Ya hace tiempo que me resigné a la idea de que no iba a
tener una niña fina. De ésas que me gustan a mí que tienen el pelo sedoso y lo
mueven hacia los lados como si fueran modelos de Ralph Lauren y tienen una
sonrisa profiden y unos andares de Grace Kelly que hipnotizan a cualquiera.
No de todo hay que culpar a la pelirroja porque yo tampoco
fui una niña de ésas, qué más hubiera querido yo que ser una Minipreysler, en
lugar de ser una preadolescente de cejas pobladas y con la agilidad de una
octogenaria osteoporósica perdida, pero bueno, el tiempo jugó a mi favor y la
cosa ha mejorado algo. No mucho tampoco, qué disparate, que yo sigo siendo de
las que se mancha el vestido antes de cerrar la puerta del portal. Que hay
cosas que nunca cambian.
Pues eso, que ya me había hecho a la idea de que la
pelirroja no iba a ser como mi amiga Isabel María la rubia de la EGB, pero que igual poco a
poco y a medida que fuera creciendo, tal vez se me quedaba a medio camino entre
la finura y el desastre y hacíamos carrera de la niña.
Pues no. Ni mijita. De hecho, la cosa va de mal en peor. Y
cuando sale de las clases de baile parece que acaba de correr la media maratón
delante de una manada de ñus. Con la cola deshecha y todos los pelos en la cara,
con los mofletes fucsias del esfuerzo, con la falda del uniforme retorcida
debajo de la del baile, los leotardos por las rodillas y los zapatos del revés.
Y por supuesto arrastrando la mochila, el libro de lectura y el abanico de
lunares, con unas manos de suciedad que ni siendo carbonerita de Salamanca,
mientras sus compañeras, salvo algún caso similar, bajan ordenadamente, con sus
lazos perfectamente colocados en la cabeza desde las nueve de la mañana,
perfectamente vestidas y con sus ropas dobladas en la mochila y, por supuesto,
sin parecer que han salido de una mina boliviana.
Y así siempre. Da igual que después la meta en la bañera y
me vuelva loca a esponjazos, le lave la cabeza, se la seque y le deje unos
rizos perfectos con su moña de color rojo y su cara relimpia. Da igual que le
ponga un precioso vestido de niña pija, que le suba los leotardos hasta
fracturrale el perineo y que le apriete los zapatos hasta dejarle sin riego
sanguíneo en los empeines. Antes de poder cruzar la calle ya tiene los
leotardos caídos, los zapatos desabrochados, el pelo como si llevara dos meses
encamada y el vestido para desinfectar por profesionales.
Pero vamos, que tampoco voy a culparla, que cuando llego de
trabajar a las tres y media de la tarde, parece que tengo una enfermedad
tropical la mar de mala, que está a punto de llevarme al otro barrio, con el
maquillaje a roalones, el rimel a medio correr y la sombra desaparecida en combate, dos carreras
en las medias tupidas y los pelos como una réplica de Luis XIV.
Si es que la genética es una cosa muy mala.
buenos días¡¡¡¡ la genética es la ventaja de ser autentido y no ser un clon de nadie ni por muy DIVIN@ que sea
ResponderEliminarSí, sé qué es eso... Y siendo un varón pues es mucho más cafre aún. Cuando salimos del parque parece que ha vuelto de la guerra de Kosovo o algo así, de cómo se pone. Hasta ropa y zapatos reservados para el parque le tengo que poner, si no iba a durarle la ropa de la guarde dos días.
ResponderEliminarY tiene siempre tantos morados en las piernas que a veces pienso cualquier día me lo quitan los servicios sociales, creyendo que lo maltratamos.
Mi pareja decía que quería un peke como yo y ahí lo tiene, una fotocopia mía menos en los rizos coloraos. Cuando le sale el mal genio y la cabezonería infinita se arrepiente de sus palabras...
Estoy segura de que la pelirroja disfruta más de las clases de baile y del recreo que sus compañeras. Un niño que no se mancha no es natural jejeje
ResponderEliminar¡De tal palo, tal astilla! Jajajaja. Si eso es verdad, el día que tenga una niña, será de esas que tu quieres, porque yo iba al parque y jugaba a todo y me subía en todo y jugaba con la arena, pero volvía a casa limpia y con el lazo en su sitio. No me acuerdo de ello, pero mi madre presume de la hija tan fina que le salió. xD
ResponderEliminarJajaja y lo que disfruta la niña?
