A veces no hace falta que te sorprenda un tsunami mientras
tomas el sol en la orilla de La
Malagueta para que se te complique la vida, a veces basta con
un ligero y pequeño cambio de rutina para que tu vida empeore y tu nivel de
estrés se dispare nuevamente hasta el límite del infarto cerebral. Pues bueno,
eso es lo que nos ha pasado a nosotros desde que Cigoto ha empezado a tomar
papillas.
Que sí, que era yo la que estaba frita porque el chaval
empezara a comer con cuchara, pero claro una cosa es la idea preconcebida de mí
–más guapa, alta y delgada y mejor peinada- en mi salón –más limpio y recogido-
dándole cucharadas a un niño loco por comerse el vegetal y con una sonrisa como
la de los niños que anuncian colonias... y otra es la realidad, en la que yo con
una pinza en la cabeza y la mala cara que me caracteriza desde que soy madre
del dúo Gala, trato de hacer que el niño trague aunque sea media cucharada de
papilla, a ser posible sin espurreármela en la cara mediante la técnica de la pedorreta
o el soplido nivel ‘voy a desinflarme pero yo te empapo las pupilas de puerro’
y no entrar en bucle de locura, cosa que nunca logro evitar.
Y así voy perdiendo pelo y energía. Y lo peor es que este
paso no fue tan dramático cuando la pelirroja era pequeña, pero claro a una aún
le quedaba alguna neurona intacta y tenía menos problemas de salud mental, que
cuatro años ejerciendo de madre tienen más consecuencias que trabajar en una
central nuclear lamiendo uranio enriquecido y lo que antes era malo ahora es
horrible y más con Cigoto, que es la reencarnación del mal y el tema de
papilleo lo ha encajado nada más que regular.
De momento, he probado diferentes opciones para lograr dar
con la menos mala de todas, así, probé a sentarlo en el carrito pero a la
segunda cucharada ya lo tenía con la cabeza hincada en el respaldo,
entregándose a la inanición y refregando la cara llena de papilla por toda la
funda, con el consecuente disgusto de quitamanchas y lavadoras y carrito pelao
como si fuera a robar cobre con una banda de pandilleros rumanos.
Así que probé lo de sentarlo en la hamaquita, colocarlo en
alto y atado como un preso en una cárcel de máxima seguridad y frente a frente –como diría Janette pero con
más energía- ir enchufándole cucharada a cucharada de sustento con la
suficiente lejanía como para que sus escupitajos no me alcancen. Pero la
pelirroja que es una ‘goleora’ se sube a la mesa y al final no sólo tengo que
estar atenta a meterle la cuchara por el orificio adecuado y esquivar las
pedorretas sino que además he de vigilar que la nena –por supuesto en tacones-
no se caiga mesa abajo
Así que probé a hacerlo como las antiguas, sosteniéndolo en
brazos, inmovilizándolo como si fuera un agente del FBI, pero una que está poco
ducha en tareas que requieran esfuerzo físico, acabé con una patada en el esófago
y la cuchara clavada en la sien, un castigo divino porque por malamadre no uso
la de silicona para poder hacerle efecto palanca y al final casi me perforo el
cráneo con la gigantocuchara indestructible del Ikea.
Con lo bien que vivía yo con mis biberones ortopédicos del Dr Browns...
Ostrasssss...el dúo Gala. Pensé que era la única que recordaba a ese par. Tengo una anécdota con ese dúo. Mis padres tenían una tienda y un comercial (viajante se llamaban por aquellos entonces) era igualito a uno de ellos. Un día comenzamos con el cachondeíto de que era él y una de las clientas le pidió un autógrafo y todo (se lo firmó y se fue tan contenta).
ResponderEliminarJajajjajaja, qué fuerte!1 Mi padre tenía un cassette en el coche y mi hermana y yo nos reíamos un montón de sus pintas!!
EliminarMis primeros meses (uno y medio) fueron tal los cuentas. Hasta que paso de la verdura y la fruta o otros sabores , como el pollo y los yogures. Y ahora es un fiera comiendo. Ayyy como pasa el tiempo, ya mismo ni te acuerdas de las peleas con la cuchara... Bueno paciencia y un besito. Por muy mal que empiece el día tú siempre me pintas la sonrisa en la cara. Gracias Flor ;)
ResponderEliminarDichosa cuchara que mal me lo hizo pasar a mi, con mi nena tampoco habia manera, no queria pures de nada y luego al ver mi comida queria trozos de pizza o de pan...asi que probe a darle trocitos de comida y sorpresa!!! Se comia todo muy a gusto y no se atragantaba... le daba de comer como a un pajarito, trocito a trocito....ufff. A los 15 meses cogio ella la cuchara y empezo a comer sola, pero seguia sin dejar que yo tocase la cuchara.
ResponderEliminarAlgo parecido nos pasó con nuestro peque. A los 14 o 15 meses comía solo, no consentía que nadie le diese la comida. Por mí perfecto, como comía bien (en esos tiempos...) pues un trabajo menos que me daba.
