Como ya os he comentado alguna vez, mi madre es una abuela
subversiva que no sólo no me hace ni puñetero caso como madre de la criatura
sino que además, trata de hacerme la vida un poquito más complicada luchando
contra mi poca voluntad y poniéndose de parte del pelirrojismo para que le deje
el chupete un año más, no le quite el pañal o le compre veinte láminas de
pegatinas de las Monster High para que me redecore el salón, mientras se ríe
por lo bajini sabedora de su maldad y mi malvivir.
Esto venía ocurriendo desde que el mundo es mundo y la
pelirroja tuvo a bien salir de mi cuerpo y respirar por sí sola, momento en el
que mi madre la tomó bajo su protección y una ya se iba acostumbrando a ello e
incluso en ocasiones empezaba a hacerle caso -más por agotamiento o miedo que
por razonamientos lógicos, todo hay que decirlo- hasta que hace unos meses se
fue de escapada con mis tías y no tuvo otra idea que traerle de regalo a la
nena una flauta. ¡Una flauta!
Una flauta de la que la salen ruidos infernales que me
taladran la trompa de Eustaquio y me ponen los nervios del revés, mientras los
vecinos sufren en silencio los estragos de su nueva inclinación por el mundo
musical.
No obstante, una que no es tonta y ama a su prole pero también
a su integridad psíquica, decidió esconder la flauta al segundo día de martirio,
que bastante contaminación acústica tengo ya con los gritos de la nena y los de
Dora la Exploradora -que para mi desgracia, ha vuelto a ganarle la batalla a
Peppa Pig- como para dejarla tontear con ese instrumento de tortura.
Bueno, pues resulta que el otro día que fuimos a casa de los
abuelos, mi madre le entregó otra flauta exacta a la que yo tengo escondida,
que se ve que la muy maligna, previendo mis movimientos estrategas, había
comprado todo el arsenal de flautas de la tienda de aquel pueblo para tener
reservas como para un año o dos.
Sobra decir que dieron igual mis protestas, que por cierto decidí
cesar en cuanto me amenazó con darle el órgano con 30 melodías predeterminadas
que tiene allí para que juegue, que sólo me faltaba eso para acabar ingresando
en un psiquiátrico.
Así que volvimos a casa con la flauta, la nena encantada porque
ahora con los malditos Little Einstein se cree Beethoven y yo maldiciendo mi
suerte, loca por llegar a casa y contarle al pater nuestra mala nueva de que la
flauta había resucitado. Así al menos, lloraríamos juntos y maldeciríamos la
malas artes de la mamma.
Pero no me dio tiempo porque mientras subíamos la escalera,
el pater salió a nuestro encuentro y le entregó a la pelirroja un regalito que
le había comprado esa misma tarde en un puesto del centro. 'Es que ella quería
una' me dijo con voz temerosa al ver que yo ya tenía los ojos inyectados en
sangre... Le había comprado una
trompeta.
¿Cómo no voy a estar mal de lo mío?
¡¡¡Una trompeta! Oh, Dios mío... mi más sentido pésame.
ResponderEliminarDesde luego hay que tener mala leche,jajaja.
ResponderEliminarA la mía le regaló su madrina la batería de Pocoyo cuando tenía dos años. Adivinas lo que pasó, verdad? Que desapareció a los dos días y hasta hoy.
Aún se acuerda de ella...Pero en la familia está totalmente prohibido regalar instrumentos musicales (tambor, castañuelas,etc). Sólo le dejamos la pandereta en navidad. Y, por cierto, todavía sigue cantando villancicos!!!
Jajaja..yo como no estoy bien de lo mío, el verano pasado le compré una trompeta preciosa en Imaginarium, la trompeta es preciosa, el ruido que sale de ahí no!! y para completar, mi madre me vino hace unas semanas con un tambor, y uno de los ritmos que tiene es la Macarena!!! cuando montamos la orquesta?? :)
ResponderEliminarAhhhhhhhhhhh yo odio todos esos artilugios.. Mi suegra el año pasado en semana santa tuvo a bien traerle una trompeta y un tambor, para que el niño viviera en la distancia las tradiciones españolas, y con una gran bandera, para que todo Italia supiera de donde somos, y si ya tenemos fama de folclóricos... éste verano gracias a mi hijo se acrecentó.. nos conocen allá donde vamos, porque durante quince dias pretendía llevarlos donde fueramos.. Hasta que se le olvidaron un dia en el jardín y a la mañana siguiente ya no estaban.. un pajarito se había llevado la trompeta y otro le había agujereado el tambor.. desde entonces les tira piedras.. Pobres animalitos que culpa tendtrán de la maldad de la abuela (la paterna eso si, que a la mia no se le hubiera ocurrido, más que nada porque en el norte lo de la semana santa como que no se vive)
ResponderEliminarMuchos besos...
Uhmmmmmm! Esto de la flauta edbe obedecer a algún plan extraño abuelil, pues mi madre tiene una comprada desde hace dos años creo, pero entonces le dije que la niña era muy peque y ahora creo que se le ha olvidado, cruzo los dedos para que no me la vuelva a sacar a colación. Eso sí, mis amados padres no dudaron en regalarle por Reyes a la nena una batería de Pocoyó con sus bombos y platillos relucientes. Lo que yo te digo, un plan musical secreto no sé muy bien para qué! Ja, ja!