ResponderEliminarYo también era de retozar en el parque y ensuciarme hasta el alma, y soy consciente de que si tengo hijos serán igual! ;-)
Ya tendrá tiempo de hacerse mas fisna, ahora que disfrute y se ensucie ;-)
Deja que disfrute la chiquilla, que aún es chica, ya tendrá tiempo de ir de MiniPreisler cuando sea más mayor. Además esas niñas finolis y pijas son un muermo
ResponderEliminarIgual me pasa a mi cuando voy a recoger a la Mollete al cole, da penita verla, el babi todo manchado de comida, la cara chorretosa, los pelos sin comentarios, los leotardo...pfff..y los zapatos blancos de la tierra del patio...horrible!
ResponderEliminarY lo que se divierte que? Ja ja Las niñas así de relimpias y pijas pedantes seguro...
ResponderEliminarSe de que me hablas y eso que es un chico.
ResponderEliminarEl gordito solo tiene 16 meses, pero apunta maneras. La andereño (profesora) de la guarderia le peina, le limpia y le pone colonia antes de salir, pero ni por esas....tiene restos de comida hasta en las orejas
madremia la que me espera
Jajjajaj lo que daría yo por veros por un agujero, la pelirroja después de las clases de baile y a ti a las 3 y media jajjajja, eres lo más. Yo fui la niñamachotesiemprellenademierda y en fin que la cosa creo que ha mejorado mucho, ahora intento comportarme como una aspirante a presley jajjaajjja, pero lo que yo disfrutaba.....eso no me lo saca ya nadie. Los churumbeles son una especie rara, les da grima coger un plátano o tocar el jamón pero pasan por alto las manos marrones con surcos entre los dedos, como si fuera lo más normal del mundo, el mayor no tanto pero el pequeño ensucia la ropa en el mismo momento de ponerla, aunque sea con una baba que se le escapa,el caso es marcar la prenda.La de los churumbeles.
ResponderEliminarYo fui una niña machote de esas que salía del cole con los calcetines del uniforme bajados, marrones y alguna vez rotos y ahora he evolucionado y en ocasiones, solo en las ocasiones que lo merecen, soy de lo más fino. Ahora que cuando salgo del gym o vuelvo de correr hay días que mi marido no me quiere abrir la puerta de las pintas/pelos que llevo.
ResponderEliminarComentarte que para lo bastorra que yo fui (y en ocasiones soy) mi niño me ha salido a medias: por una parte come churros envueltos en una servilleta para no macharse de aceite y azúcar pero por otra es el terror de los parques, los vacia de tierra y se la trae a casa en los bosillos, zapatos, pelo... de rebozarse por el suelo!
Así que paciencia que seguro que cualquier día se te vuelve fina y entonces si que vas a tener que gastarte el dinero (que destinas a tus outfits) en trapitos y complementos para ella!!!
A ver, está claro que eso se lleva en los genes. Ves a la madre, ves a la hija. Ves a la hija, ves a la madre. Tal cual. Raro es el caso que una madre sea más basta que una braga de esparto y la niña sea una monada y finita. Vamos, yo no conozco ningún caso.
ResponderEliminarYo soy un desastre. Voy como puedo, "tirandillo" con el aprobodo justito. Reconozco que la niña va algo mejor que yo, pero es igual, sale del cole que parece una refugiada albanesa. La cara con manchas negras, la nariz con mocos pegoteados secos, los ojos como legañosos, los pelos de loca (y la mía tiene el pelo liso, fino y rubio, pero es igual) y llenos de arena (a alguna mente disturbada y malévola se le ocurrió poner un arenero en el cole, que más que un arenero es un lugar infecto donde se pillan desde piojos hasta chinches, pasando por tiña y sarna). Por no hablar de los leotardos o las mallas según el día, que si no tienen algún agujero tienen directamente un boquete. Terrible.
En su clase también hay niñas divinas a las que no se les mueve el lazo en todo el día, llevan la falda como se debe llevar y no por dentro de los leotardos y parecen limpias, claro que al lado de mi hija al salir del cole hasta un perro callejero parece estar limpio. En fin, que le vamos a hacer. Igual con el tiempo va mejorando... (la esperanza es lo último que se pierde)
Lo bueno es saber reconocer las limitaciones desde temprano... Jajajaja. Seguro que el talento de la pelirroja aún está por descubrirse. Besotes!!!
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