Siempre creí que, en el caso de darme a la ardua tarea de la
maternidad, sería una madre moderna y fabulosa, de ésas que van con el pelo
ultraplanchado, con la manicura hecha y perfectamente conjuntada, sosteniendo
de una mano un maravilloso bolso de firma y con la otra al queridísimo retoño,
inundado en lazos, capotas y encajes y que ambos pasearíamos relajados y
felices por la calle Larios arriba y abajo, como si no hubiera un mañana…
Sin
embargo, la realidad es más bien otra y aunque yo me empeño, y créanme que lo
hago, en fingir que soy una Heidi Klum venida a menos (a mucho menos), en
ocasiones me descubro lanzando alaridos al más puro estilo Morancos, amenazando
a la criatura como amenazaban las mujeres antiguas, con una nueva y desconocida
voz sorprendentemente aguda, empujando el carro con tanto esfuerzo como si tirara
de un trailer, persiguiéndola por las calles, pidiendo disculpas a los transeúntes
a los que atropello –que no son pocos- arrastrando los abrigos, los pañuelos y la
elegancia por los suelos, los mismos suelos a los que suele tirarse la nena
para tratar de lamer cualquier pelusa o papel que tenga pinta de contener el
virus de la viruela o algo peor…
Y al llegar a algún escaparate, frente al que
finjo ser una persona normal y relajada, el drama se intensifica porque una
siempre cree que va mejor de lo que en realidad va, pero el cristal me devuelve
la imagen de una jorobada de pelo alborotado, con un atuendo impropio de
alguien que lee la Vogue y con mirada de loca, no de loca divertida, de loca
peligrosa, de las que se queman a lo bonzo. Y miro a la niña -a la que juro que
saqué de casa digna del Hola Niños- con la cara llena de churretes, las manos
como si acabara de salir de una mina boliviana, los pelos de anciana postrada
en una cama, los leotardos para entregar en Sanidad y la mirada tan o más desquiciada
que la mía, cantando el Tallarín -o cualquier otra canción infernal de los
Cantajuegos- a un nivel que ríete tú de la contaminación acústica del
aeropuerto.
Y ya, consciente de la realidad y todo lo humillada que puede estar
una madre desquiciada -que no es mucho, para qué nos vamos a engañar- vuelvo a
casa como quien vuelve de hacer el Camino de Santiago, a hacerme la muerta y a
dejarme torturar con cualquier vídeo infantil chillón o con una escalofriante
sesión de peluquería con los materiales de la Nenuco Peinados, con la que mi maltrecha
melena se queda reducida a la mitad, pero con
la que, al menos, consigo unos diez minutillos de silencio, de silencio
doloroso, eso sí, pero de silencio al fin y a cabo, que para una madre eso es
el paraíso…
En tu línea, Floris, me encanta! :D
ResponderEliminarProbando, probando...
ResponderEliminarI love it! Paciencia. Piensa en dos cosas: a) Fijáte en la otra Violeta... y b) las madres moranquianas no necesitan ansiolíticos, el estrés lo sueltan por la boca.
ResponderEliminarLo que me he reído al leerlo no tiene precio, me ha encantado gracias por este blog guapa besos y animo
ResponderEliminarAgregado a favoritos este genial blog
ResponderEliminarLa culpa no es vuestra Flower, es que ser una it madre en Málaga es muy complicao, qué quieres que te diga... Pd.: vas a hacer caer las cifras de natalidad una cosa mala. Que exporten tu blog a China y verás tú lo pronto que arreglan el tema de la superpoblación. Reme
ResponderEliminarajajajajajajaj por fin Flor te decidiste jajajajaj me encanta!!!!! eres única para esto.
ResponderEliminarTe leeré seguro y te haré campaña jajajajaj entre mis amigas recientes madres jajajajaj
Besos
Nos encanta tu blog! Toda una experiencia la tuya!
ResponderEliminarBesos y número 1 de nuestros favoritos desde YA!
Ya te estábamos esperando en estos mundos!
Gracias a todos por vuestra acogida!!
ResponderEliminarEnhorabuena por lanzarte al fin! Sencillamente genial.Seré una fiel seguidora de tus sabias palabras...
ResponderEliminarEnhorabuena por lanzarte al fin! Sencillamente genial.Seré una fiel seguidora de tus sabias palabras...
ResponderEliminarEstas son las cosas q nos ocurren a las maravillosas madres emancipadas de hoy en día, de todas formas, diré en defensa de Violet q la pobre tiene la carga del gen"J"...
ResponderEliminarEso, eso, que de mí sólo ha sacado el metabolismo ruinoso y el gusto por los bolsos caros... Pobreta, cuando me lea de mayor, me mete en un asilo. Fijo.
Eliminar¡¡Qué bueno Flor!! Jajajajajajajaja, qué cosas.
ResponderEliminarMónica
jajajajjajjaaa... Lo bueno es que cuando salga del carrito,correrá tanto o irá rodando cual croqueta por el suelo, que apenas podran reparar en ella!
ResponderEliminarComo te entiendo, pero podía haber sido peor, te podía haber tocado Sara :)) me apunto este blog y lo recomiendo , Genial
ResponderEliminarJjajajajjaa, si me hubiera tocado Sara, seguramente ya estaría en la López Ibor con la camisa de fuerza... Si me dijo Patri que hasta la seño le había dicho que era el mayor terremoto que había visto nunca... y esa gente ha visto muuuuchas cosas!!! Gracias por registrarte!!!
EliminarJajajaja,eres muy buena en ésto (en lo de escribir) y en lo otro también (en la maternidad). Esperando los próximos episodios, muchas gracias. Saludos desde la amazonía ecuatoriana.
ResponderEliminarMuchas gracias por seguirnos!!! Y no dejes de comentar!!
Eliminarjajajajajaj tal cual es, yo a veces me miro y pienso: madre de dios, si es que estoy que parezco de saldo. bueno, y de depilarse ni hablamos. Un besazo!! gran hallazgo tu blog!
ResponderEliminar¡Qué bueno!, me estoy riendo sola y eso, unido a la bronca monumental que he tenido esta tarde con mi hijo único de 5 años e hiperactivo vocacional aunque no médico, está haciendo que me miren estudiando si me mandan a una clínica o me abandonan en una gasolinera para asegurarse que no vuelvo. Me encanta, voy a merendarme todas las entradas, pero mañana, que hoy el peque está en la cama y quiero aprovechar para terminar 3 libros que tengo a medias (y en niguno sale Rayo McQueen, que es lo mejor)
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