Dentro de esta serie interminable de catastróficas desdichas
de salud de poca gravedad pero de mucho porculeo en la que nos vemos envueltos
de un tiempo a esta parte, hemos venido a parar esta semana en la terrorífica
casilla de la diarrea infernal.
La pelirroja es habitual de resfriados, mocos a gogó, toses
infinitas y bronquitis, pero en temas gastrointestinales éramos vírgenes, así
que cuando la niña empezó a defecar como un mirlo con colitis a cualquier hora
del día o de la noche manchando leotardos, vestidos, pijamas y mobiliario a su
paso, nos quedamos tan estupefactos como preocupados y tan preocupados como
asqueados ante ese festival de caca sin fin.
El pediatra nos dijo que era de la garganta porque nuestro
pediatra suplente –la auténtica imagino que se ha dado de baja por depresión
desde que nos tiene como pacientes- es muy original y le encanta sorprender a
su público. Y nos mandó antibióticos, agua y paciencia y Dalsy, mucho Dalsy.
Así que compramos una cantidad de pañales digna de un
avituallamiento pre guerra nuclear, dimos gracias a Dios por haber retrasado la
operación pañal fuera –sólo nos hubiera faltado tener que enfrentarnos a esto
sin el parapeto de la celulosa, para acabar en el psicólogo- y nos sentamos a
esperar a que saliera todo lo que tuviera que salir y a que llegara un día en
que volviera a salir el sol y la diarrea infinita hubiera terminado.
Pero aquí estamos casi una semana después y la cosa no
mejora. Al parecer, es un virus, o eso me dice ahora el pediatra suplente en la
segunda visita, que ahora me ha dado un jarabe que tampoco parece que sirva
para mucho pero al menos vamos concretando porque el prospecto ya no habla de
anginas sino de cortar diarreas y eso ilusiona. Un poco al menos.
El problema es que como no la podemos llevar a la guardería
pues la tenemos adosada a la cadera día y noche –defecando, siempre defecando- y
claro tenemos que hacer con ella cualquier recado. Así el otro día sin ir más
lejos, tuvimos que ir al notario que no es que yo vaya mucho al notario, pero
me tocaba ir a firmar unas historias y claro, me tuve que llevar al mirlo
conmigo.
Yo no sé si fue cosa del virus o el hecho de que el notario
decidiera llegar con más de hora y media de retraso a la cita –todo un
clásico-, la cuestión es que la pelirroja decidió dar rienda suelta a su
esfínter llenando todo el despacho de su líquido inmundo. Personalmente, creo
que quiso dejar clara su postura ante tal abuso –¿no se conforma con sacarnos
los ojos que encima ha de hacernos esperar media vida?- y dejó aflorar su lado
antisistema más rebelde sobre aquel despacho de terrible decoración castellana.
No os quiero ni contar el espectáculo que dimos en la
notaría -mitad finjo que no ha pasado nada, mitad gasto dos paquetes de
toallitas en limpiar el suelo-, aunque lo cierto es que dada mi creciente
mala uva por la tardanza, la humillación fue menor, aunque no mucho menor, la
verdad.
Y, bueno, también hemos tenido diarrea en el Mercadona, en
restaurantes, en plena calle y en el tortuoso Torneo de Fútbol del primo -que
sin duda merece un capítulo aparte- y por supuesto en la cama, que ya no gana
una para amoníaco ni para fundas. Qué malvivir y qué asco más malo.
Lo peor del asunto es que el sábado vinieron a cenar a casa
unos amigos con sus respectivos churumbeles y dado el dudoso carácter generoso
de la pelirroja que se niega a prestar su Moto Feber pero sí a compartir virus,
acabamos con un ¡diarrea para todos! Y así vamos, con medio mundo
maldiciéndonos por el contagio masivo y el otro medio sufriendo los estragos de
la diarrea sin fin que todo lo abarca y todo lo espurrea.
No recuerdo la de montón de pañales que cambié, la de bodis, pijamas y sábanas que cambié…Porque tenedor no se conforma con una cosa..si lo hace, a lo grande y te regala los vómitos que sean necesarios...(la mayoría acaban encima de mí...debo tener un imán), qué bonita la maternidad..
