1.- Lograr que Cigoto vuelva a dormir del tirón sin lanzar
alaridos en plena noche que me dejen al borde del infarto cuando me despierto
sin saber si soy la princesa Leia o el fantasma de Cantembury y poder volver a
descansar como una persona decente y frenar el envejecimiento prematuro y
maternal de la piel. Y de paso no endemoniarme a las tres de la mañana que
tengo que tener a los vecinos acojonados.
2.- Que la pelirroja se ponga los calcetines. Sé que esto
parece una banalidad pero cuando la niña no sólo pasa de ponérselos, sino que
se los quita a escondidas cuando se los pones como si fuera una claustrofóbica
pedestre y acaba andando descalza noche y día y pillando resfriados y
bronquitis con sus consecuentes chutes de Terbasmin y la locura extrema y transitoria
que acarrea, se convierte en una cuestión de seguridad nacional.
3.- Que la nena sea capaz de memorizar algo que no sea una
canción Disney y que sea capaz de enterarse de algo a la primera sin que se le
vaya el santo al cielo a la segunda palabra que digo para que luego al
comprobar que no se ha enterado de nada me diga ‘ez que eztaba penzando en laz
hadaz’. Así no hacemos carrera.
4.- Conseguir que a Cigoto le salgan los dientes aunque tenga
que extraérselos yo misma como un minero dental antes de que se acabe metiendo
toda la casa en la boca a empujones y nos acabemos inundando en su baba que
todo lo alcanza y todo lo empapa y antes de que nos acabemos volviendo locos
con sus quejas y su nuevo mal humor.
5.- Tratar que la niña coma más y más variedad. Esto es más
complicado que lo de tener el tipazo de Blake Lively y puestos a hacer
esfuerzos igual me renta más una cintura de avispa, para qué vamos a
engañarnos.
6.- Centrar a la niña en su vocación temprana de médico y
apartarla de su instinto de cabaretera, así me evitaré tener que sacarla a la
cale con restos de purpurina en las pestañas y carmín cruzándole la boca como
el Joker. Aunque pensándolo bien con las guardias tan malas que tiene el
personal sanitario fijo que me toca críar a los nietos que me dé, así que igual
hay que darle una vuelta a lo de cabaretera…
No gritar, o gritar lo mínimo, y mantener la calma. A esto se reducen mis propósitos maternales de 2014. Lo del gimnasio ya ni me lo planteo :P
ResponderEliminarPropósitos claros y concisos. Muy de la maternidad, he, he.
ResponderEliminarLas cabareteras deben de tener unos horarios muy chungos, también. Habrá que averiguar qué profesión le conviene más...
ResponderEliminarPor cierto, yo soy muy de ponerme a pensar en hadas, también. Sobre todo cuando lo que me están diciendo no me interesa ni media.
Besotes!!!
Yo para los maternales me pido que los churumbeles se aprenden y lleven a la práctica los míos,creo que así por lo menos podré cumplirlos jajajj.La de los churumbeles.
ResponderEliminarSuerte! El mayor mio también va sin zapatillas en casa! jajaja
ResponderEliminarYo me conformaría con que comiera algo más que lentejas, sopa con pasta maravilla y nuggets. Ya ni pido volver a mi peso o tener pelazo. Hasta pa pedir soy una triste ya.
ResponderEliminarYo pido intentar bajar el nivel de decibelios en mi casa, q mi niña vuelva a comer verduras y pescado (con lo q presumía yo antes delante de otras mamás) y que obedezca aunque sea a la segunda o a la tercera. Ay!
ResponderEliminarFeliz año nuevo!