Lo mejor de que la niña baile es que los lunes y los martes
se queda una hora más en el cole. Y una hora es mucho tiempo para una madre con
toda una vida por hacer y los biorritmos lentos. Lo peor es todo lo demás.
Todo. Pero sobre todo, lo peor tener que acompañarla a las actuaciones como si
una fuera la madre de la
Pantoja, con el bolso lleno de tiritas para los tacones y ganchillos
de coco como para construir la Torre Eiffel
a tamaño real y perseguirla por los tablaos de segunda con la cámara de vídeo en
una mano y el móvil en la otra para que no se nos escape ni un revuelo de
volantes pelirrojil.
Y eso fue lo que vivimos el pasado fin de semana, cuando la niña
tuvo su primera actuación ‘profesional’ en un conocido parque de atracciones de
Benalmádena, famoso por sus carricoches –perdonen el malaguismo- de los años 70
y su encanto decadente y sobre todo, porque en primavera y otoño, cuando no va
ni el Tato de Jerez, aprovecha para que las academias de baile actúen allí
obligando a sus familias a semejante tormento y, de paso, a pagar entrada y a
quedarse en el parque consumiendo todo lo consumible. En mi caso muchas
cocacolaszero.
Mi madre que huele una fiesta desde casa, sea puntó al
evento, arrastrando a mi pobre padre que finge estar frito por ver a la niña
bailar cuando lo que quiere es tirarse en su sofá a ver documentales de cabras
y tiburones blancos asesinos. Pero la mamma manda. Siempre. Así que allí nos
plantamos, la mamma, mi padre, el pater, los pelirrojos y yo misma, con los
pelos de loca y los ojos de Belén Esteban en su mala época –en la más mala,
quiero decir- después de una mala noche y una intensa mañana de recogidos,
plastas de gomina, medias infantiles y ensayos improvisados mientras una
servidora trataba de adecentarse y era perseguida por la pelirroja dando giros
y palmas al viento como una demente al ritmo de ‘La Niña de Puerta Oscura’. Pobre
de mí.
Y allí nos plantamos después de un infernal viaje en coche,
con una ventolera que daba susto y que me quemó la cara como si fuera una
moradora del desierto y a Cigoto lo dejó con los pelos de Tintín y los ojos
pequeños como Juanito Valderrama, yo creo que de tanto que se le fue la cara
para atrás, que aquel viento era un viento poderoso que no andaba con chiquitas.
Aquello estaba hasta la bandera de familias que como
nosotros habían sido sometidos a aquel infierno y que estaban con cara de
cabritas sacrificadas mirando el escenario a la espera de que salieran las
suyas y poder huir más pronto que tarde. Así que nos tocó sentarnos en Gambia,
a tres kilómetros del escenario y esperar como una hora hasta que llegó nuestro
turno y la pelirroja apareció en el escenario junto con el resto del elenco, a
cada cual más desnortada, dándose leñazos unas a otras, metiéndole el coco por
los ojos a la de detrás en cada taconeo, mientras la pobre profesora se dejaba
la piel agachada como un niño chino cosebalones a los pies del escenario,
haciendo gestos muy ridículos para que los niños supieran por dónde iba el
asunto.
Para ser justos, diré que esperaba un espectáculo mucho más
lamentable y que no sólo fue gracioso sino que la pelirroja demostró estar la
mar de entregada con esto del baile, dando taconazos a diestro y siniestro,
mientras el pater amantísimo lanzaba flashes como un descosido y Cigoto trataba
de arrancarle los pelos a mi madre, que decía cosas como ‘esta niña no tiene
energía porque no le das comida con alimento…’, mi padre resoplaba y yo me daba
a la cocacolazero y aplaudía a mi descendencia, entregada cual madre de la
artista.
Y como en los espectáculos de nivel, hubo cambio de
vestuario, dejando el flamenco por la zumba y lo volantes por unos leggins de
choni rechoni en fucsia furcia para hacer un extraño baile sin pies ni cabeza y
en el que la pobre pelirroja perdió como 3.000 calorías y aún así no logró
levantar la pierna como debiera. Criatura.
Pero ella bajó contentísima, como si hubiera hecho una obra
de arte. Y la aplaudimos, claro, yo ya con los pelos del cantante de los Kiss y
la cara tiesa como Pilar Eyre de la ventolina, contenta pero temerosa de lo que
se nos venía encima porque la hora del baile se había terminado, pero nos
quedaba toda un jornada en las atracciones con un padre resoplador, una mamma
sargento, un pater entregado a la fotografía, un Cigoto poseído por el espíritu
del baile y yo misma, con una inusitada frondosidad capilar y un agotamiento
extremo, consciente de que lo peor estaba aún por llegar.
Y llegó.
Pero ésa es ya otra historia.
Jejeje, los tormentos de la maternidad ;) Seguro que la pelirroja estaba feliz como nadie! Me gusta mucho tu blog, felicidades! Saludos desde China.
ResponderEliminarjajajaja seguro que merece la pena ir a las actuaciones por ver a la pelirroja feliz.
ResponderEliminarJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAAAA
ResponderEliminarAnsiona me tienes por leer la segunda parte. Tengo más tensión que los protagonistas de "Luz de luna"
No me he podido reir más, lástima no poder verla en video... genial este post. Tienes que contarnos el resto del día en el parque, por favor. Disfruta de nuevo volumen capilar, jajjajajaja! Besazos!!!
ResponderEliminarJajajaja. No te quejes que, desde luego, aburrirte, no te aburres... Ya nos contarás la segunda parte, que la cosa promete. Un besote.
ResponderEliminarMira lo que ha dado de sí una SIMPLE actuación de la pelirroja, aunque ya veo que habeís participado toda la familia jajjajja, te ha quedado redonda pero el triunfo es de la pelirroja, que cambiarse de ropa para seguir actuando tiene mucho mérito. Yo ya la veo despuntar y muy alto en la próxima, anda que no estás orgullosa.Espero el continuará, no creo que sea capaz de nublar ningún baile perfecto????? no exageres!!!! jjajjajj La de los churumbeles.
ResponderEliminarAy Flor... Acabo de leer este post aquí en el trabajo y he tenido que cortar más de una vez pq no paraba de reírme y ya me estaba dando un poco de vergüenza a mí misma. Jajjajaajja.. Desde luego tienes una gracia para contar historias... Un beso
ResponderEliminarQue bueno!!!!, ya veré las cositas que grabó el pater. Besotes
ResponderEliminarDesde ya soy fan de la Mamma, creo ella sola se merece un blog jajajajaj
ResponderEliminarMAITANE
Jajaja seguro que era el Tivoli, que allí fui yo hace años a actuar a Pimpinela...que triste, pero mandaba la mamma... Tu ves actuaciones y yo demostraciones de karate, no se que será peor..
ResponderEliminarBesos desde la nieve.
Eres una artista, qué risa!!!
ResponderEliminarque fuerte! yo tengo una foto de los setenta en ese parque, lo he sabido al instante, y eso que soy del norte y es la,unica vez que he estado en malaga en mis 40 recien estrenados años de vida, mi madre me lo cuentamcomo,si me hubieramos estado en Disneyworld, Orlando.
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