Ir de Primera Comunión siempre es una alegría,
principalmente para el homenajeado y su terrible traje de almirante almidonado
y, cómo no, para sus padres que por fin
ven consumados los meses de arduos preparativos, compras, pruebas, negociaciones,
caterings, ensayos y canciones eclesiásticas.
A mí, personalmente siempre me gustaron este tipo de
celebraciones, a ver no son como las bodas donde hay baile y barra libre
–discúlpenme pero una ya está mayor y va a una boda como quien iba un after en
su juventud, dispuesta a darlo todo-, pero tienen su aquél con su misa
cantarina, sus niños repeinados y nerviosos, sus mamás orgullosas, sus
familiares parloteando en los bancos de la iglesia y los amigos que esperan en
la puerta con la excusa de sacar a los peques para que no enturbien la armonía
del sacramento o echarse el cigarrito más largo del mundo.
Todo eso se cumplió, como no podía ser de otra manera, en la Primera Comunión del primo de
la pelirroja a la que asistimos el pasado domingo –que también nació pelirrojo como
la nena pero que con los años desertó y decantó por el rubio ceniza- menos lo
del traje de almirante porque mi cuñada es muy sensata para estas cosas y optó
por ponerle un pantalón y una americana de toda la vida –que uno no puede ir a
recibir el cuerpo de Cristo como quien va a una batalla naval o a un concierto
de Loco Mía, que eso está feísimo- y también hubo barra libre que para eso mi
cuñada es catadora de whisky en sus ratos libres y siempre ha sido de llevarse
el trabajo a casa.
Pero para trabajo el que le (nos) dio la Comunión, con las
negociaciones con fincas –al final eligieron una bonita casa rural/finca a
tomar viento a la derecha, que tenías que tomarte siete cajas de Biodramina
para no echar la bilis-, las reuniones y presupuestos de caterings variados, el
menú –calórico y delicioso-, la decoración –cuidada y al aire libre-, los
toldos –instalados de una manera digamos que artesanal, pero eficiente, a
excepción de una pequeña rendija por donde entraban los rayos de sol más
cancerígenos del mundo que, por supuesto, se dirigían a mi sitio, sólo a mi
sitio-, las chucherías, piruletas y
galletitas –que me tocó a hacer en casa agazapada como un niño chino
cosebalones a escondidas de la pelirroja- las tartas –exquisitas de la tía Vero
y con la ayuda de la suegra-, el traje de la cuñadísima –que no le llegó hasta
tres minutos antes del gran día-, mi traje –que me lo pedí por Internet y me
llegó de una talla más-, los recordatorios –que perdí en la piscina- y un
sinfín más de cuestiones que la (nos) trajeron loca hasta el mismo día del
evento.
La pelirroja iba emocionada a pesar de estar mala –oh, qué
sorpresa- e iba monísima vestida de rojo de los pies a la cabeza y por una vez
y sin que sirva de precedente, iba bien peinada. Yo iba con mi traje una talla
mayor que ya no me encajaba como yo quería, con las medias incrustadas en la
piel y el pater vestido de romano –léase de traje- sudando como un pollo y con
la pelirroja adosada a la cadera desde el minuto uno y hasta el final de la
velada –probablemente ésta fue la parte más positiva del evento-.
La iglesia fue un infierno de familiares y amigos de los dos
mil niños que hacían la
Comunión, todos espachurrados y atemorizados ante las
amenazas del cura fustigador. El sonido era regular, así que poníamos cara de
estar enternecidos cuando los niños leían o cantaban aunque en realidad no se
entendía ni papa y lo que pasaba era que estábamos a punto de desfallecer de
calor, pero cumplimos, cumplimos como jabatos.
La comida estuvo genial -aunque para llegar a la finca
tuviéramos que recorrer media provincia y luego volverla a recorrer porque nos
perdimos y eso que yo había estado el día anterior- y se prolongó hasta altas
horas de la tarde, cuando la barra libre se fundió con la barbacoa
vespertina-nocturna, porque en mi familia política mola mucho la celebración
agitanada en plan uno sabe cuándo entra pero nunca cuándo sale y así entre
canapé, comida, copa y resaca y otra vez canapé y comida y copa pasamos un día
divertido y fabuloso, eso sí en plena ola de calor, que los niños acabaron en
la piscina –incluida la pelirroja y sus placas en la garganta- y los
jovenzuelos divididos en mesas de hombres y mujeres como en un campamento
religioso de los 60’s, pero que fue una idea genial para conocer gente y para
pasarlo en grande.
