Hay cosas fabulosas que quitan del mercado como mi champú volumen 24 horas de Tresemme con nocturnidad y alevosía y sin miramiento hacia mi
persona, que ve alejarse su melena Mufasa sin poder siquiera reclamar, y luego,
sin venir a cuento y sin que nadie los haya reclamado, vuelven cosas antiguas
–que llaman tradicionales- para amargarnos la existencia a las madres del
mundo, o al menos, a aquellas madres cuyos hijos han heredado su nula agilidad
y su escasa coordinación de movimientos.
Pues sí. Yo era feliz viendo a mi niña jugar con sus muñecas
y sus pinturas y sus pelotas y subiéndose al tobogán y a los castillos de los
columpios –que trabajito le costó, pobrecita mía- y va el otro día y me dice
que quiere un trompo. ¡Un trompo! 'Pero si eso no se ve ya por el mundo', le dije
yo, y no había terminado de pronunciar la frase cuando pasamos por el parque
que hay junto a su colegio y veo a un montón de niños lanzando trompos con una
ilusión y un encadilamiento como si fuera el descubrimiento del siglo, con la de
disgustos que me llevé yo en mi infancia con el mierda del trompo que ni una
sola vez fui capaz de hacerlo girar como el resto del mundo.
Y claro, la niña quería el trompo y mi padre le compró el
trompo aun a sabiendas de que íbamos a repetir la historia e iba a tener a la
niña frustrada lanzándome el trompo a la frente sin resultado alguno, más allá
de un traumatismo craneoencefálico, que una conoce a su burra y su burra tiene
su misma genética de perdedora trompil, que ágiles lo que se dice ágiles, no
somos.
Pero, claro, el abuelo le trajo el trompo. Uno verde
fluorescente que te taladraba las pupilas... y empezó la fiesta.
Mi padre le liaba el trompo y le explicaba el movimiento de
muñeca a la niña, la niña hacía como que lo escuchaba y cuando le tocaba tirar
lo lanzaba contra la tele mientras mi madre, el pater y yo nos echábamos las
manos a la cabeza como en un bombardeo y así hasta doscientas veces y entonces,
mi padre, de
quien he heredado su escasa paciencia, se empeñó en que lo lanzara yo, con idénticos
resultados y luego mi madre que lo lanzó contra la cara de mi padre, quien
acabó dando bufidos y tachándonos a todos de inútiles –menos al pater que él si
que sabe tirarlo- mientras a mi madre y a mí nos daba un ataque de asma de la
risa y la pelirroja seguía lanzando el trompo contra cualquiera que se le
pusiera a tiro.
Y asi vivimos desde entonces, liándole la cuerda al trompo y
pasándoselo a la niña para que nos lo estampe en la cara, mientras el pater
cubre a Cigoto y yo a mi nueva lámina de Banksy, como cuando era la hora del
bombardeo de Mary Poppins pero con más miedo, que Cigoto es ver el trompo y
echarse el oso panda que le regaló la abuela, por la cabeza, que agilidad yo no
sé si habrá heredado, pero instinto de supervivencia, un rato.
La parte positiva es que la pelirroja que es inasequible al
desaliento como la mamma, sigue intentando la hazaña con la autoestima intacta,
aunque yo, que tengo trauma infantil con el asunto, he vuelto a revivir los
años de trompazos contra la pared y ahora, por la noche, cuando duermo a los
pelirrojos, en lugar de relajarme y reordenarme los chakras con una copa de
vino o una película, me dedico a darle
al trompo a ver si logro que aquello gire aunque sea una sola vez. De momento, sólo
he conseguido hacerle una muesca a la mesa del comedor y destrozarme los
nervios, aunque dice el pater que ya casi lo tengo, aunque qué va a decir si me
ve los ojos de loca y se acojona…
Se acojona... y reza todo lo que sabe... no vaya a ponerse de moda el yoyó.
Se acojona... y reza todo lo que sabe... no vaya a ponerse de moda el yoyó.
Como siempre desternillante :D. Mira que he tenido que confirmar con Mr Google que lo tu llamas trompo yo lo llamo peonza pero vamos, que como los traumas son parecidos no ma costado adivinar. Personalmente lo tengo como un invento del diablo. Yo alguna que otra vez conseguia lanzarlo pero era hacerlo y tener al listillo de turno cogiendola en la palma de la mano o encima de la cuerda :O Bueno tu no te estreses que confio en la tozudez de la pelirroja para hacer que funcione y llenarte de orgullodemadre.
ResponderEliminarYo nunca pude hacer girar ese chisme. Prefiero el yoyo.
ResponderEliminarYo de pequeña lo bailaba bien.....Pues qué te apuestas que cuando tengas hijas/os se me ha olvidado, de la de tiempo que hace que no le doy al tema...¡Qué triste!...
ResponderEliminarSácale a la niña un hula hop, que seguro que eso lo sabes usar de cuando eras pequeña y también es un juguete tradicional, jiji
¡Besos!
