Que la pelirroja tiene la agilidad del hombre de hojalata es
algo que ya sabía, vamos, como para no saberlo tras años de continuas
estampadas contra la pared en patines o tacones de plumas y purpurina, sus
caídas en redondo jugando al hulahop sin lograr que dé ni una mísera vuelta,
sus intentos fallidos de hacer la voltereta logrando una croqueta al jamón
deforme, sus continuos tropiezos con toda alcantarilla o escalón o papel de
fumar que se encuentra en la calle y un largo etcétera de despropósitos que dejan
a la niña magullada y a mí y a mis planes de que sea una bailarina clásica de
postín, hundidos en la miseria.
Pues si es un tollo en la versión terrestre de la vida
también lo es en la versión acuática, vamos, que no es lo que se dice una niña
ágil ni espabilada de ésas que se tiran de cabeza como si lo hubieran hecho
toda la vida y bucean y aprenden a nadar cual sirena estilosa sin aspavientos
ni bocanadas de cloro.
La pelirroja es más bien torpona, para qué vamos a
engañarnos. Que sí que está monísima con sus bañadores de corte vintage y sus
tirabuzones rojos al sol, pero que ágil lo que se dice ágil, pues mire usted,
no.
Así, mientras los primos se lanzan desde el bordillo a la
piscina como pequeños saltimbanquis, la pelirroja hace su particular ritual de
media hora en el que empieza poniéndose de espaldas, agachada con el culo en
popa y prueba a bajar una pierna, desollándose todo el empeine del pie y media
rodilla contra el bordillo y toca el agua con el dedo gordo, pero se ve que no
se siente del todo segura, así que lo retira, volviendo a desollarse viva para
acabar sentándose y arrastrando el culete por el bordillo y dejándose tres
capas de la piel y el apresto del bañador contra la piedra y al final acaba
lanzándose al agua con la elegancia de Falete y con los ojos desencajados de
pavor.
Ya en la piscina si lleva manguitos cortándole la
circulación de los brazos todo va bien y mueve la cabeza de un lado a otro como
si estuviera haciendo mucho esfuerzo en desplazarse y se cree Esther Williams
aunque en realidad no se está moviendo de su medio metro de piscina, pero yo le
aplaudo, para subirle la autoestima y que no se le pase por la cabeza quitarse
los maguitos en busca de mayor velocidad y de una lesión cervical para su
madre.
Pero no siempre lo consigo y cuando se viene arriba se cree
que sabe nadar y se quita los manguitos ‘porque yo ze nadar puzerbien’, una
habilidad inventada que demuestra recolgándoseme del cuello, hincándome las
uñas en el cogote de pura ansiedad y pegándome doscientas patadas en la
cicatriz de la cesárea para demostrar lo bien que mueve las piernas mientras yo
me debato entre morir por hemorragia interna o por rotura de cuello o vomitarle
en la cara del meneo tan malo de cervicales que me estoy llevando.
Y si trato de despegarla entra en estado de histeria y me
araña los brazos cual Lobezno enfurecido, tratando de agarrarse a algo como
DiCaprio en el Titanic y si se envalentona y se suelta, traga tanta agua que al
final tengo que cogerla por miedo a que nos deje sin piscina en la que
bañarnos.
Y en la playa la cosa no mejora. Entre las piedrecitas de la
orilla sobre las que anda como si estuviera sobre las brasas de una hoguera y
los guantazos que le pegan las olas que la dejan dando vueltas sobre sí misma
como un borracho de feria, sin dignidad ni memoria o con la cara incrustada en
la arena, masticando restos de colillas, casi mejor nos centramos en los deportes de invierno.
Gracias a Dios vivimos en la Costa del Sol.
Gracias a Dios vivimos en la Costa del Sol.
