Cigoto es un ser hambriento. O al menos más hambriento que la
pelirroja que aunque nadie lo diría dada su talla 6-7, podría pasarse siete días
sin comer. Como un camello. Pero Cigoto no. Cigoto tiene hambre y lo mismo le
vale un bibi gigante de leche que uno de manzanilla y anís estrellado para los
gases, que de momento son sus únicas alternativas. Lo suyo es un ‘to pa dentro’.
El problema es que como es hambriento, es ansioso, que a mí
me pasa cada vez que dejo una dieta y me encuentro con un paquete de galletas
de chocolate… Así que engulle con tanto entusiasmo y tanta intensidad que al
final, con el gigantoeructo nivel Torrente, viene una gigantobocanada en la que
echa un cuarto del biberón, la mitad si llevo puesto mi vestido azul que se ve
que detesta. Y claro, vuelve a tener hambre.
Y así vamos, parándole en cada toma para que se relaje
aunque se le salgan los ojos de las cuencas, y dándole un poco de manzanilla entre
horas, para que vaya echando estómago y no coja con tanta ilusión el biberón,
que lo va a desgastar a chupetones.
Pero el problema no es ése. El problema es que el hermanísimo
quiere comérselo todo. Todo. Y si lo siento en la sillita para que me clave las
pupilas mientras como, me mira cómo me meto cada cucharada en la boca con cara
de Carpanta, como el perro de mi tía Mari Carmen que está como un sollo de
gordo porque siempre tiene hambre y lampa por lo que te estés comiendo aunque
sea un chicle y mi madre que es una inconsciente y se muere de pena, lo infla a
jamón cocido y a chocolate Milka, bajo el argumento de ‘angelito, a él también
le gusta’.
O como aquella señora que pedía en las calle de París, que
me pidió la crêpe con Nutella que me estaba comiendo con los ojitos de cabra
enferma. Y yo le ofrecí dinero, no sólo porque pensé que le haría más falta
sino porque mi crêpe estaba escandalosamente buena, pero la señora, al olor de la Nutella, se negó y claro,
yo no pude negarme, dada la atenta mirada de media calle y de sus ojos lastimeros,
aunque lo que de verdad quería era guantearla y quedarme con mi crêpe y comérmela
a escondidas.
Pues eso mismo. Ahora cada vez que me como un yogur, una
ensalada y hasta una zanahoria –se nota que estoy a dieta, ¿eh?- no me quita
ojo, y ponga donde ponga el tenedor, lo busca con la mirada y cuando me lo meto
en la boca pone una cara de lampón que me tiene con el corazón en un puño.
Con deciros que ahora como a escondidas como las bulímicas
para no tener sus pupilas clavadas. Qué vida perra.
No querías adelgazar? Zigoto va a ser la mejor de las dietas, jajajajaja.
ResponderEliminarBueno, eso es verdad!! Igual hasta me viene bien!
EliminarBueno mejor un niño con hambre! Y pronto empezará a comer sólidos no? Esperaremos ansiosas las aventuras de Cigoto con la "comida de mayores"!
ResponderEliminarEste mes empezamos con cereales y fruta!! Ay
EliminarCuando decía un niño con hambre me refería a un niño con buen apetito, no hambriento. No sé si me expliqué bien el otro día. Que vaya bien con cereales y fruta!
EliminarHola Flor. Me encanta tu blog, aunque no comente nunca (no soy habladora). Que yo sepa el anís estrellado tiene efecto demostrado como neurotóxico, entre otras cosas. En adultos no es problema si no se toma en cantidades grandes pero está desaconsejado para niños. Y según mi pediatra la manzanilla dada de forma regular a bebés puede inducir hipersensibilidad pero, como cada pediatra dice una cosa distinta, esto no puedo asegurarlo.
ResponderEliminarErase una vez un pelirrojo que de pequeño se tomaba los bibis doblaos, que era un reloj y cada tres horas justas ya pedía su rancho. Que empezó con la fruta molida y se la comía sin rechistar y si le acercabas una tajada de melón se la comía a chupetones y bocaos desdentados. Que con un año se comía todo desde pepinillos hasta queso curado pasando por su plato de comida correspondiente. Que con 14 meses ya comía solo y no dejaba que nadie le diese de comer.... Y en cuestión de tallas siempre ha necesitado el doble de su edad.
