1.- Puedo quitar el gigantoárbol de mi salón y evitar el
reguero de minihojas de plástico por toda la casa, el espurreo de purpurina y
los rachones que me meto en la cara cada vez que doblo la esquina con el ímpetu
del primer sorbo del Red Bull o con el pavo de recién levantada al borde de la
muerte. Igualmente, Cigoto, cuyo cambiador esta lindando con el árbol, dejará,
por fin, de engancharse a las ramas cual tarzán trasnochado coqueteando con el
suicidio infantil.
2.- Mi culo podrá volver a sus dimensiones originales, que
tampoco es que en el origen fuera el culo de Jennifer López, pero al menos era
mejor que el de ahora que casi tiene vida propia. O al menos podré intentarlo
sin boicoteadores profesionales ofreciéndome delicias en forma de grasas
saturadas que se me adhieren a las cartucheras como sabandijas demoníacas.
3.- Se acabaron los peregrinajes en busca de los juguetes
agotados, suplicando a dependientas quinceañeras con rabillos infinitos y
gigantoaros que, sabedoras de que tienen el poder, te chulean mientras mascan
chicles y se ríen de ti por querer comprar el juguete de moda tres semanas
antes de Reyes.
4.- No más compras a deshora con los ojitos güertos de
agotamiento navideño, luchando con tres millones de personas por una bata de
Hello Kitty dos tallas más pequeñas que la de la nena, que vale un ojo de la
cara y que ni siquiera te gusta, pero comprar el día 5 de enero es como ligar
a las 5 de la mañana… no te puedes poner exquisito. Y todo ello mientras una
avalancha humana te aporrea las piernas con las bolsas del Primark, que se
rompen si las miras dos veces y te apuñala las caderas con los rollos de papel
de regalo tamaño XXL.
5.- Descanso familiar. Que sí, que sí, que una es muy
familiar y todo eso, pero esta sobredosis infernal de idas y venidas, de griterío,
de cenas festivas, de almuerzos, de compras interminables, de desayunos con
rosco de nata, de sobrecarga de niños chillones y peleones, de más compras, de empujones
por los pasillos, de llamadas a deshora, de merendolas en cafeterías atestadas,
de villancicos populares, de anís El Mono y demás maneras de morir han acabado
con mi paciencia y parte de mi ya escasa frondosidad capilar.
Ay, sí, necesito descanso, he, he.
ResponderEliminarAy sí, sí.. adiós a la Navidad, al turrón y al maldito gigantoárbol!
ResponderEliminarYo también necesito mucho descanso! vamos, que ahora se ha convertido en uno de mis lugares idílicos la biblioteca... sshhhttt
Buen día!
Lo que daría por una biblioteca silenciosa...
EliminarJajaja totalmente de acuerdo con lo de volver al peso normal tras la Navidad!! Yo estas fiestas me he asustado de todo lo que he sido capaz de comer!!! Pero es que no era capaz de resistirme a las exquisiteces que me ofrecían por todas partes!!! Y con la excusa de comer por dos...se me ha puesto un culo que ni me reconozco!! Ay madre...
ResponderEliminarQué vida perra...
EliminarBuenos días, la verdad es que toda vuelta a la normalidad gusta, yo estuve ocho días en España, y luego tuve aquí a mi suegra seis días, así que imaginate si tenía ganas de que se terminaran las fiestas.. jaja se fué el día 6 que aquí se celebra la befana (que significa bruja, trae caramelos a los niños) y no los reyes, por lo que imagino que nos engañó y no se fué en tren a Florencia, más bien cogió la escoba y salió volando que para eso era su día.. jaja
ResponderEliminarBuen fin de semana.. Besitos
Hemos de profundizar en lo de tu suegra!!! Cómo fue la cosa??
EliminarFijaos si tenía ganas de quitar el árbol, que lo desmantelé el viernes pasado en medio de una gastritis. Lo mismo quitaba una bola, que corría como una loca por el pasillo, rememorando mis vomitonas de futura madre. Eso sí, imposible meterlo en su caja original...
ResponderEliminarSi tu culo tiene vida propia despues de navidad, dile que se pase a buscar al mío y que se vayan de copas...