Sin duda y a pesar de que volvimos como quien vuelve de un
secuestro de las FARC, lo pasamos la mar de bien, tanto que la pelirroja,
insociable por naturaleza, me dice esta mañana “Mamá luego vamos a la Comunión de Carlitos, ¿a
qué sí?” Y digo yo, ¿por qué no celebramos también la segunda Comunión? Eso sí,
previa ingesta de tres cajas de Pharmaton, gracias.
¡Debísteis pasarlo fenomenal! Éste es el primito dle fútbol ¿no? Qué divertido el post, me he empezadoa reir sin parar desde lo del niño chinbo cosiendo balones y ya no he prado hasta lo de la "segunda comunión",a lo mejor te copian la idea ja, ja. Es que m ehas recordado a mi misma hace poco más de una semana preparando las bolsitas-regalo de los amiguitos de mi hija para el cumple de la susodicha. Yo también me agazapaba donde podía para que ella no me viera!
ResponderEliminarBueno, y la pelirroja seguro que causó sensación en plan "little woman in red". Lo dicho, escribes fenomenal y me encantan tus aventuras-desventuras, un saludo!
Gracias!! jajajjaja... No éste es otro, es que tenemos muchos!!! El del Torneo es el niño de mi hermana sólo tiene 5 años y ayer, precisamente, se partió un brazo. La mar de bien, jajajja... El de la Comunión es el niño del hermano del pater... que de las nuevas generaciones es el único que nació pelirrojo, aunque ya lo está dejando, jajja
EliminarAgazapada es poco, qué horror!! La niña es como los zombies de las pelis que como huelan que estás haciendo algo 'interesante' ya no dejan de perseguirte jamás!! jajajja
Pobrecito el sobrinito! Espero que no le dure mucho el cabestrillo!
ResponderEliminarPobrecillo con lo que duele cuando te encajan los huesos, ayy...
EliminarAqui ya pasamos por la primera comunión de una de las princesas, fue el año pasado y la cosa fue muy sencilla, nada de parafernalias, entre la familia más allegada y lo importante que se lo pasen bien ellos, no sus padres .
ResponderEliminarLo cierto es que los peques lo pasan en grande. Allí hubo hasta un grupo de payasos que hacían el idem en la piscina, jajjaja...
EliminarLa que nos espera este sábado en la comunión del primito!!! Vivia mejor en la ignorancia...jejeje
ResponderEliminarBuenisimo post. Buen dia!
www.juandybeatriz.com
jajajjaja, bueno, el resultado final fue positivo aunque llegamos a casa para el arrastre!! Ya nos contarás!!
Eliminarque rollo estas celebraciones aunque luego lo pasas bien. yo al bautizo de la peque sólo fuimos los más allegados pero a la comunión seguro que es diferente, lo bueno es que los niños se lo pasen bien, que es su primera fiesta!
ResponderEliminarBueno, te olvidas de los cumples, que también tienen su aquél!!
Eliminar¿Y qué sería de una buena celebración si no tiene anécdotas que contar? Te hubiese salido un churro de post. "Fue todo perfecto. Temperatura ideal, sonido ideal, vestimenta ideal. Nada reseñable". Un rollo. Jajaja. Besos.
ResponderEliminarPues claro!!
EliminarqUE SUERTE, que bien os lo montais, yo además de ser atea me toca pringar y soportar las aburridisimas comuniones de mi familia política, si fueran como las tuyas me volvia creyento y todo!
ResponderEliminarTeniendo vino... jajajjaja
EliminarEsque nosotras no lo sabemos pero las comuniones son el castigo de jesucristo por todos los pecados que no nos atrevemos a decir en el confesionario... tu no has dicho nunca eso de "hay algunos más pero no me acuerdo"???? lo dicho, Dios está en todos lados y nos castiga con las comuniones....
ResponderEliminarDe todas formas me alegro de que el castigo fuera tan ameno... jejejeje Besitos.
Jajajjajaja
EliminarAy guapa, yo tengo la de mi sobri el día 26, y no me he comprado modelo alguno, es más, vivo casi con la fe ciega de que un día abriré el armario y aparecerá algo que no sólo me quepa, sino que será perfecto y nada visto ni caluroso, jajajajajaja.
ResponderEliminarLlégate a H&M o a Primark, hay cosas muy monas y baratitas!!!
EliminarYo tengo 2 pedazo comuniones seguiditas y además de la faja-pantalón para que el vestido me quede de miedo ya puedo hacerme con un abanico que visto lo visto va a ser una gran inversión.
ResponderEliminarO un ventilador de esos chiquitines y ridículos que vendían cuando yo era peque, jajajja
Eliminargracias cuñada por no haber hecho mas sangre de la recomendable,porq entre tu y yo, sabemos q hubo muchas más anecdotas que no es conveniente sacar a la luz si no queremos ser desterradas...
ResponderEliminarJajjajaja, no sé de qué me hablas!!! jajajjaa
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