Una niña modelo y otros sueños

La pelirroja es una  niña guapa. Las cosas como son. Que lleva el pelo hecho nudos y la camiseta llena de mierda de hacer la croqueta en cualquier esquina, también. Que es la única de su clase que es capaz de ir con los tirantes del peto del uniforme sacados por el cuello del jersey y sueltos como si fueran riendas de un caballo y ni coscarse, también. Que siempre lleva churretes pegajosos de piruleta –o eso quiero creer- en las manos y que por mucho que la prepare en casa siempre parece que acaba de salir de un reformatorio de los años 50, también. Pero que es guapa tampoco es mentira.

Y el hecho de que sea pelirroja ayuda a que llame más la atención, básicamente por aquello de ser diferente y de verse menos, al menos por aquí por la Costa del Sol, que imagino que en Escocia, lo que triunfan son las morenas, los trajes de faralaes y la tortilla de patatas con cebolla.

La cuestión es que es medianamente habitual que en las tiendas de ropa me digan que por qué no llevo a la niña a alguno de sus casting para los catálogos de moda, que seguro que daba el perfil, básicamente porque la ven hacer bailes surrealistas y poner carantoñas como una diva en miniatura aunque imagino que obvian los leñazos que se mete contra el espejo en cada giro a lo Bisbal…y es que es cierto que en todo catálogo que se precie tiene que haber al menos una pelirroja, tan cierto como que tiene que haber una chica rubia en camisón en toda peli de miedo adolescente –porque alguien tiene que morir primero y si tienes cara de animadora guarrilla caes en el minuto uno- y un negro que mueva mucho la cabeza -como si estuviera siempre rapeando- en toda comedia de situación. Esto es así(n) de esta manera que os lo estoy diciendo. Anda que no.

Así que yo trato de darle forma a la idea, que yo soy muy madre de la Pantoja y ya me veo peinándole las cejas a salivazos frente a tres focos y un fotógrafo a lo Vogue y mire usted, salivo. Y sueño con la de ropa bonita y gratuita que tendríamos para hacer mil conjuntos y la de gente molona que conoceríamos y las tablas que cogería mi niña en esto de la pose y de la elegancia, que igual hasta acabaría consiguiendo que no se sentara con las piernas despatarradas enseñando las trompas de Falopio. Y me emociono. Mucho.

Pero luego me la imagino en peluquería aullando mientras la peinan como si la estuvieran desollando viva y me la imagino haciendo el croquetismo por el suelo y echando el decorado abajo en alguno de sus bailes magistrales y exigiendo colocarse su collar de perlas de plástico desconchadas de la Barbie sobre cualquier conjunto y pasando de posar cuando hay que posar y posando cuando nadie se lo pide y al final, seguro que nos acaban echando a patadas y colocándonos en la lista negra de las tiendas y marcas de moda y acabaría teniendo que meterme a costurera para que la chiquilla pudiera ir vestida a la calle y todo será estrés, dobladillos torcidos y looks de indigente neoyorquino. Así que al final, decido que mejor nos quedamos en casa, y como mucho le hago algunas fotos para el álbum familiar, que alí puede salir con cara de loca con nudos en el pelo sin que nadie nos regañe. Menos la mamma, claro, pero ella nos regaña siempre.

PD. Y para las que estéis fritas por convertir a vuestros retoños en modelos aunque sea por un día y en el calor del hogar sin estrés ni nervios, os presento el concurso de fotografía de Pangasa Baby en el que además podéis llevaros suculentos premios en metálico. AQUÍ os dejo el enlace para que os enteréis de todo aunque ya este fin de semana os ampliaré la información y os contaré más cositas interesantes… Yo desde luego pienso participar!! Cigoto top model!

http://www.pangasa.com/ii-concurso-fotografia-de-pangasa-baby/