En el norte se llama Peonza, pero también había oído esa palabra, en mi casa no entró cuando yo era pequeña ni entrará ahora con mi hijo, porque conozco a un amigo de toda la vida, que se quedó sin ojo con la punta de una peonza.. así que ten cuidado cariño que yo no sé si ahora las hace iguales, pero hace treinta años eran de madera y con una buena punta...
ResponderEliminarBuen fin de semana y besos..
Argggggggg que recuerdos traumáticos con el puñetero trompo!! Ni conseguí hacer girar eso, ni el diábolo, ni ná de ná... Qué torpe he sido siempre señor,!! Cómo lo herede mi hija... Pobretica mía!!
ResponderEliminarYo paso de trompos , ni se lanzarlos ni comprare esa cosa estresante....tomate ese vino y relajateeee
ResponderEliminarMi hijo tambien esta con la moda de los trompos, hace poco casi da a la abuela al tirarlo y el cachondo del niño (7 añitos) le llamo a ese tiro el mata abuelas jajajaja, yo no he conseguido bailarla, menos mal que mi marido si y es el que le ha enseñado, en mi trabajo me regalaron un yoyo y yo toda emocionada se lo lleve a mi hijo y cuando se lo di le solto la cuerda y le dio por correr con el y claro dando a todo lo que pillaba a su paso, no pensaba yo que ese juguete inofensivo era un arma jajajaja
ResponderEliminarVamos, la peonza del infierno de mi infancia...todo el mundo haciendo virguerías con el jodido trasto, y yo solo conseguía estamparlo contra el suelo :(
ResponderEliminarHace poco mi hijo me podió una, y el pobrecito pretendía que YO le enseñara...al final le enseñó mi madre, y conocí ese sentimiento agridulce de ver como tus hijos hacen algo mejor que tú. Eso sí, que lo hagan a los 5 años es pelín deprimente...
Pues vete preparando: trompo, yo-yo, diábolo, canicas,...los juguetes tradicionales son superpeligrosos y yo con dos machotes y una marimacho (jajaja) en casa me he tenido que poner las pilas y practicar como tú por las noches...ah, y se me olvidaba que me tuve que meter en internet para recuperar las canciones que cantábamos al saltar al elástico, que est@s niñ@s de hoy en día no saben nada de nada (que no sea electrónico, claro está) y me he tenido que poner a dar saltos para enseñarles todas estas cosas...al gimnasio no voy, pero deporte hago tela!!
ResponderEliminarPues yo trompo con cuerdecita nunca tuve, sólo del que se gira con la mano, que es más fácil de manejar. Eso sí, con el yoyó era un hacha...
ResponderEliminarLo único que te queda es forrar todo en tu casa con papel de burbujas y que salga el sol por Antequera. Besotes!!!
Madre mía, qué peligro... Sólo pensar en que el trompo lo bailas en casa y me pongo a hiperventilar. ¡Pero si es un invento del demonio! Espero tengas un buen seguro de hogar y entren los desperfectos por porrazos trompiles.
ResponderEliminarRespecto al arte de bailarlos... sí, también se me daba como el traserillo. De momento al colorao no le da por ahí, es pequeño aun. A ver si pasa la moda para cuando sea mayor.
Si vuelven las viejas modas que le de por jugar al Tente.
Jajajjj,muy bueno,buenísimo....,en tus manos hasta un simple trompo da para una de risas.Yo lo llevo sufriendo la tira,desde que en el cole lo han puesto como obligatorio en educ.física.Tenemos colección,tunearlos también es parte del asunto,de ambos sexos,los hay macho y hembra,los churumbeles los saben distinguir,yo por más que miro no veo ni al macho ni a la hembra,aprender a tirarlos ha dejado cicatrices en varias partes de la vivienda y en lo que no es vivienda.A mí de pequeña lo que me molaba y se me daba bien era andar en los zancos,pero de momento me lo tengo calladito,no vaya a ser que me oiga el de gimnasia.La de los churumbeles.
ResponderEliminarJajajajaja, pues espera, que aqui hay hasta campeonatos!!! con sus premios de consolación y todo.7
ResponderEliminarYo era muy buena al trompo aunque prefiero los de madera que los podías decorar a tu gusto, con su cuerda quemadilla por un lado para no deshilacharla y su moneda de cinco duros con agujero para no perder la cuerda... que tiempos.
Besotes.
No estoy de acuerdo con la que dice q en el norte trompo es peonza. En Bilbao de toda la vida trompo. Peonza me suena igual que decir bañador al traje de baño o feria a las barracas, jaja.
ResponderEliminarYo tampoco consegui nunca hacerlo girar, aunque yo no era muy de trompos tampoco.
Como consigues escribir posts tan buenos con dos churumbeles exigiendo atención continua? Yo desde que nació mi segunda tengo que solicitar al pater con minimo 24 horas de antelación que me quiero lavar el pelo o que quiero hacer algo SOLA que requiera media hora... es espantoso! Maldito malvivir maternal.