digo creo, por que no estoy segura de que hayan llegado jajajaj.

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  8. Jijijiji me troncho �� muy bueno. Aún me acuerdo del primer diente de mi niña fue estando de vacaciones y comiéndose un trozo de chocolate del contundente, vino como una loca con su diente en la mano y claro como tú bien cuentas empieza el xou ...pero al final lo que cuenta es ver su cara de felicidad.

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