ResponderEliminarEntre la mamma y el pater, te hacen boicot, jajaja
ResponderEliminarOooohhh!!!! una trompeta???? en serio???? Una cosa es lo que yo hago: cuando tengo que regalar algún juguete a alguno de los peques de la familia, tiene que ser de esos con luces y muchos sonidos, es que si no, no me gusta. Bien es cierto que los padres siempre me miran raro cuando les explico toda emocionada la serie de melodías e iluminaciones varias del artefacto en cuestión. Cuando me voy, siempre me pregunto si no me habré pasado con el juguete. Pero el pensamiento sólo me dura unos minutos y me olvido del tema.
ResponderEliminarAhora bien, el pater le regala una trompeta pero se tiene que quedar a sufrirla, no puede cerrar la puerta e irse!!! Eso es tener moral!!!!
Ánimo Flor, después de leer este post, prometo no volver a comprar juguetes escandalosos.
Muchos besazos!!!!
Mira qué bien! Ahora la nena tiene para elegir si taladrarte los tímpanos con la flauta o crearte unas migrañas crónicas de por vida con la trompeta... Suertuda!! Yo les encerraba a los dos con la pelirroja en una habitación durante un par de horitas para que disfruten de su vena musical.
ResponderEliminarUna amiga mía fue a un congreso en los USA, y como allí también deben estar un poco mal de lo suyo, hizo una excursión en la que le regalaron a todo el grupo un pico de pato de plástico amarillo que ¡oh sorpresa! si te lo ponías en la boca hacía el ruido de un pato (un pato del averno)...y evidentemente, nada más llegar se lo regaló a mi hijo, que en ese entonces tenía tres años. Desde entonces, cada vez que oigo un pato me pongo en posición fetal y/o hiperventilo en una bolsa de papel marrón :P
ResponderEliminarMamy, como no tiene cachorros humanos, hace lo mismo que Montse, pasa horas eligiendo cuidadosamente todo tipo de regalos ruidosos para sus sobrinos y otros cachorros del entorno y cuando los entrega a los retoños sonrríe de una manera especial y creemos haber visto en su ojo derecho un destello similar al del Cardenal Richelieu en los mosqueperros...
ResponderEliminarjajaja pobre flor!no tienen piedad... la mia tiene flauta, piano, castañuelas, tambor, maracas y alguno más y va un día a la semana a clase de música(vamos, una hora donde los niños se desfogan, cantan chillan sin que les regañen, bailan y tocan los instrumentos) a la peque le encanta y lo bueno es ue en casa rara vez se acuerda de los instrumentos. El único consejo es el de siempre:paciencia y a rezar para que se canse de la trompeta
ResponderEliminarJajajajajaaaaa para matar a los dos! Mira que flauta es mala pero una trompeta? Una TROMPETA????? En serio??? Yo cada semana santa viendo las procesiones juro y perjuro que mis futuros proles nunca de los jamases tendran una trompeta y cualquiera que intente regalarles una se la va a tragar...A la muy mala si me sale un niño con genes de musico, estoy dispuesta de comprarle un tambor.....
ResponderEliminaroye, mejor el organillo con melodias predeterminadas.. por lo menos sonará "bien" o sea, serán melodías "de verdad" y no notas sueltas.. que no pongo en duda las capacidades de una futura virtuosa, pero imagino que ahora solo se dedica a soplar... organillo mejor que flauta y sobre todo mejor que trompeta!!
ResponderEliminarEl pater ya se ha recuperado de su bronquitis-grpe-larignitis?
Muac!
Lo de los instrumentos tiene tela,caí en varios,casi todos, pero también los he ido aniquilando,casi todos,me he quedado con el teclado y la flauta por supuesto,faltaría más,obligatoria en el cole,y en casa para ensayar,que esto une mucho a madres y niños,sobre todo cuando desafinan de lo lindo y es que sus dedos son tan finos que imposible tapar bien los agujeros,pregunto-de verdad sirve de algo aprender a tocar la flauta si uno no va a ser músico...Lo de la trompeta es lo más jajajja La de los churumbeles.
ResponderEliminarAy, cómo te entiendo... Mi Juanito tiene: un pianillo con melodias grabadas, un tambor, un xilófono, una guitarra y una armónica. Ahí es ná.
ResponderEliminarTengo dolor de cabeza solo de leerte. Yo las haría desaparecer de forma misteriosa.
ResponderEliminarPero de que te quejas mujerr?
ResponderEliminarQue tu la flauta la escondes y listo, en cambio yo como hago para que deje de cantar Rebeca? Hasta dormida canta (grita, berrea).
jajjaaj Pobre! Entre flauta y trompeta te van a quebrar los nervios.
ResponderEliminarPaciencia y desde que puedas,busca un escondite para los instrumentos infernales.
Veras cuando la de por el flamenco... dejala a ver si con la flauta y la trompeta se conforma... lo mejor la puedes decir que cdo esten el pater o la abuela que disfrutan de sus conciertos :-)
ResponderEliminarMar
Vaya con tu madre, que mala idea. Pero bueno, mi padre, en cuanto vio que a JoanPetit le gustaba aporrear cosas, le compro una batería, pero no una de juguete, no. Una de verdad (pequeña, para niños, pero de verdad) Lo peor de esto es que en mi adolescencia yo pedí hasta la saciedad una batería porque quería formar una banda de rock y mi querido padre como si oyera llover, pero el nieto no sabe ni hablar y ya tiene batería... Eso sí, ya le he dejado claro que en cuanto crezca, las clases de percusión se las va a pagar él XD.
ResponderEliminarCómprale unos platillos y un bombo... La conviertes en mujer orquesta y por lo menos que traiga a casa alguna propinilla... Si va acompañada de una cabra, éxito asegurado. Besotes!!!
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