En cuanto a frondosidad capilar...ahí tengo una tratamiento de tres meses, que me costó 50 euros. Pues bien, el que va a criar pelo, es el tratamiento, que lleva aparcado en la cocina dos meses con su embalaje original y todo, porque a pesar de que mi morenaza tiene tres años pasados, sigue tomando un chupito de teta por las noches y aunque me digan que es compatible, me da miedito. Así que, además de calva...no hace falta que os explique como se quedan algunas partes con la lactancia prolongada...
Jajajajjajajajajajjajajajajjajajaja
EliminarYo ya me he cargado la Navidad! Estaba deseando quitar el árbol y q el maldito roscón de nata se acabara (me lo he zampado yo solita, q mi marido es celíaco, así q imagínate mi culete como está...).
ResponderEliminarPero ya hemos vuelto a la rutina!!!
Me ha encantado lo de que comprar el día 5 es como ligar a las 5 de la mañana,...eres genial!!!
Un besuco y feliz finde
Es que como diría mi padre... a las cinco de la mañana no hay nada bueno!! jajajjaja
Eliminarhola flor,a. antes de nada enhorabuena por tu blog y por los millones de ayer,
ResponderEliminarHay otra razon muy buena tambien la vuelta al coleeee, ains, santo cole
muchas gracias!! Y sí! Es verdad!!!
EliminarMe gustado la comparativa de comprar un cinco de enero con ligar a las cinco de la mañana. Uno va en plan "algo caerá". Jajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarAunque algo de saldo... jajajja
EliminarChica, anímate que precisamente de culo nunca andó escasa la Jenny del bloque... Aquí la resaca navideña empieza ya el 2 de enero, como no hay reyes eso que me ahorro (eso = roscones para mis roscones), aunque me da penita y dejo el árbol hasta el 6-7 de enero. Aún así el riesgo de aumentar el pandero o, en mi caso, la no-cintura es aquí enoooorme, porque el adviento con sus galletitas, dulces varios y cafeses multitudinarios empieza... a finales de noviembre, horror! Ánimo que no estás sola.
ResponderEliminarAins... que el verano ya está aquí!! jajajja
EliminarÚnele a eso el cumpleaños de los mellis el 8 de enero, con celebración familiar, celebración con amiguitos y cantidades ingentes de juguetes, ropa y regalos variados...La maratón de Nueva York??? ja, ja y ja :P
ResponderEliminarUfffff! No sabes cómo te entiendo. Mi peque cumple el 30 de diciembre y lo mismo: fiesta familiar, fiesta con amiguitos, bizcocho casero para el colegio a la vuelta de vacaciones,... Y cientos y cientos de juguetes!!! Como para no estar deseando cargarnos la Navidad :-)
EliminarCuánto estrés extra!!!
EliminarEl punto uno lo he cumplido justo después de que los regalos desaparecieran de debajo,a mí es que el árbol me ocupa mucho y no me refiero al espacio físico,por el punto cinco también suspiraba,que fueron casi tres semanas de tropel y voy cascada lo siento. Lo que echo de menos es la estimable ayuda del padre,gracias a él tuve mis momentos nomadre con bebida incluida,que a estas alturas eso se aprecia mucho.Buen post,te sigues superando.La de los churumbeles.
ResponderEliminartenían que habernos traído la nanny filipina...
EliminarSI, por Dios, menos mal que ya se acabó la Navidad, entre trabajar domingos y festivos, el resfriado que llevo encima desde Nochebuena y que no se va, y el estrés de las compras de Reyes y Rebajas, estoy para el arrastre. Lo que daría por unas vacaciones en un Resort con Spa en una isla paradisíaca mientras aquí se pelan de frío, pero como no me ha tocado la lotería, ajo y agua.
ResponderEliminarLlévameeeeeeeeeeeeeee
EliminarLo secundo, lo secundo todo, to-do.
ResponderEliminarJajajjajajaja
EliminarMe quedo con todas tus razones excepto lo del árbol. A mí me da penilla, si por mí fuera, viviría en mi casa todo el año.
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