La maternidad tiene muchas cosas buenas, muchísimas,
demasiadas, probablemente para que al final te acabe compensando -de muy largo-
la mala vida a la que te somete y te plantees, incluso, repetir la jugada. Que
aquí hablemos de la letra pequeña del contrato no quiere decir que el contrato
no merezca la pena e incluso que no sea un contrato más que rentable, pero
hablar de los balbuceos de los recién nacidos, del mágico tacto de la piel
recién estrenada o de las maravillosas sensaciones que despiertan los besos
impregnados en babas –quién lo diría- me parece tan obvio, un secreto tan
proclamado, que no esconde ningún misterio, entre otras cosas, gracias a los anuncios
de Nenuco y a las madres entregadas que sólo hablan de la cara A del disco,
camuflando las ojeras con kilos de maquillaje.
Sin embargo, dado que cada vez son más las no-madres que
incluyen a este blog en la lista de los anticonceptivos más fiables, me veo en
la obligación de dedicar la entrada de hoy a las cosas que hacen que este
trabajo de la maternidad sin horarios ni descansos y no remunerado sea uno de
los más rentables y maravillosos que existen.
Los bebés son suaves y blanditos y lo tienen todo tan
pequeñito y tan bien hecho que sólo por eso habría que quererles. Prácticamente
desde que nacen te reconocen y cuando los coges se acoplan a ti a la perfección,
mejor que con nadie porque saben que eres su mamá y hasta parece que sonríen de
gusto y eso te hace sentir en el cielo. Yo, que me considero una madre imperfecta,
con bastante poco instinto de fábrica, no entiendo a las que no cogen a sus
bebés “para que no se acostumbren”, dicen… qué penita. De ambos.
Saber que eres una de sus dos personas favoritas y en las
que más confía es una sensación maravillosa y cuidar de él, bañarlo, echarle la
cremita o jugar en la cama son placeres inexplicables… y la cosa va mejorando
día a día porque empiezas a disfrutar de cada uno de sus avances como si fueran
medallas olímpicas y como si se tratara del único que lo ha conseguido y su
mirada de emoción y victoria te obliga a comértelo a besos.
Personalmente, recuerdo todos y cada uno de los grandes
momentos de la pelirroja y no puedo evitar sonreír cuando los rememoro, ni
siquiera ahora, para escribirlos.
Su primera y espurreada papilla -con una cara a medio camino
entre el éxtasis y el horror-; sus primeras palabras con las que probablemente
no quiso decir nada, pero que me arrancaron aplausos; sus torpes y emocionantes
primeros pasos -con las piernas arqueadas y mucho miedo en el cuerpo-; su
primer baño en la playa a carcajada limpia; sus segundos Reyes –cuando ya era
víctima emocionada del consumismo-; su cara de sorpresa en el primer día de
lluvia; su primer día de guardería, con su minúscula mochila y su miedo al
abandono; sus primeras ensordecedoras canciones –que costaba la vida adivinar-;
sus escondites tras las cortinas –haciendo bulto y con los pies por fuera- para
darme una sorpresa con abrazo incluido, y su primer “te iero mussho, mamá” que
te quita el sentido de la orientación… y ya pueden dejarte sin dormir tres
años, que eres la persona más feliz de la tierra.
Pero lo mejor de la maternidad son todas las aventuras que
te esperan, todo lo nuevo que está por venir y que hace que cada día tengas una
razón extra para levantarte con alegría y curiosidad (también con ojeras y
cansancio, no nos engañemos). Su primer examen, su primera excursión a la
granja escuela, su primer viaje, su primera pandilla, su primer novio y hasta
su primer desengaño, si me apuran, son algunos de los momentos que espero con
mucha ilusión y que no pienso perderme por nada del mundo. Aunque quejándome,
eso sí, que es marca de la casa.
Oohhh!! Ahora vas y casi me convences!!!! :) M.
ResponderEliminarQueremos una miniMaría en el mundo!!!!
EliminarNo se puede explicar mejor.Es a la vez tan horrible como maravilloso esto de la maternidad
ResponderEliminarNo sé si pensaremos lo mismo cuando se hagan chonis y quieran salir hasta la 'amanessía' y nosotras en bata de guatiné pegadas al teléfono. Ay!
EliminarSu primer novio??? espero que tengas trazado un plan para ese dia, que conociendo al padre, pobre de aquel que se acerque a su pequeñaja, el padrino va a parecer un teletuby al lado suyo en ese momento, y el desengaño, mejor recomiendale al chico billete de ia a japon que entre el caracter del padre y el genio que se gasta la peliroja no me gustaria estar en el pellejo de ese pobre insensato, que desde ya adelanto que como sea capaz de hacerle daño a mi sobrina LO MATO!!!!
ResponderEliminarJajajjajajaj, parecemos Los Soprano!
EliminarDisculpa que no extienda en este post pero es que me has animado a ir a por la parejita... Al menos, vamos a practicar, que tambien apetece "envé en cuando".
ResponderEliminarFamilia numerosaaaaa ya!!!
EliminarMe gusta más lo que intuyo en tu maternidad que lo que leo, aunque esto me aporte muchas sonrisas y una envidia insanísima del tiempo perdido y no utilizado productivamente. Quiero el prólogo de ese libro.
ResponderEliminarCuando quieras revivir la maternidad con bebés, te mando a la pelirroja a las marbellas y no hay más que hablar... ;)
EliminarFlor me ha encantado tu conclusión de ser madre… comparto contigo todo lo que dices y no se puede decir mejor. Has descrito cada momento histórico que solo sabe apreciar quien es madre. Te felicito y apruebo todos los ejemplos. Se te nota que eres una buenisssima Madreeee. y estupenda escritora.
ResponderEliminarMuchas gracias Mari Carmen!! La maternidad es un trabajo muy durooooo jajajjaja, pero es verdad que merece la pena... parece una frase hecha, pero es la verdad!!
EliminarEspero seguir leyéndote por aquí!!!
... No parece tu estilo, que raro
ResponderEliminarEs una treta para animar a las no-madres y que acaben llenándose de canas como yo! ;)
ResponderEliminarAy Flor, por favor!! Hasta me has hecho llorar. Me ha encantado, no has podido describir mejor todas las sensaciones vividas hasta ahora y las que nos quedan (si nos dejan). Voy a compartir este post en mi fb porque me ha encantado!
ResponderEliminarNada nada, no me convences jajaja.
ResponderEliminarEstuve 6 meses trabajando en una guardería, y a partir de ahí ya empecé a negar la posibilidad de tener hijos alguna vez. No te quito razón en que es una experiencia maravillosa, pero es una experiencia que a día de hoy prefiero perderme XD
ooohhh...que bonito!!!! con lagrimas en los ojos... snifff!
ResponderEliminarHola Flor, yo tengo dos niñas de 10 y 7 años. Su alegría de vivir, sus ganas de saber, su naturalidad, te devuelven la alegría que a veces se te va cuando no todo sale como esperas. Ser madre es algo que se debe de elegir y depués, tratar de tener calma y disfrutarlo. Si te gusta la comodidad y la tranquilidad, no tengas hijos porque dan muchísimo trabajo y disgustos.
ResponderEliminarPero son como un sol que aparece por la mañana, claro, amoroso, esperanzado, alegre, impaciente, sonriente, enfurruñado, desconcertante y muy muy humano.
La maternidad y paternidad son el amor en estado puro, pero que tiene un final, cuando crecen.
Incomodidades, todas, alegrías, todas las posibles, y más.
preciosez
ResponderEliminar