La maternidad da mala vida y quien diga lo contrario miente.
Y no mala vida de la de discoteca y cubata, mala vida de la mala. De la de
ojeras hasta la barbilla, noches en vela con agresiones sorpresa en los costados,
espurreos gastronómicos en la cara, madrugones infernales, maratones de
Caillou, Dora y otros esperpentos infantiles, visitas al médico a horas
intempestivas, pañales con olor del inframundo, vómitos inesperados, virus
variados y otras muchas lindezas que hacen que las madres del mundo envejezcan
más rápido que la media.
Que la maternidad tiene cosas buenas, nadie lo duda, si no
la gente no tendría hijos ni mucho menos repetiría en tal hazaña. La maternidad
tiene cosas maravillosas y ni una sola madre cambiaría un beso de su bebé recién
levantado por uno del mismísimo Hugh Jackman (bueno, lo cierto es que ahora
mismo lo estoy dudando), pero que los bebés dan mala vida eso es indudable y
quien diga lo contrario miente o, lo que es peor, antes de la paternidad tenía una
vida tan mala que ya no había manera de empeorar la situación…
Una, ilusa como toda madre primeriza, era consciente de que
con la maternidad se acabarían los viajes, las cenas prolongadas, las noches de
fiesta y los maratones de cine, las tardes de compras y terracitas y las
escapadas con las amigas, entre otras muchas cosas... pero confiaba en que aún
podría hacer cosas sencillas que no requirieran de un esfuerzo sobrehumano.
Pero no. Con la maternidad cualquier pequeña tarea se convierte en una odisea
infernal que la deja a una lista para ingresarse en la López-Ibor por una larga
temporada.
Ver un informativo y perderte la mitad de la noticia a causa
de los bocinazos infantiles en el oído y no enterarte de si los disturbios son
en Siria, en Grecia o en Talavera de la Reina (y acabar como mi abuela, contando
las noticias del revés, ante el estupor de mis oyentes); ver una serie –de las
cortitas- parándola doscientas veces por biberones, chupetes o llantos
nocturnos, y a la vuelta mezclar mentalmente los personajes con los de la serie
que paraste ayer a la misma hora y creer que sigues el argumento; abandonar el
baño relajante por la ducha rápida y que aún así tu prole te torture lanzándote
botes de gel y muñecos (e incluso el tarro hortera de cristal de sales de baño
que nadie sabe de dónde salió) a los pies o, mejor aún, metiéndose en la bañera
de cabeza, con el pijama puesto, con la única intención de comerse la esponja o
embadurnarse la cara con mascarilla capilar; encontrar las Poesías Completas de
Antonio Machado incrustadas en el WC –ella siempre fue más de Lorca-, o fingir
que eres capaz de mantener una conversación telefónica medianamente coherente y
evitar, al mismo tiempo, que tu hija se electrocute masticando el cable del
ADSL, son sólo algunas de las razones por las que cada mañana me levanto con un
nuevo mechón de canas entre mi cada vez menos poblada cabellera. Lo del tic del
ojo, seguramente, será de la CocaColaZero, como dice mi madre…
Por favor, agradezco a aquellos padres o madres atormentados por su prole que dejen sus comentarios en el blog para formar un club de damnificados por la paternidad, jajajjaja... y que nos cuenten sus experiencias!! Mal de muchos...
ResponderEliminarMater amantísima, yo te tengo que decir que mi niño es un amor, aunque sí, las ojeras las tengo, no sé de qué me hablas... (así no vende usted el burro, oiga), jajaja. Un beso!
ResponderEliminarSonsoles
Es cierto, así nadie va a querer quedársela un finde... Snif.
EliminarBuenas, Flor!! qué alegría me da saber de tí, aunque sea en esas condiciones... La verdad es que tienes toda la razón del mundo, pero qué le vamos a hacer, aún así, nos tienen loquitas, por lo menos a mí la mía cuando me dice "mami, te quiero mucho", con esos ojitos y esa carita de buena, se me olvida todo lo malo...o casi.
EliminarHola, Trini!!! Qué alegría!! Sí, lo cierto es que hay momentos que hacen que todo merezca la pena... son tan monos!! A mí se me cae la baba con mi pelirroja, pero la maternidad es taaaaan agotadora... El Gobierno debería regalarnos viajes a Bali. Uno por niño, jajajjaj...
