El domingo pasado fuimos de bautizo o, lo que es lo mismo,
de avanzadilla de la guerra de Vietnam porque ir con la pelirroja y la familia
a cualquier parte es ganarse un pase directo a la planta de cardiología de
Carlos Haya o al ala de desquiciados de la López Ibor, según te pille el día.
La mañana ya empezó con dificultad porque la nena se empeñó
en ir vestida de princesa con su descosido traje de H&M o en su defecto con
el de Pocahontas o al menos con los tacones de miniprostituta rusa de la tienda
Disney –amarillos limón, con plumas y una gigantocorazón de plástico rojo en el
empeine- y me costó la vida y dos millones de amenazas que desistiera de su
empeño y aceptara el traje de niña bien que le había preparado para la ocasión,
pero claro, aquella trifulca cuerpo a cuerpo ya me había dejado mitad exhausta,
mitad agresiva nivel tigre de malasia, loca porque el pater volviera a repetir
aquello de ‘pero si es una niña, qué más da que vaya en tacones’ para darle un
cabezazo a lo Pressing Catch y descargar adrenalina. Pero él lo supo y se
apresuró a abrochar las merceditas con el corazón en la boca.
Tras unos accidentados viajes y unos continuos cambios de
coche al estilo de los payasos de circo, llegamos a la iglesia y de la iglesia
a la celebración, que era en un local en la otra parte del mundo o al menos eso
creyó mi padre que nos estuvo dando vueltas por toda la ciudad hasta dar con
él, mientras yo soportaba estoicamente sobre mis rodillas una tarta de 7 kilos
–que había hecho yo esa mima mañana a escondidas de la pelirroja y sus ansias
pasteleras, manga en mano y harina en los ojos- encajada vilmente entre mi
gigantobarriga y el salpicadero y dado que tengo una barriga espasmódica a
causa de la hiperactividad del cigoto, la tarta iba pegando saltos aunque
milagrosamente llegó a su destino casi bien. O al menos, mejor que nosotros,
que la lluvia ya había erizado mi pelo nivel Diana Ross y mi traje blanco ya
era gris perla y mi cara, ya tenía visos de locura.
Ya os podéis imaginar y si no os lo cuento yo, lo que pueden
dar de sí 20 niños enfurecidos pegando saltos entre un parque de bolas y un
castillo hinchable que inflaban y desinflaban cada diez segundos dejando
atrapados y al borde de la asfixia al pelirrojismo y a otros niños más que, por
supuesto, creían que aquello era lo más divertido del mundo mundial.
Dado que no podía darme a la bebida dado mi estado
afaletado, agarré una botella de Coca cola Zero y me dediqué a fingir que no
era madre y a charlar con mis primos y el pater y la familia y amigos y todo
aquel que quisiera dejarse comer el cerebro y he de reconocer que lo pasé la
mar de bien, aunque eso sí, bajo la inquisidora mirada de mi madre que de
cuando en cuando me gritaba ‘pero coge a la niña, ¿no ves que está cansada?’
mientras la niña saltaba cual canguro puesto de éxtasis en el castillo o ‘pero
dale a la niña un sandwich que no ha comido nada’ como si ella no supiera que
la niña vomita antes que meterse un trozo de jamón en la boca o ‘ponla a hacer
pipí’ o ‘lávale las manos’ o ‘duérmela’ o ‘cámbiale los leotardos’ o ‘llévatela
a la casa ya’ y así hasta que habitualmente me dan ganas de sacarme los ojos y
lanzarlos contra la pared, pero el domingo como que no, que una ya va
acostumbrándose a ciertas cosas y empieza a ver normales según qué torturas.
Y de vez en cuando aparecía la pelirroja, cada vez más
destrozada. Con los leotardos para echar a hervir -que de tanta mierda que
tenían, ya habían creado una suela aislante que le venía estupendamente bien
para moverse con soltura entre el gentío-, la gomilla con lazo convertido
sólo en gomilla, colgante a ras de la oreja y enganchada con el pendiente, con la
cara a punto de explotar de un fucsia flúor intenso… Y todo cada vez peor. Que
cada vez que volvía a la mesa entre carreras y fobias y filias con los otros
niños aparecía más destrozada, como un borracho deteriorándose a lo largo de la noche, a cada momento con más cara de loca, con los pelos más apunsetados, las manos llenas
de inmundicia y los ojos desencajados de beberse todos los restos de Coca Cola
que iba encontrando a su paso y que dada su risa nerviosa debieron de ser
muchos.