ResponderEliminarPero un buen día, allá por los 18 o 20 meses empezó a rechazar algunas comidas. Un día no quería una cosa, mañana otra... Y así hasta la actualidad, que sólo come caldo de puchero con pasta maravilla, algún plato de lentejas y leche. Alguna vez nos da la alegría de comerse un tazón de uvas con dos trozos de queso semi que hasta lloro de la emoción. Pero no vuelve a hacerlo hasta dentro de un mes.
Y encima todo el mundo me dice lo alto que está pa su edad, que qué bien se está criando y a mí se me doblan las tripas al saber que cada día es una lucha con la comida.
Ojalá Cigotín siga así de buen comilón y no te dé berrinches.
Pobrecito, este estará deseando dejar el biberón y meterse entre pecho y espalda un buen bocata de jamón. Qué, ¿qué no?. Ya lo veremos, ya...Cuando lo pruebe...jajajaja. A ver si te sale menos selecto que la pelirroja y tiene una dieta más variada que ella, jijiji.
ResponderEliminarMe ha matado tu madre dándole Milka al perro....¡que se quedan ciegos si comen mucho azucaaaar! Jajajajajjaa. Pobre....
¡Besos!
Jajajaja. Esto es por la ley de las compensaciones. Te quejabas de que la pelirroja no comía nada, pues toma cigoto hambriento. Jajajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarMi niña también era una ansiosa con el biberón y le vinieron genial estos que tienen como una valvulita dentro, para que no traguen aire. Comen más lentos y al eruptar menos, también echan menos. ¡Aunque seguro que como madre experta que eres, ya los has probado!
ResponderEliminarLos míos fueron tragones desde el minuto uno,tanto que me daba corte darles el biberón en público,por supuesto la pediatra nunca supo la cantidad que tomaban,un día se lo dejé caer medio en broma y entendí a la primera que debía mentir.Luego pasaron la etapa de no como nada,más tarde la de vuelvo a comer lo que me da la gana,ahora estamos en que comemos más o menos.El pequeño también tiraba algo de leche con los eructos,se le fue pasando al meter los sólidos.Si cigoto tiene hambre tú dale que la ansiedad es peor.La de los churumbeles.PD-aclarado lo del Martin,Graciassss.
ResponderEliminarLos bebés, por lo general, suelen ser bastante ansiosos a la hora de comer, lastimica, si es la única alegría que tienen... Mi sobrino se volvía loco de contento cuando mi hermana se sacaba la teta para darle de mamar, tenemos cantidad de fotos del niño con una cara de satisfacción impresionante después de su comida, era todo sonrisitas, y se atragantaba de las ganas y todo, hasta que un buen día, allá por los 8 meses, le mordió a la madre y se acabó la leche materna, desde entonces se tiene que conformar con un biberón, y es lo que hay...
ResponderEliminarHoy te escribo desde el ordenador portátil de casa, que no es tan guay y tan cómodo como el del curro, pero mejor que escribir desde el móvil ya es... (desde el móvil es una pesadilla!! Directamente!).
ResponderEliminarMi segundona también es insaciable. Lo malo es que come mucho, pero despacio. O sea, échale mínimo 1 hora y media para tomarse todo el bibe, lo que sumado a cambio de pañal más me-quedo-sobada-encima-tuyo-o-si-no-no-me-duermo-tu-verás me dan dos horitas fácil. Menos mal que no come cada 3 horas si no cada 4 que si no sería un horror. Y vomita-regurgita muuuuucho. Más de una vez he tenido que cambiarme hasta el sujetador (tiene mucha habilidad para vomitarme por el escote). No me acordaba yo de lo que era un bebé llorón... y cuando le da por ponerse a chillar (sí, sí, chillar, nada de llorar) por las tardes... ainsss... no sé si darle bibe, ponerle a echar los gases o darle un orfidal. Yo creo que esto último es lo que necesita, pero claro, igual me quitan la custodia si se lo doy... Así que a veces me lo tomo yo. Buffff... que duro es esto de la maternidad (y si es doble ya ni te cuento!).
Uiinnsss... creo que prefiero hambriento a desganao...
ResponderEliminar;)