Un año juntos

Queridos amigos

Aunque parece que fue ayer –esta es una coletilla de viejuna total- mañana hará un año que publiqué mi primer post en este blog, con muchas ganas e ilusión de contaros todas las aventuras y desventuras de la pelirroja y de su madre estresada, agotada, hipocondríaca y bipolar, que sobrevive a la maternidad como buenamente puede, que no es poco.

He de reconocer que no esperaba tanto éxito ni tantas visitas diarias ni conocer a tanta gente fabulosa que compartiera sus historias tan o más divertidas que las de la pelirroja con las que sentirnos más comprendidas en este maravilloso malvivir que es la maternidad. Sinceramente, yo esperaba un aluvión de madres entregadas que no entendieran mi sentido del humor y mi cansancio crónico maternal y que me esperaran cada día con palos y antorchas para explicarme el verdadero sentido de la maternidad como obra suprema de la mujer y la total entrega y sacrificio como regalo de sangre y muchas otras cosas que dan mucho miedo…

Pero no, a cambio he encontrado a nopadres divertidos que aportan su visión objetiva sobre los niños y sus madres, una visión libre de endorfinas y olor a Nenuco y tan necesaria como las de los que sí se han embarcado ya en la aventura de la crianza.

Y por supuesto, he encontrado a madres y padres maravillosos que saben que esto de la crianza es un trabajo duro lleno de madrugones, Caillous y Doras, papillas espurreadas en las pestañas, pañales empapados, desorden pocilguero en casa, juguetes clavados en los pies, llantinas a deshora, noches en vela, visitas histéricas a urgencias y mucho, mucho malvivir… donde ya apenas hay espacio para cenas románticas, salir de fiesta, leer una novela o levantarse el domingo a las tantas con la resaca en el cogote, pero que saben que a cambio hay un nuevo mundo por redescubrir, lleno de risas, besos pegajosos, abrazos interminables, cuentos con brujas y lobos, fiestas de disfraces, noches de Reyes, cumpleaños con princesas y gormitis, tardes de columpios y gominolas y lo mejor de todo, la magia de volver a ser un niño redisfrutando de todo lo que ya no recordábamos que molaba tanto… y agotarnos hasta la extenuación.

Porque el camino es largo, difícil y agotador pero maravilloso y la mejor de las herramientas para sobrellevarlo, como ocurre con casi todo, es el buen humor, el reírnos de nosotros mismos, de nuestros miedos, de nuestros errores y aciertos y de todo lo que se nos ponga por delante, que no se diga.

Así que no me queda otra que daros las gracias. Las gracias por estar ahí cada día, riéndoos conmigo de todo, poniéndonos el mundo maternal por montera, huyendo de hermetismos y clichés, dejándome compartir con vosotros la locura pelirrojil y contándome a cambio vuestras divertidas experiencias y haciendo que seamos una maravillosa gran familia con la que es un placer reencontrarse cada mañana.

Por todo ello, gracias. A todos.A los que comentáis y a los que no. A los que me visitáis todos los días y a los que os dais atracones semanales. A los que llevan conmigo desde el principio y a los nuevos y, cómo no, a los que vendrán. Gracias a todos.

Y para celebrar este primer año juntos, mañana os tengo preparada una gran sorpresa…

Y no, no voy a tener trillizos. Sólo me faltaba…