Bueno, bastante que se tira a la piscina. Mi hija ha estado apuntada a un curso de natación todo el mes de julio y lo único que hemos conseguido es que salte a la piscina desde el bordillo sin que nadie le de la mano, pero siempre que haga pie claro... Y que meta la cara en el agua y mire debajo, con el culo en pompa, como si buscara pulpos. Y ya. Todo el mes de julio eh??
ResponderEliminarCuando está con nosotros en la piscina "grande" va con manguitos y entonces ella es capaz de moverse sola. Mete la cara en el agua, pone el culo en pompa y patalea, así que algo se mueve. Y así anda... no me imagino la de cursillos que va a tener que dar hasta que aprenda a nadar de verdad, madre mía!
Jajajjajajaja
EliminarCada uno lo suyo, no importa, seguro que encontrará mil maneras de hacerse más fuerte a medida que se caiga, el que nunca se ha caído, no sabe lo que es.
ResponderEliminarÁnimo.
Lo que me faltaba era una pierna partida!! jajja
EliminarEl de hoy, sublime no..."puzer zublime ".
ResponderEliminarQué panzada a reir, por Dios.
Por cierto ...Esther Williams ;-)
Gracias!!! ya lo he arreglado!! Aunque tampoco le importaría ser Vanessa!! jajjaja
EliminarYo no aprendí nunca a nadar... Otras cosas no se me daban mal pero al agua le tengo un pavor tremendo. Bueno, si es en una bañera y tiene sales aromáticas, no... Besotes!!!
ResponderEliminarYa te vale!
Eliminaros juro que me duele la tripa puzerfuerte, de la panzada de reir que me acabo de pegar.... es que me meoo!
ResponderEliminarJajjajajja, gracias!!!!!
EliminarPues mi gordito me da la mano para que le baje a la piscina todos los días diciendo 'aguaguagua' .Con su flotador debajo el brazo, baja trotando, contento y feliz como el sólo con 19 mesitos de nada, se moja los pies en la piscinilla hinchable del verano pasado, pero lo que quiere de verdad es meterse en la grande conmigo o con la awela. Todavía es pequeño para tirarse sólo desde el bordillo, xq tanta agua junta y azul le imponen y es un poco cagoncete, pero una vez está dentro disfruta como un enano, chapoteando y a su bola con su flotador, los manguitos no le gustan. La arena de la playa le da asquete, igual que el césped de la piscina, pero todo tiene solución, una chanclitas atadas y listo. Él tb se cae y tropieza bastante, pero en el agua se mueve son soltura para lo pequeño que es.
ResponderEliminarQué tierno el chiquitín!
EliminarJaja son todos parecidos..apuntala a un curso Flor..que algo mejoran..daniel ha hecho ya dos y en cuanto volvamos d la playa volverá a otro..se tira de cabeza de culo y de lo que sea..bucea que da miedo..y nada a lo perrito.. Aunque también te digo que los días de curso de invierno, donde fuera hacia 3 grados y dentro 30 han sido muy duros..pero al menos podemos seguir con el glamour.Jaja un beso y paciencia..que en nada será una sirenita preciosizima
ResponderEliminarYo he estado a punto de morir ahogada por mi propia hermana, iba con los manguitos de natación, esos buenos que no te hundes ni queriendo y tuvieron que sacarme de los pelos porque a la niña no se le ocurrió otra cosa que tirárseme encima donde yo no daba pie y cuando vió que yo me hundía y ella no tenía bordillo dónde agarrarse me empujaba hacia abajo a ver si ella subía... un drama vamos.
ResponderEliminarBesotes.
No desesperes, mujer. Yo tampoco es que fuera del género ágil, y... Mira, precisamente vengo de hacer gimnasia suspendida del techo.
ResponderEliminarJajajajajajajaja.....(cojo aire)....jajajajajajaja.....(vuelvo a cojer aire)....jajajajaja....he entrado en bucle!!!
ResponderEliminarCasi me meo con el último párrafo Jajajajajajajajajajajaja
ResponderEliminarPerdón, penúltimo
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