No me considero una persona con demasiada suerte. Tampoco
con mala, no vayamos a enojar al Señor como dice mi madre, pero con buena
tampoco, mediocre más bien. Pero tirando a mala, para qué vamos a engañarnos.
Tengo un metabolismo de pena, -que no me permite ni oler la Nutella sin engordar 7
kilos de golpe- no recuerdo cuándo tuve mi último trabajo fijo –juraría que
vivía Franco-, nunca me ha tocado nada –ni en la lotería ni en los sorteos del
Domund del colegio- y empiezo a sospechar que la Ley de Murphy me tiene demasiada simpatía o si
no, no me explico buena parte de este malvivir que me acompaña, ni cómo cada
mañana se me queman las tostadas –aunque me quede mirándolas fijamente sin
pestañear- o que cada vez que tienda la ropa, acabe volcando y suicidando toda
la cesta de pinzas ojopatio abajo, para el disfrute y ahorro de la vecina del
primero.
Se me cae el pelo a manojos, engancho resfriado con gripe y
entre col y col, ataques de alergia fulminantes; en las tiendas, siempre se
agotan las prendas que quiero y si las pido por Internet llegan defectuosas;
descatalogan mis cosméticos favoritos, todos, y cancelan las series que decido
seguir, aunque no me entere del argumento.
Suelo perder el autobús –aunque finjo que no, para no pasar
la humillación de correr tras él- y si no lo pierdo, siempre hay un prejubilado
que me mira fijamente hasta que le cedo el sitio y he de soportar el viaje con
la cara en la axila de alguien, que además me golpea las pantorrillas con una
gigantobolsa de verduras. Siempre salgo de la peluquería peor de cómo entré,
mis paquetes siempre se pierden en algún oscuro almacén de correos, la bombona
de butano siempre se acaba cuando estoy en plena ducha relajante y si hubiera
tenido dinero habría invertido en Nueva Rumasa sin pensarlo.
No soy una persona con demasiada fortuna. Eso es seguro. Quizá
por eso me sorprenda tanto el hecho de haber tenido la suerte de encontrar al
partenair perfecto, a la pareja de baile ideal con la que afrontar las duras
tareas que entraña el negocio de la crianza, con la que compartir las
interminables noches en vela y las ojeras posteriores; las pataletas de la nena
en mitad de la calle; la vergonzante –y novedosa- lamida de libros en la FNAC a escondidas tras los estantes;
los infumables maratones de ‘El gato del sombrero’ incluso en días de partido;
los paseos infernales con la moto de Feber, atropellando a palomas enfermas y a
niños distraídos y, en definitiva, un día a día estresante y agotador, en el que,
a diferencia de mí, raramente pierde la paciencia y menos aún la sonrisa.
Y
siempre le quedan fuerzas para pasearla a hombros por toda la ciudad,
para
hacer carreras calle arriba y abajo, para llevársela a ver el fútbol con
los amigos –ataviada con su miniequipación y su bolsa de patatas-, para
inventarse
mil y un cuentos de princesas y dragones con los que dormirla o para
darse con
ella largos baños de espuma, donde cada día comparten juegos, risas y
confidencias… No me extraña que sea el favorito de la pelirroja. También
es el
mío.
¡Felicidades papá!
¡Felicidades papá!
Qué bonito!!! Yo quiero una pelirroja que me de mala vida.
ResponderEliminarAmelia.
Jajajjaja, pues ya sabes...
EliminarOohh,qué bonito!!!!!!Felicidades a todos los papi y si felicidades al papi de la pequeña,pero no sólo hoy q es su día sino todos los días del año por ser como es!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarY por cuidar de la pelirroja como si fuera suya, jajajaja
EliminarEse hombre tiene mas mala suerte que tu (lo digo porque tu lo encontraste a él, pero él... ahí lo dejo). Ya en serio, el Pater es un regalo para todos los que lo conocemos. Un abrazo !
ResponderEliminarPero yo sé hacer bizcochos y tartas deliciosas... Eso me da puntos, no?
EliminarY al final sí tienes la mejor de las suertes :)
ResponderEliminary además, la suerte de poder reirte de tu suerte... ;)
Que no es poco! :)
Eliminarya era hora que el famoso GEN J tuviera algo bueno,y que conste que yo estoy orgulloso de compartir esa genetica, asi que felecidades a el y a mi
ResponderEliminarjajjajajajja, el gen J también tiene otras cosas buenas, como la eterna paciencia o la inalterable actitud frente a las adversidades... y otras muchas cosas más!!
EliminarXXX
¡¡Me ha encantado la entrada! Besotes, Mónica
ResponderEliminarComo dice Gabi, yo también me siento orgullosa de portar el Gen J, y si algo tienen los varones J es su infinita adoración hacia su prole , aunque en su juventud,ninguno de ellos no se veían siendo paters , y ahora son buenos padres abnegados y mejores tíos, de eso doy FE
ResponderEliminaruyy... que entran ganas de poner un padre en tu vida!!
ResponderEliminarfelicidades papas ( es que voy con un poquito de retraso)
Es cierto que es el mejor de los papás,un fabuloso tito y mi cuñado favorito!
ResponderEliminarAAAAh que linda entrada, en México el día del padre es por Junio, será el primer día del padre para mi sufrida media naranja, y como tú, todavía no sé a que santo tengo que agradecer mi buena suerte. Un abrazo!
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