Cuando era pequeña y mi padre iba a acostarse la siesta, un
hecho que ocurría cada día, mi hermana y yo salíamos corriendo de la mesa, con
la boca todavía llena y nos escondíamos bajo las sábanas de su cama para que mi
padre preguntara aquello de ‘¿dónde están mis niñas?’ y nosotras saliéramos de
nuestro escondite para dejarlo boquiabierto con ese megatruco de magia que nos
habíamos sacado de la manga.
Mi hermana, que empezó a espabilarse antes, empezó a
esconderse tras la cortina, lo que era más innovador pero igual de ridículo
porque eran tan difícil de obviar los pies saliendo de debajo de los visillos
como el gigantobulto bajo el edredón, sin contar con que el numerito se repetía
cada día como un bucle infernal para mi pobre padre, que ni un solo día dejó de
fingir sorpresa ante el burdo espectáculo, y nosotras nos sentíamos más que
satisfechas de haberlo vuelto a engañar.
Imagino que por la ternura con la que recuerdo aquellos
episodios familiares, me veo ahora con la obligación moral de hacerme la
sorprendida cada vez que la pelirroja pretende torturarme con similares
acrobacias mágicas, lo que pasa es que yo tengo menos paciencia y mucho más agotamiento crónico que mi padre y el entusiasmo que
puedo mostrar es directamente proporcional a las horas de sueño que haya echado
e inversamente proporcional al estrés acumulado durante el día, pero todo sea
porque la pelirroja guarde buenos recuerdos de la niñez aunque me cuesten dos
mechones de canas y dos puntos más de tensión.
He aquí algunas de las rutinas a las que me veo sometida.
1.- El bulto invisible. Ésta es más o menos igual que la que
hacíamos a mi padre, pero que a veces muta y pasa de esconderse debajo del
edredón a meterse debajo de la cuna del hermanísimo, con media cabeza fuera
porque le da ansiedad claustrofóbica, así que además de fingir que no sé dónde
está y le regaño por haberse quedado en el salón, tengo que evitar mirarle a la
cara para no romper la magia. Por suerte, la pobre se contenta con poco porque
si alguna vez me ve que la miro me susurra ‘mamá no me mirez que vaz a
eztropear la zorpreza’ como si hubiera alguien más en la habitación o como si a
mí se me pasara el hecho de que acabo de hablar con ella.
2.- Los falsos vacileos. Cada vez que la mando a hacer algo
como recoger sus juguetes o ponerse el pijama o hacer los deberes, me viene con
cara de picarona y las manos detrás de la espalda y me dice ‘mamá que no lo he
hesssho’, entonces yo me tengo que poner farruca y decir algo así como ‘¿eso cómo
va a ser? Mira que te pongo una cara triste en el cuadrante…’ y entonces ella
pega un salto y me enseña lo que quiera que traiga en las manos, que
habitualmente es una muestra de que sí lo ha hecho y grita entusiasmada ‘que zí,
que zí, que lo he heshooo ¿a que te he engañao? ¿a qué me vaz a poner una cara sonriente?’.
Yo finjo que me he sorprendido, ella que me lo he creído y ambas que tenemos un
cuadrante en el que poner caras.
3.- Los escondites.
Como las amigas malvadas de las películas de Antena3 que hacen que te sientas
mal para después poder consolarte y ser tus mejores amigas para siempre, la
pelirroja me esconde las cosas para poder luego encontrármelas y darme un ‘puzerzorpreza’,
con la consecuente pérdida de tiempo y de paciencia cuando lo que me esconde
son las gafas y estoy en mis tres nanosegundos libres de televisión. La cosa va
así: yo me quejo de que no encuentro las gafas y ella se ofrece a buscarlas, yo
me hago la distraida y ella las saca de la caja de las manualidades con dos
pegotes de plastilina naranja en los cristales. El problema es que me tengo que
dejar que me las ponga ‘ez que zi no laz vaz a perdel otra vez’ e hincándome la
patilla por todas partes, se debate entre dejarme tuerta o perforarme la nariz,
mientras yo he de mostrar agradecimiento.
Pero qué vida más mala.
Jajajajaja. Y te mete la patilla de las gafas por todas partes, menos por donde es. Cómo si lo viera!!!
ResponderEliminarLo de esconderse detrás de las cortinas yo creo que lo ha hecho todo el mundo. Pero lo de hacerlo debajo de la cuna del hermano y dejar la media cabeza fuera.... Jajajajaja
Esta niña es la monda
Que buena! hasta que llegue el día que lo haga cuando de verdad no la has visto y cuando salga de entre las sábanas tengas que ir a urgencias del susto jajajaaa
ResponderEliminarLa pelirroja me tiene ganada jajjajj, pero que salidas tiene, me muero de la risa, tú como siempre te superas, pero que mal acostumbradas nos tienes y un olé por tu padre y su bendita pacienciasorpresa. Es verdad lo que dices, es recordar lo nuestro y apechugar con lo de ellos, y me dan una envidia, con lo que a mí me gustaba hacer de esas, asi que la mayoría de las veces aquí soy yo la que da la nota a golpe de sorpresa, me lo paso bien pero bien y saco beneficios que es lo que cuenta.La de los churumbeles, que algo de niña aún conserva y de las enrevesadas.Buen fin de semana pelirrojil cigotil.
ResponderEliminarNo seas mala, que la niña por lo menos le pone intención... Jajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarPues yo no se que llevare peor, si echarle la paciencia para hacerme la sorprendida por milesima vez con el mismo escondite, o dejarlo ganar siempre en los juegos....que lo segundo me da a mi que sera dificil, soy hipercompetitiva en los juegos de mesa desde pequeña y eso de pasarme los dias perdiendo.....ufffff
ResponderEliminarpero que requetesalá es esta pelirroja!... y su madre también, que no se nos ponga envidiosa...
ResponderEliminar