ResponderEliminarÄNIMO, que en algún momento para, :)
Ay, qué trajín! Yo creo que prefiero los resfriados que son más normalitos, jejejje
EliminarEl tema diarrea y gastroenteritis es realmente duro y complejo, yo el primer años del peque me pille dos de estas últimas que me dejaron literalmente tirada en la cama, hubiera proferido hacerlo en el WC, para ahorrar viajes, pero no fue posible...
ResponderEliminarjajajjajaj, yo he tenido suerte!! El pater ha pillado algo de refilón, pero de momento yo sigo sana. Debe de ser cosa del Actimel, jajajja... Y espero que siga así porque para mí, vomitar es LO PEOR del mundo!!!
EliminarVaya odisea!!
ResponderEliminarEntonces por una vez ha acertado un pediatra, es un virus! jajaja
Bueno, a la segunda. La primera vez dijo que era de la garganta. Perdón?
EliminarYo he tenido suerte y los míos no son muy de fiesta de la caca, son más de fiesta del vómito y del moco, esas sí, no se pierden una...
ResponderEliminarÁnimo y piensa que día que pasa, día menos que queda...
Uy, pues yo la del vómito no sé... tampoco me emociona, no? Ésta sólo ha sido de mocos, pero ahora debe de ser que está experimentando... AYYYY
Eliminaryo con los míos no he pasado nunca por eso,los dos han salido antivirus y mira que en el cole están cada dos por tres.Entiendo que debe ser muy latoso y el mal cuerpo que te tiene que quedar... suerte
ResponderEliminarQué suerte!! La mía desde que está en la guarde no para!!!
EliminarYa sé que voy a ser pesada y redundante... en vez de tanto actimel porqué no le das kefir??? aparte de ser gratis es más natural y ahora con la diarrea un kefir astringente de mínimo 48h le vendría fenomeno.
ResponderEliminarOtra cosa que me daba mi madre de peque (pero no sé si lo podréis conseguir, depende de donde vivas...) son las semillas de jara mezcladas con yogurt natural... mano de santo.
Espero que se le pase pronto. Si quieres más información sobre el kefir solo dilo. Besitos.
No, el Actimel lo tomo yo. Ella pasa. Eso dónde se compra?
EliminarJAJAJAJAAJA ,VIVA LA MATERNIDAD IDEALIZADA
ResponderEliminarjajajjajajjaja... Una buena dosis de realidad!!
EliminarAyyyy. Casi me da algo... Qué admiración despertáis en mí las madres. Qué admiración... Besos.
ResponderEliminarSi es que no nos queda otra!! jajjaa
EliminarYo, con la última gastroenteritis de mi peque, acabe en el hospital al borde de una desidratación, después de pasar toda la noche visitando a roca.Me metierón un chute de suero y cosas varias por vena que sales de allí medio bien.En fin, no quiero ni acordarme,tocaré madera para que mi rubito no pille otra.Un besito Flor.
ResponderEliminarUy, pobre! Yo, de momento, me he librado!
EliminarTampoco es para tanto. El niño no ha faltado un solo día a la guardería. Sin pañales y un poco suelto, pero lo aguanta bastante bien.... y aunque con diarrea, su nivel de energía no ha bajado ni un 1%.
ResponderEliminar¿ Donde estará el zapato perdido ?
No, el nivel de energía no baja a menos que contraigan el ébola... Pero tanto cambio de pañal sí baja el mío! jajjaja
EliminarLo del zapato es un misterio... Quién sabe puede que algún día dentro de muchos, muchos años aparezca en algún recóndito lugar... La de cosas
las diarrea son asquerosa pero los pobres se quedan hechos un trapillo y lo pasan mal.Lo "mejor"es que toda la familia acaba con diarrea y ya se sabe mal de muchos...
ResponderEliminarjajajajajaja...hacía tiempo que no me reía a carcajadas...jajaja...gracias!!!!
ResponderEliminar