EliminarQué máquinas!!!!
EliminarDichosa cuchara que mal me lo hizo pasar a mi, con mi nena tampoco habia manera, no queria pures de nada y luego al ver mi comida queria trozos de pizza o de pan...asi que probe a darle trocitos de comida y sorpresa!!! Se comia todo muy a gusto y no se atragantaba... le daba de comer como a un pajarito, trocito a trocito....ufff. A los 15 meses cogio ella la cuchara y empezo a comer sola, pero seguia sin dejar que yo tocase la cuchara.
ResponderEliminarVaya. Reconozco que esas peleas no las tuvimos con el colorao, siendo un bebé se comía hasta las piedras. Desde el principio se comía muy bien todo lo que le daba con la cuchara, sin hacer ascos.
ResponderEliminarEl problema nos vino a partir de los 18 meses o así y hoy, con casi 3 años, seguimos en la lucha por que coma algo. No existe más comida que las lentejas, la sopa con pasta maravilla, nuggets, leche y yogures.
Y no sé qué es peor, su luchar con un bebé que no abre la boca y espurrea o con una bestia parda que me monta el pollo cada vez que quiero darle una comida diferente. Uno por grande y otro por chico, le dan ganas a una de tirarse por el balcón abajo.
A la pelirroja le pasó igual... Comía bien y ahora vomita de ver los macarrones o el queso o el vegetal o el arroz o lo que sea!!!
EliminarPor cierto, Flor, ¿has probado a sentarlo en la trona y dejarlo que experimente con la comida? Siéntalo con un bol de papilla y una cuchara, te lo pondrá todo perdido pero al menos probará la comida y así se hará a su sabor. Por probar que no quede. Eso sí, ponle ropita de las más viejas y lavables y mira para otro lado, que cuando lo veas de comida hasta el pelo puede darle un yuyu.
ResponderEliminarLo confieso: odio las tronas!!
Eliminareso me recuerda cuando empecé a darle fruta a Hugo, me costaba la misma vida que se la comiera y no me pusiera la hamaca hecha un asco, mi madre y yo le cantábamos, hacíamos cucamonas, de todo para que el niñaco se la tomara sin dar mucho por saco....y aun no he acabado porque ya tiene dos años y a veces se pone farruco y sigo igual, el otro día le tuve que coger y sujetarle los dos brazos con uno mío y con el otro darle las lentejas, lo malo es que se retorcía como un gusano y al final terminó metiendo el talón en el cuenco del potaje, con el concecuente disgusto mío....ayyyy que dura es la maternidad jajaja
ResponderEliminarJajajjajajajaja
EliminarHago para mi la frase de que xx años ejerciendo de madre tienen más consecuencias que trabajando en una central nuclear lamiendo uranio JAJAJAJAJ, buenísima Flor, SUBLIME!!!!
ResponderEliminarjajajaj es buenísimo!!!!!!!!!
EliminarEs la verdad!!! O no??
EliminarSi es que hay que tener cuidado con lo que se desea, que lo mismo se cumple. Jajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarY tantooo!!!
EliminarPrueba a cruzar una pierna encima de la otra y sentar al bebé en el triángulo que se forma. Suelen estar muy cómodos ahí, y la madre tiene las dos manos libres.
ResponderEliminarY si no quiere la verdura en puré, dásela a trozos. Zanahoria blandita, judías, lo que sea.
Niña, qué nivel!!
EliminarLa verdad es que la comida nos vuelve muy locas a todas en algún momento u otro. Yo no recuerdo dramas con la iniciación de la cuchara, en cambio me costó lo mío que la enana aceptara que había que masticar... y no porque no supiera o se atragantara, eh? -que le dabas un bocadillo de jamón y se lo trincaba jajaja si no porque era más fácil y rápido tenerlo trituradito.
ResponderEliminarCalvas vamos a quedar! jajajaja
Besos Flor
A mí ya me queda poco!! jajajjaja
EliminarMe has hecho recordar la etapa esa con los churumbeles,gracias al post me he reído,pero tengo aún cacho trauma, menos mal que fue poco tiempo,enseguida le cogieron el gusto a la comida,pero el tiempo que pasó apareciendo restos de papilla por todos lados....La de los churumbeles.
ResponderEliminarPuaj!! Y con lo que mancha... Vida perra.
EliminarHola, no es por hacer publicidad pero nosotros tenemos la silla de Stokke y es genial, puedes acercar al niño a la mesa para que coma con vosotros y es bonita , además tiene el seg de bebe que luego quitas cuando ya no hay peligro de que se caigan.... H cuando no estoy en casa y no tienen sillas de bebe a mano , pues tb utilizo el método de cruzar las piernas...que a no ser que le dé por empezar a pegar botes al enano, pues es bastante práctico la verdad ..... Ciao !
ResponderEliminarJajaja...me apunto lo de trabajar en una central lamiendo uranio...jajjaja
ResponderEliminarSuerte con los avances con el pelirrojo!