- Que el hermanísimo siempre decida hacer caca cuando está
comiendo, lo que implica dejar de darle de comer y que entre en estado de
violencia callejera nivel Bronx, llevarle al cambiador retorciéndose como una
culebra para quitarle la caca del culo y refregársela por pies y piernas a
causa de los movimientos epilépticos en un festival sin fin de ‘heces para
todos’ para acabar echando la leche que se acaba de tomar, mojándose la cara en
plan mascarilla nutritiva y creando un charco bajo el cogote que acaba
empapándole los cuatro pelos de anciano que tiene y tres cuartas partes de la
frente.
- Que la pelirroja se despierte a hacer pis tres minutos
antes de que el hermanísimo empiece a pedir la comida y aunque yo vaya con ella
cantando como una loca a las cinco de la madrugada por el pasillo para que no lo
oiga, más grita el otro y al final, acabamos los cuatro haciendo los panolis en
el salón.
- Que la niña esté embobada frente al ordenador viendo Dora en
bucle como si no hubiera un mañana y el pequeño durmiendo incrustado en su cojín
sin inmutarse con el martillo hidráulico de las obras de la calle que ya me ha
perforado un tímpano y que justo cuando empiece el programa o la serie que
quiero ver y que llevo todo el día esperando, se me rebelen como chechenos
violentos. El uno pidiendo brazos o bibi o una lata de sardinas en escabeche,
la cuestión es chillar como una hiena y la otra derramando vasos XXL sobre el
teclado, hincándose cabeza abajo en la bañera, dando la voltereta –más bien croqueta
raruna- sobre la mesa del comedor o simplemente pidiéndome que escuche su nuevo
cuento de ‘zuztízimo’ a grito pelado. Con decir que en ésas ni se oye el
martillo…
- Que el caballero decida ponerse a llorar nivel rompo los
cristales a lo Yma Sumac justo cuando a) estoy limpiado el culete a la
pelirroja –hoy vamos de escatológicos-, b) le estoy haciendo los nuggets con
aceite hirviendo frente a mí, c) estoy hablando por teléfono con alguien
medianamente desconocido y de algo importante, que acaba creyendo que estoy
matando al niño o que vivo en una granja llena de gallinas psicóticas de ésas
que se pican en las cabezas.
NOTA: Hoy publicamos post en El Planeta del Bebé sobre un nuevo producto y una nueva aventura... ¿Te lo vas a perder?
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este post creo que va a tener muchíiiiisimas partes jaja. Pues sí es la ley de Murphy cuando quieres hacer algo sin que se enteren uno o los dos peques nunca sale bien. O cuando cojo mi libro o mi revista aprovechando 10 minutos de paz y es sentarte y empezar la fiesta. No quiero ni pensar de aquí a dos años...
ResponderEliminarY si esperas a que termine de comer para cambiarle el pañal? Aunque supongo que si no lo haces, es porque se queda frito y por no despertarle. La mía es que se quedaba dormida a mitad de toma y aprovechaba para cambiarle el pañal y que se despertara (en pleno enero por la noche, imaginate lo frías que estaban las toallitas, pobrecita mía, se despertaba de golpe y con los ojos como platos). Oye el cigoto te ha salido con genio eh??
ResponderEliminarPor cierto, yo me aprovecharía de la pelirroja y su disposición a ayudarte, si la entrenas un poquito igual puede quedarse con el cigoto cantándole hasta q se duerma o por lo menos entretenerle hasta que caiga rendido y tu de mientras te sobas en el sofá, no sé, algún partido hay que sacarle a tantas ganas de ayudar, que al final la niña se te va a meter a una ONG para desquitarse.
No está mal la lista. Seguro que todos podríamos añadir algo...
ResponderEliminarMe hizo gracia lo de la lata de sardinas. Es que el capricho de una buena lata de sardinas, es irrefrenable:
http://madreconcarne.blogspot.com.es/2013/07/cuando-una-desconocida-acapara-latas-de_31.html
Si te fijas, todos tienen el llanto y los gritos como factor común... Un besote.
ResponderEliminarAyy, ¡¡¡qué horror!!!
ResponderEliminarNicolás, como no sigas siendo bueno, te vas a convertir en pelirrojo 2 y lo que mola es ser único...
Besotes.
Lo de ponerse a berrear cuando estás al teléfono es una de esas cosas que hacen todos porque viene en su manual de Cómo volver locos a mis progenitores. También debe de venir el berreo y/o incordio cuando hay sartén con aceite; la lucha para el cambio de pañal; los lloros por no salir o no entrar en la bañera... jajaja!!! Si no está escrito, deberías lanzarte... yo te lo compraría para estar preparada!!! ;)
ResponderEliminara mí me pasa igual con la caca mientras come, no lo soporto.
ResponderEliminaryo que vos...lo cambio despues de alimentarlo...sino siempre siempre va a llorar...aparte toman tan rapido la leche q mal no le hara quedarse cagadito dos minutos mas.....igualmente creo q es peor cuando lo acabas de cambiar y se vuelven a cagar...con lo caros q estan los pañales..
ResponderEliminarpor aca igual...es empezar a hablar x telefono y empezar el MAMI.MAMI.MAMI.MAMI sinfin!
Pues cuando mi niña era un bebé muy pequeño tenía reflujo, con lo cual por las noches le daba pecho, se hacía caca,se quedaba dormida y, como tenía que esperar media hora antes de tumbarla por lo del reflujo; luego la cambiaba, se despertaba y otra vez teta.......y otra vez caca!!! Y así entrábamos en un bucle sin vuelta ni retorno de teta-caca-minisiesta que me acuellldo y se me abren las cannnesss!!!
ResponderEliminar¿Y el dilema "a cual de los dos duermo primero"? Si decides aprovechar que el bebé está plácidamente dormido en su carrito para traspasarlo a la cuna puede pasarte una de las siguientes opciones:
ResponderEliminara) que al tocar su espalda el fondo de la cuna (que como toda madre sabe pareciera que tiene pinchos) se despierte y empiece un despliegue multimedia de risas, pedorretas y gorgeos porque ¡lo tienes en brazos! Y ahora no se te ocurra soltarlo porque pasaremos de esto a recital de gritos y contorsiones y siempre es preferible lo primero.
b) que el malvado decida disimular y hacer como que sigue dormido con su estampa de anuncio de colonia nenuco para en el momento en el que el mayor está a punto de caer dormido tras el nonagésimo cuento empezar los llantos desaforados directamente en un nivel de 20 sobre 10.
Si por el contrario decides dormir al mayor primero que es más razonable y al menos no finge estar dormido sin estarlo el crío que es más noble que un descendiente de la casa de Alba se quedará dormido con sus cuentos de rigor, su lamparita encendida y su regimiento de peluches de compañía. PERO, en el momento en que empieces a intentar dormir al bebé y por ende éste empiece a llorar como si en lugar de en la cuna lo hubieses metido en el aceite hirviendo de los nuggets, se despertará medio enfadado medio preocupado y te interrogará sin fin con alguno de estos argumentos:
a) el hermanito no me deja dormir, ¡dile que se calle! ¡riñéle como a mi cuando no me duermo! estoy muy cansado... (Ay hijo de mi vida, si yo también quiero que se duerma ¡no sabes cuánto!
b) ¿qué le pasa al hermanito? ¿qué le duele? ¡cógelo, tiene miedo! ¿no ves que sólo es un bebé? y tú con complejo de malamadre superada por un intelecto de tres años acabas irremediablemente intentando redormir al mayor con el bebé en brazos.