EliminarBesitos y espero leerte por aquí!!
XXX
Yo no soy padre, y mi experiencia más cercana al régimen de la infantotiranía proviene de mi sobrina más pequeña (2 años y medio). Claro que no soy yo quien tiene que padecer sus desvelos nocturnos, su incansable ajetreo y esa constante tendencia de los enanos a enfrentarse, por su más profunda inconsciencia, a peligrosísimas situaciones. Yo, a lo sumo, la veo describir los colores mientras su madre le muestra uno a uno los rotuladores que suele utilizar la pintar sus cuadernos, sus vestidos y, de paso, las paredes de su casa, o bailar el 'Ai se eu te pego', al tiempo que a la abuela se le cae la baba y yo calculo los años que restan para poder inscribirla en algún concurso de jóvenes talentos, a ver si ésta sí nos saca de pobres.
ResponderEliminarHaces bien en tratar con tu sobrina, así cuando llegue la hora de lanzarte a la paternidad ya estarás acostumbrado a la mala vida, aunque sea de lejos y eso ayuda... Respecto a lo de que nos saquen de pobres es una teoría que ya barajé, ya que la mía es pelirroja y tiene tirabuzones y eso tiene mucho tirón en Zara y cía, pero como no es muy amable que digamos, cualquiera la pone horas delante de una cámara, así que me da a mí que voy a tener que seguir echando cv... Ay!
EliminarJajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja, qué bueno, nada de Coca Cola Zero y ¡¡por Dios!! aleja a la pelirroja del ADSL.
ResponderEliminarMónica
VERDADES COMO PUÑOS FLOR!! VERDADES COMO PUÑOS!! MENCANTA!! me siento tan identificada.... (creo que eso lo he dicho antes verdad, pero es que ya me repito mucho, eso de tener dos niños..... la neurona patina),Un besazo! estoy ansiosa por mas entregas.
ResponderEliminarGracias, guapa!!!
EliminarLO DE LA CONVERSACION TELEFONICA LO HE VIVIDO EN PRIMERA PERSONA, JA JA JA
ResponderEliminarSi es que la mala vida maternal es más común de lo que parece jajajaja... El Gobierno debería pagarnos un viaje anual a alguna isla paradisiaca para descargar tensiones. Sin niños, claro!!
EliminarJajaja! buenisimo y además identificada al 200%. Yo he vivido y vivo, lo mismo. Trato de ocultar los sintomas de tan ajetreada vida, pero ante los ojos de los demás, son evidentes signos de es-cuatro (que no estress). Mezclo conversaciones, cruzo palabras, me quedo en blando, llamo a gritos a mi pequeña (alargando su nombre, tanto como puedo y mis pulmones me permiten), saludo al camarero, pido coca-cola, muevo la cabeza como la niña del exorcista, para saber donde está mi pequeña en cada momento y despues de todo esto, me giro y le digo a mi acompañante, continua, te escucho :-) Pongo el colacao en el frigo, la leche en el estante, tiro ropita a la basura y meto papel en la lavadora, son décimas de segundo, pero lo hago :-). No en vano, salgo de la oficina con cierta tristeza diaria, por que termino mi jornada laboral y pongo rumbo a la guerra, jejeje! Enhorabuena. Besos, Lur
ResponderEliminarJajajjajajjaja, no me extraña!!! La mala vida es para todas, aunque alguna no lo confiese!! jajajaj... Y tengo que dedicar un capítulo a las quedadas con amigas no-madres llevando a la nena y tratando de fingir que estamos atentas a la conversación!!!
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarjajajjaja, me alegro!!! No de que malvivas como yo, jajaj sino de que te guste!!
EliminarGracias por pasarte!!!
Vaya, ya habias contestado, jejeje, he modificado el nombre!. Pues decia eso, q ne identifico con lo que dices, y eso q mi bichillo solo tiene 10 meses!!!
ResponderEliminarYo esta mañana he sacado unos calcetines sucios del frigorífico??? Que no se como han llegado hasta allí
ResponderEliminarBuenísimo, no te puedo dar más la razón...
ResponderEliminarTodo el mundo te dice que te cambia la vida... pero se olvidan de decir que a peor.
ResponderEliminarQue sí, que tiene sus cosas buenas. Que sí, que los adoramos. Que sí, que se nos cae la baba con ellos. Pero por favor, queremos un poquito de paz...