Una de las partes fundamentales de la maternidad como
profesión de riesgo es desentrañar misterios, algunos básicos y otros dignos de
Colombo, algunos para mantener su supervivencia –en plan no sé si llora porque
tiene sed o hambre o porque tiene una neumonía fulminante- y otras para
averiguar si el muñeco verde con el que sueña a los dos años es Shrek, Wazowski
o Dixy, el único teletubbie de la pandilla con dosis altas de testosterona,
para no acabar decorando la fiesta de cumpleaños de la criatura con el muñeco
equivocado y provocando un trauma infantil severo.
Yo, personalmente, me enfrento cada día a un sinfín de
misterios misteriosos, no tanto por parte del hermanísimo, porque ése pobre está
condenado a la supervivencia por méritos propios, que no tengo yo el horno para
más preocupaciones y de todos es sabido que los segundos tienen que buscarse la
vida y no voy a ser yo quien rompa esta tradición milenaria sino por la primogénita,
experta en tejemanejes, empanamiento, piruetas verbales e invenciones variadas,
que me dejan al borde del abismo del entendimiento.
Así, desde antes de la Semana Santa me viene diciendo
que un día ‘que ez ya mizmo’ tiene que llevar al cole ‘unoz tamponez grandez
para una fiezta’ a la que no puede faltar porque ‘ez puzerimportante’. Y claro,
no seré yo quien ponga en duda la importancia de los tampones, con el bien que
han hecho por una en los meses de verano, y mire usted, los grandes tampoco me
parecen mal porque allá cada una con su fluídos, pero he de reconocer que el
hecho de que la niña los tenga que llevar al cole para una fiesta –imagino que
para la fiesta de la menstruación extrema- me parece, cuando menos,
surrealista.
Ahondando en la materia para dejar claro que no se refería a
sellos de estampar, descubrí que el atrezzo era para un baile ‘que ze llama la
muchachatunga y que ze hace con tampones y un traje de muchachatunga’. Y claro,
la mamma que es muy conservadora para según que cosas se me escandalizó y me
dijo que la niña no tiene que llevar tampones a ninguna parte y menos vestida
de ‘muchachatunga’ que sonaba como a prostituta de extrarradio, con lo poco que
le ha gustado a mi madre siempre el extrarradio.
Luego, la niña en un ataque de lucidez de esos que le dan
cada tres días, me dijo que era una canción, me vino la luz y pensé aquello se
trataba de una actuación de fin de curso y que ‘La muchachatunga’ bien podría
ser ‘La chatunga’ –sí, a mí también me parecía traumático- aunque seguía sin
ver la relación de Luis Aguilé con los tampones, pero vamos que igual el
colegio se estaba modernizando y la niña lo que iba a protagonizar era una
performance de ésas que hacen ahora los moennos e igual luego lo petaba en
youtube.
Pero no. Tras descubrirla bailando en la bañera con las
manos en la cabeza, moviendo el cuello como un pavo y cantando ‘cuando la meo
regando’ caí en que la canción era ‘La muchacha turca’ de Hakim en una versión
libre pelirrojil –que obviamente no dice eso sino 'cuando la veo bailando'- y el traje de ‘muchachatunga’
no era de furcia como aventuraba la mamma sino uno de mora o de bailarina de danza del vientre de tetería de barrio.
Lo de cómo descubrí que los tampones eran en realidad
pompones de animadora, mejor os lo cuento otro día.
Jajaja...ahora no se me quita d la cabeza la cancion de la chatunga! Jajaja.
ResponderEliminarT imaginas q la hubieras llevado disfrazada de prostituta cn tanpones en la mano??? Jajajja.
¡¡¡¡Cuando la meo regando!!! Jajajajajaja, qué crack!!!!!!!
ResponderEliminarY los tampones eran pompones!!!!???? Jajajajjajaja. Buenísima, como siempre
Jajajajajajjaja más no me he podido reir!
ResponderEliminarCuéntanos como descubriste lo de los tampones...porfi porfi porfi :-)
Besotes
jajajaje menos mal que se aclaró el asunto antes de aparecer en el colo con una caja de tampones... bueno me adelanto, espero que lo descubrieras antes de aparecer en el cole con ellos.
ResponderEliminarJajajaja, surrealismo extremo, querida Flor. Un abrazo! Sonsoles
ResponderEliminarJajajajjajajajjajaja!!!! Me has animado la vuelta al trabajo, qué risa!!!
ResponderEliminarJajajaja. Todo un trabajo de investigación, el tuyo... Yo directamente le hubiese preguntado a otra madre, a ver si su hija lo había explicado mejor. No estoy yo para pesquisas... Besotes!!!
ResponderEliminarJajajajjaaa, me mondo con sus cosas... ¡Imagination power!
ResponderEliminarJAJJAJAJAJJ hoy imposible bajarse de las mayúsculas, JAJJAJJ iba leyendo y pensando y los tampones???? y los tampones???? no nos dejes sin post pomponero, por favor. Después de esto a la pelirroja y a ti os queda el listón muy alto, pero me da a mí que vais a pasarlo sin problema. La de los churumbeles.
ResponderEliminarjajajajaja.......jajajajaja......me está saliendo coca cola por la nariz, literalmente, del ataque de risa que tengo. jajajajajajajajajaja.....y así, hasta el infinito y más allá.
ResponderEliminarMe meo toa. Tu hija es una crack jajajajaja,no se me va de la cabeza: muchachatunga,muchachatunga....
ResponderEliminarYo es oir la palabra tampax y me vuelvo muy loca, que ya sabes la obsesión que tuvo Daniel, a mi me dice que tiene que llevar tampax al colegio y me exilio.. jajja y más desde que me puse dos... terrorrrrrrrrr....
ResponderEliminarBesos