Sin embargo, llegó a casa exhausta, dándonos el tiempo justo
de ducharla, darle de comer y ponerle el pijama antes de quedarse frita. Bueno
y también le dio tiempo a inundar el cuarto de baño, pero ésa ya es otra
historia.
jajajajajajajajajajjaj, jolin! Tu madre también se las trae.... pero si la peque está la mar de bien en el castillo hinchable... menos mal que haces oídos sordos. ¿7 kilos de tarta?!!! Me imagino la escena del momentazo coche: vestidazos, pelirrojismo, taconazos, gigantobarriga y gigantotarta!!!! jajajajajajajajajaja!!!! Pa veros..... Besazos!!!!
ResponderEliminarMi madre es inagotable y yo hago como que no oigo, pero es que es como una mamma italiana y a veces no puedo escapar de sus órdenes!!! jajjaja
EliminarTu madre y la mía se parecen sospechosamente...mira que si tengo familia en Málaga sin saberlo XD
EliminarFlor podias poner una fotito jejejeje
ResponderEliminarJajjajaja, del después no tengo!! Además, igual me quitaban la custodia si la ven con esas pintas, jajajjaja
EliminarPero que les pasa a los niños con los castillos hinchables??? no se cansan??? madre mía...Muy bien que hiciste Flor es desconectar un poco...haberle dicho a tu madre que se encargara ella...ajajajajaj. Besos guapa!!!
ResponderEliminar¡Lo pasásteis genial! ¡Sobre todo la peirroja! Me ha encantado lo de los pelso apunsetados, ja, ja! Oye Flor, ¿habési llevado a la pelirroja al zoológico de Fuengirola? Yo he estado allí conmi costilla pero cuando éramos sólo dos y tenemos unas ganas locas de llevar a la enana. Iremos este sábado con otros amigos con niños. Cuenta tu expriencia zoológica si la has tenido, please, paar que me haga una idea de la que nos espera, ja, ja1 Besitos
ResponderEliminarFlor nos tienes que poner una foto de como va creciendo el cigoto
ResponderEliminarjajajaja, mi pregunta es .. seremos en un futuro igual q nuestras madres? me temo q sí... ah, me encanta la pelirroja!!
ResponderEliminarFlor, a ese bautizo-cumpleaños yo tb fui, mare miaaaaaa!!!! Me dio cosita decirte nada no fueses a pensar k era una loca, pero soy muy fan tuya y d la pelirroja k iba pa comertela enterita. Recuerdas a una rubia d pelo rizado chiquitina? Pues esa era la mia....jeje
ResponderEliminarNo me digas!!! Claro que me acuerdo!!! Pero tú sabías que yo era yo?? Y por qué no me dijiste nada?? Si aquí la loca más loca del mundo mundial soy yo!!!
EliminarJejeje, lo supe cuando vi a la pelirroja que me tiene enamorada desde que la vi en el primer cumple de nachito, yo queria una pelirroja pero me salio rubia. Tu crees que podíamos hablar con ese jaleo de niños corriendo....yo es que ni me senté, ainsssss!!! Cuanto sufrimiento....
EliminarJajaja!
ResponderEliminarYo a veces me los traigo así a casa, pero directos a la cama, como mucho vaso de colacao calentito antes de poner el pijama, no vaya a ser que alguno se espabile con la ducha!
yo creo que deberías hacer un blog pero sobre tu madre, pa desquitarte un poco jejeje
ResponderEliminarJajajajaja... buenísima la descripción del deterioro de la pelirroja, no me he podido reir más.
ResponderEliminarMe encantas!
Conforme iba leyendo de risa me iba partiendo jajja,me lo imagino y no puedo....,que ganas de ver a la pelirroja al final del día,los míos en días así,directamente a la ducha,yo digo nunca mais,pero claro no queda otra que relacionarse,empiezan los meses BBC.La de los churumbeles,un saludo.
ResponderEliminarJajaja bueno mira si al menos cayó rendida y durmió toda la noche mereció la pena!
ResponderEliminarMe ha encantado lo de los tacones de miniprostituta! Jajaja
Un abrazo!
1. Tira esos zapatos de princesa, le haces un favor a la pelirroja, que después va a querer esos horrible mega zapatos de plataforma que son como de nueve pisos!
ResponderEliminar2., si tu madre se preocupaba tanto, le hubieras dado a la niña, total yo usaría la carta de «estoy embarazada» y así descanso un poco.
3. Siete kilos de tarta! Yummi
Me ha encantado lo de los pelos apunsetados, jajajaja. La pelirroja sí que sabe pegarse una buena juerga. Jajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarCada vez que te leo me da un miedo que el JoanPetit crezca... con lo adorable que está ahora jejejejeje.
ResponderEliminarainss como me identifico contigo... cabiando el pelirrojismo por el castañizismo pero al final lo mismo :(((
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