La culpa la tengo yo. Que me dio la bipolaridad, ésta que me
acecha desde que soy madre y me fallan las conexiones neuronales, y un día que
la pelirroja y el primísimo me tenían hasta el moño y les amenacé con que vendría
la bruja y se los llevaría y se rieron de mí en plan ‘eres una abuela cebolleta
y ya nadie cree en las brujas’, les solté aquello de que las brujas sí que
existían, sólo que las madres decían que no para que los niños no se asustaran. Haciendo
amigos.
Y es que la bipolaridad es lo que tiene, que de pronto una
persona que no eres tú pero que tiene tu misma cara –tu misma mala cara, quiero
decir- decide cagarse en todo en lo que llevas años trabajando –pico y pala,
pico y pala- como el que la niña no tenga miedo a las brujas, más que por
bondad por evitarte noches de fiesta y algarabía, ridiculizándolas, alterándole
la trama a los cuentos, enseñándole los making off de las películas y dejándote
la vida y la poca energía que te queda en que la niña entienda que las brujas
no existen... y luego va tu alterego loco y malvado y suelta el gordo para que a la
pelirroja con los ojos como platos y casi a punto de salírseles de las cuencas
como a Bill Cosby, se le desencajara la mandíbula mitad sorprendida, mitad
aterrorizada ante la verdad que acababa de descubrírsele.
Pues entre eso y entre que el otro día el pater tuvo a bien enseñarle
el trailer de la nueva película de Maléfica de Disney –que me da terror hasta a
mí-, tengo a la niña cogiendo moscas, que diría la mamma, y al pater y a mí misma
con los ojitos güertos de agotamiento porque entre los cánticos gregorianos de
Cigoto, que ése no le tiene miedo a nada -ni siquiera a los nódulos en la
garganta que está cultivando con tanto orangutaneo y tanto grito nivel Mila Ximénez
día y noche que se le va a quedar la voz como a Marta Amaya- y las llamadas
nocturnas de una pelirroja histérica que dice que Maléfica está sobre la cómoda,
como si la pobre mujer no tuviera otra cosa mejor que hacer a esas horas, que
plantarse allí sobre el conglomerado cutre del Ikea, entre la Barbie mariposa, el menaje
de los chinos y el chándal del uniforme hecho bola.
Pero claro, la pelirroja es de ideas fijas y si hay miedo,
hay miedo y allí va su madre a calmarla a la una, a las dos y a las tres de la
madrugada, a compartir lecho y foco de virus y barandilla hincada en los
riñones, mientras el pater inyecta biberones de agua para calmar a Cigoto y dejarlo
al borde de la inundación y que deje de dar conferencias nocturnas al estilo
Castro, mientras da cabezadas contra la puerta del armario… hasta que llegó yo
de dejar dormida a la nena y lo rescato y nos metemos en la cama para a los
quince minutos –y aquí estoy siendo generosa- volver a las andadas, cada vez
con menos comprensión y más mala leche.
Sí, así de bonita es la maternidad.
Genial, genial simplemente te has salido!!!!!
ResponderEliminarDespués de una mala noche me cuesta juntar más de tres palabras pero igualmente paso a aplaudir tu nuevo post. Muy bueno como siempre!!
ResponderEliminarBesos
Jaja yo también me he tenido que comer a veces mis propias "mentirijillas de madre" con patatas! Y encima engordan..
ResponderEliminarEs que esta maléfica da mucho miedo, jajajaja. Mira que enseñarle el pater el trailer... :) Yo quiero verla, pero no sé si a una niña tan pequeña le dará más susto que otra cosa.
ResponderEliminarEn menudo lio te has metido...jajajja
Y dile a esa bruja que no se ponga sobre la mesita de Ikea. Que es verdad, esos muebles no aguantan mucho peso :P
¡Besos!
Es cierto que la maléfica da mal rollo eh! Jajajaja a ver si descansas antes de que te jubiles más de dos horas seguidas :P
ResponderEliminarYo aún no he empezado a aterrorizar a Hugo pero ya lo haré eso seguro y de la manera más creativa posible , no se vaya a pensar que esto es Jauja....qué bonita la maternidad cuando te pide agua cuatro veces seguidas y ya no sabes si darle un golpe con la botella a ver si pierde el conocimiento y te deja dormir de una vez jaja
ResponderEliminarLa maternidad hace que a veces tengas que tragarte tus propias palabras....jajajaj...rebota rebota y en tú culo explota...
ResponderEliminarJajajaja. Yo creo que nunca fui de tener miedo por la noche o, si lo tenía me callaba la boca y me hacía la valiente, que a orgullosa nunca me ha ganado nadie. Besotes!!!
ResponderEliminarJajjajaj que bueno, pero no estás sola en esto, bien podríamos abrir club, claro que las consecuencias se pagan y el efecto no suele ser inmediato, en mi caso se acuerdan del bicho malo tiempo despúes, cuando una ya no recuerda de que iba el cuento, luz encendida, ruidos que oyen....,que coincidencia que se alivien con mis paseos, hasta que me salta la chispa,se me desvela el sueño y se ponen a dormir con sonrisa rara que hace que me acuerde del bicho malo y el cuento me venga a la cabeza, para mi que se están cachondeando de mí, al final soy yo la que se queda sin media noche y la primera en mirar detrás de la puerta.Pero no desisto que una bipolar bien entrenada puede dar mucho juego,todo se andara.La de los churumbeles.PD-menudo rollo he largado jajjajajja.
ResponderEliminarQué renemos que hacer para dormir, no toda la noche, con 4 horas seguidas me vale. Que el rubio sueco este ya tiene 13'5 meses y seguimos igual. Flor si te enteras de algún campamento para nuestros niños avísame.
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