Ya os contaba a principios de curso, el drama en el que andábamos
metidas la pelirroja y yo con esto de su amor incondicional por el baile, mi afán
de que tuviera un tutú y un coquete envuelto en una malla rosa y supiera hacer
un porté como dios manda y quitarme a mí esta frustración tan mala que tengo de
no haber sido una artista de renombre. Y también os hablé de las ganas de la
susodicha de dar taconeos en el colegio con sus otras miniamigas amantes del
baile, de su predilección por la reja frente al Lago de los Cisnes, por la
falda de volantes frente al tul y por los tacones de gitana con clavos en las
suelas frente a las zapatillas de cintas que me quitan el sentido de la
orientación de bonitas que son. Un despropósito.
Pero como aquello me pilló en un momento zen de mi vida,
pues la apunté al baile del cole, que es lo que ella quería, pobrecita mía, a
que diera taconeos a diestro y siniestro arrastrando la falda a su paso cual
Cristina Hoyos trasnochada.
Y en ésas estuvimos un par de meses, tiempo en el que la maestra
de baile envejeció siete años y tuvo tres crisis de ansiedad y un día así, por
la cara, después de llevarla y recogerla estoicamente y hasta de empezar a
ilusionarme con el asunto del baile español, va la niña y me dice que no quiere
ir más al baile y que las castañuelas, la falda y el abanico me los coma yo,
pero que por lo tacones no me preocupe ‘polque me zilven para veztirme de bruja’.
Que otra cosa no, pero mi niña sabe lo que es un fondo de armario.
Las razones de por qué quiso borrarse nunca me quedaron
claras: “ez que no quiero ir máz porque no llego a la luz” fue su primer
argumento, algo flojo, básicamente porque es la más alta de la clase y si no
llega ella, no llega nadie, así que imagino que muy frustrada no estaría. “Ez
que la zeño no me deja que me arraztre por laz cortinaz” me soltó otro día y ni
siquiera quise preguntar de qué iba el asunto, que en estas cuestiones cuanto
menos sepas, mejor, así que yo asentía y en secreto me frotaba las manos porque
las castañuelas fueran quedando en el olvido y de paso yo no tuviera que doblar
turnos a la puerta del colegio para que la niña diera rienda suelta al taconeo.
Y así fue. Nadie se acordaba ya del baile… y la falda y las
castañuelas y el abanico estaban al fondo del cajón, esperando el tiempo
reglamentario para ser expulsadas de la casa con este antidiógenes tan malo que
tengo y el viernes pasado, así por la cara, la niña vino del colegio llorando
amargamente porque yo la había borrado del baile.
Ya os he dicho muchas veces el empanamiento severo de la
pelirroja pero esto ya era de traca, básicamente porque hacía nada menos que
dos meses que ya no iba al baile, como si hubiera hecho un viaje en el tiempo y
se hubiera saltado los últimos sesenta días y se tuviera que enfrentar por vez
primera a la ansiedad de la falta de taconeo. Muy paranormal todo.
Y estuvo llorando viernes y sábado y domingo… Y el lunes
antes de poder abrir los dos ojos y con el desayuno a medio tragar la volví a
apuntar a baile, para drama de la seño Lourdes, de los vecinos de abajo y de mí
misma que ya me veo castigada en la silla del comedor obligada a aplaudir los
giros descoordinados de la pelirroja y fingiendo no ver cómo se deja los piños
contra la columna del salón.
Qué vida perra.
Qué vida perra.
Ole, ole y ole....
ResponderEliminarjajajajaja Que bueno lo del fondo del armario. Esta pelirroja es mucha pelirroja.
ResponderEliminarConfieso que a mi se me cae la baba frente a las princesitas con sus faldas de volantes, sus peinetas, sus abanicos, sus taconcitos... su arte. Aunque claro, nadie taconea en el salón de mi casa, eh! quizá entonces cambiaría de opinión. Que ya sabemos que yo amo el silencio por sobre todas las cosas.
Déjala que baile, mujer... es muy sano, y cansa! jajajajaja
Buenos días!!
Mi vocación frustrada...taconeo taconeo!!!! Jajajaja yo muero de ganas de que mi pimpolla q solo tien año y medio tenga edad pa deleitarme con su arte de ounta tacón, aunque mucho me temo yo que el minilunto será para el equipo del pater porque ve una pelota y se vuelve loca y se sienta a ver el futbol y le hace más caso que a Dora la Exploradora! Otro despropósito Flor!!! Una engendra pa disgustos y disgustos jajaja
ResponderEliminarMira, eso es algo que no nos preocupa en casa, como es un niño no tiene esa presión para que baile. Aquí la pelea es que si se apunta a tenis o natación, que si a música o idiomas (sí, así en plural), pensando que tenemos un portento en vez d un niño de tres años.
ResponderEliminarY me estoy viendo venir que quisiera hacer fútbol o lo que es peor, que le compremos un chándal reggetonero y nos pida un coche pa tunnearlo.
¡Hiperventilo de pensarlo!
Si te consuela te diré que tu peli no es la única con una máquina del tiempo: cuántas veces mis dos rorros han querido apuntarse a algo, lo han hecho y han ido a clase emocionados un par de meses, lo han dejado horrorizados tiempo después (no sin antes yo insistir en que fueran valientes y siguieran, que hay que aprender a ser constantes en la vida), y al cabo de un tiempo otra vez: "¿Mamá, por qué me quitaste de...?" Cagüendiez, qué elementos! Y quien dice actividades dice amor/odio por una comida, o por un amiguete, o por unos pantalones... La vida es asín, los niños son veletas y cuanto antes aprendas/aprendamos a no fiarnos de nuestros retoños, mucho mejor nos irá.
ResponderEliminarP.S. Aunque comente menos no te pierdo de vista, así que cuidadín con lo que dices!
Síiiiii, baile de nuevoooo!
ResponderEliminarPero por favor, pregúntale qué historia es esa de las cortinas, que me has dejado en un sin vivir!!!
¡Besos!
Yo como tengo un niño estoy a salvo creo a no ser que me salga un Billy Elliot claro jaja es una suerte que aún hable poco y sólo pida cosas como pan y patatas jeje
ResponderEliminarJajajajaja. Oye, a lo mejor es que ha llegado a un acuerdo con la profe para poder arrastrarse por las cortinas, qué sé yo... Besotes!!!
ResponderEliminarJajajja...,normal que quiera volver al taconeo, para eso es la pelirroja number one, que oye, mira que bien te ha venido, te ha quedado un post genial y tu frustración puede desaparecer, aunque me da a mí que habrá post igual de buenos antes de-.Con calma,que el empanamiento viene de fábrica,lo de ahora quiero ahora no quiero es un clásico.Yo también voto por desvelar lo de las cortinas y la luz más en profundidad, así que a bailar!!!!!La de los churumbeles. PD- se admite gallega como animal acúatico femenino singular.
ResponderEliminarAleee a bailar se ha dicho...que arte tiene la niña.. el mío lleva desde septiembre apuntado a karate y de momento quiere seguir...y también vamos a natación..y el año que viene quiere añadir tenis y fútbol... Creo que las tardes no nos van a dar para tanta historia...porque donde están mis tardes de relax en el sofá? Ayy cuánto tiempo hace de aquello...yo también quiero saber que pasó con las cortinas? Indaga un poco Flor...
ResponderEliminarUn besazo cargado de sinusitis... Que malita estoy!!
Baja a la pelirroja, con los tacones puestos, a que les baile un zapateado a los de la obra...
ResponderEliminarPues si hija, que vida más perra, ya que te verías a salvo de taconeos, ahora vuelta a empezar. Nada, paciencia y mucho ánimo.
ResponderEliminarSin ser pelirroja me identifico mucho con ella, no tengo oído, mis movimientos son descoordinados y tengo un equilibrio precario; sin embargo de pequeña me encantaba ir a clases de flamenco y danza clásica. No me sirvieron más que para aprender las sevillanas y algo de cultura musical pero yo era feliz.
ResponderEliminarLa pelirroja apunta maneras, no todas las niñas de 4 años son capaces de combinar unos tacones eh!!!
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ResponderEliminar“Ez que la zeño no me deja que me arraztre por laz cortinaz”??? Jajajajaa, ese tema merece una investigación a fondo! No te suelo comentar aunque te leo todos los días sin falta, pero es que lo de las cortinas me ha hecho soltar la carcajada mientras espero mi turno en el inem. Gracias Flor!
ResponderEliminarAli