El tren del gusanito.
Después de casi matarse a la entrada y a la salida, de que los primos pasaran
de su cara y la dejaran sola en la parte de atrás del vagón con una niña
famélica con cara de vieja prematura a la que la pelirroja no podía ni ver, se
lo pasó en grande siguiendo a su ritmo (?) y con interpretación libre las
instrucciones de la animadora, levantando
los brazos cuando la muchacha pedía aplaudir y aplaudiendo cuando tocaba
gritar. La parte positiva es que además de torpe, la niña tiene una autoestima
nivel Concha Velasco y se creía que había hecho la coreografía de Beyoncé.
El carrusel
deprimente. Tuvimos que esperar dos turnos para que se pudiera montar en el
camión más feo del carrusel -que ya era triste de por sí- en el que había
pintada una sirenita falsona que se parecía a Lady Gaga con resaca, pero que la
traía loca. Y una vez dentro del camión que le venía estrecho -y aquí estoy
siendo generosa-, con las rodillas clavadas en la barbilla, la niña se pasó
todo el viaje embobada con el unicornio lila de al lado, segura de haber
apostado a caballo perdedor y con la marca del volante marcado a fuego en las doloridas
espinillas.
Los coches de choque.
Después de dos años suplicando por subirse, por fin logró convencerme, pero en
lugar de partirse el cuello que es lo que yo esperaba, se pasó todo el tiempo
girando sobre sí misma a la velocidad del rayo pero sin moverse del mismo metro
cuadrado. El dinero mejor invertido de mi vida. Hacía mucho que no me reía
tanto.
Los ponis. Tras
varios momentos bochornosos de tratar de obviar las preguntas de qué era eso
que le salían a los ponis por abajo y tenerlos a todos cabeza abajo haciendo
cábalas, elegí el que tenía más pinta de caballo percherón que de poni por
aquello de los 24 kilazos pelirrojiles y me coloqué a su vera como un señorito
andaluz para acompañarla en el trote por aquello de que ya estaba en fase 'estoy
dormida despierta y puedo hincar la frente en cualquier momento' y entre el
espacio tan estrecho que quedaba, los meneos de la pelirroja acomodándose y los
violentos estornudos que me sacudían de la alergia galopante que me dan los
caballos, casi me acabo morreando en dos ocasiones con el poni. Cómo no iba a
estar contento el chaval.
NOTA: He colgado algunas fotos en el facebook por si queréis echar un ojillo al pelirrojismo gitano...
NOTA: He colgado algunas fotos en el facebook por si queréis echar un ojillo al pelirrojismo gitano...
Qué recuerdos! !! A mi padre le pisó el poni...no te digo más. Jajaja.
ResponderEliminarBesitos
Oh my God!!!
EliminarCon la lástima que me dan esos animales y yo también caí en montar al colorao, qué triste.
ResponderEliminarLa verdad es que los cacharritos los hacen chicos, chicos y los gigantopekes parecen ranas con las rodillas rozándoles las orejas. Eso cuando caben.
Lo que hubiese dao por ver a la pelirroja dar vueltas como un trompo en los coches choque... ¡millones! Se lo pasaría en grande.
Cuando salió siguió dando vueltas del mareo que pilló! jajjaja
EliminarJooooooo pero que envidia me das!!!!!!! Os lo pasásteis en grande!!!!!!!!! Yo también quiero Feria buaaaaaaahhhhhhhh!!!!
ResponderEliminarAquí eso del tren del gusanito no existe. No lo he visto en la vida. El carrusel también aquí es bastante deprimente, con dibujos falsos de Disney, Pixar y todo lo que se te ocurra, con colorines chillones superhorteras que debió de pintar el Jonathan, que es el feriante que consiguió llegar hasta 6º de Primaria y dio durante un semestre clases de dibujo. Aquí los coches de choque los llamamos autos de choque, jeje, no sé si allí abajo también se los llama así y lo de coches son cosas tuyas, jaja, pero hay dos versiones de estos: los de adulto y los de niño. En los de adulto no le monto a la niña ni jarta de grifa, con la de kamikazes que dan rienda suelta a su instinto suicida en esa atracción! Me descogotan a la niña a la primera vuelta. En la de los niños si le dejo, pero acompañada de un adulto. Y te preguntarás como entra un adulto en un auto de choque tamaño liliputiense, pues bien, poniendo el culo en la parte más alta del asiento y los pies en el suelo del coche. La niña va entre las piernas y el adulto controla el volante (la niña también lo coge pero mejor que lo maneje lo menos posible...). Una locura vamos, que si no te quedas como Quasimodo te da la ciática fijo.
Y los ponis... ayysss... pobres.... el año pasado por Navidades le monté a la niña y no le hizo mucha gracia y a mi encima es que esos bichos me da una penita... En fin...
Ya he visto las fotos que has subido a FB, que niños tan requeteguapísimos tienes maja, es que están para comérselos!!!!!!! Son preciosos. Y Violeta tiene una cara de bichillo... :-)
Muchas gracias!!!
EliminarYo en los coches de choque?? Muero de terror! jajjaja... y sí, aquí el nombre oficial es auto, pero todos dicen coche... o eso creo! jajjaja... Los ponis me dan taaaaanta penita
Un primito de mamy, cuando era pequeño e iban de viaje contaba a sus padres entusiasmado la de caballos con cinco patas que había en aquella ladera...
ResponderEliminarJajajjajajaja
EliminarHabrá que ir a Facebook a verlas, pues... Yo confieso que con los coches de choque tampoco me apañaba demasiado. Bueno, la verdad es que a día de hoy ni siquiera sé conducir así que lo mismo si me monto ahora tampoco haría más que dar vueltas... Besotes!!!
ResponderEliminarNi yo!!!
Eliminarjajajajajajajaja la pelirroja tiene mucho arte, se nota que es del Sur!
ResponderEliminarTe estoy imaginando riéndote cuando Violeta no paraba de dar vueltas con el cochecito... Si te lo pasaste bien y todo!
Gracias por poner fotitos en Facebook, voy a verlas ahora mismito! Besos!!
La verdad es que sí que lo pasé bien... y no daba un duro por ello!! jajjaja
EliminarA mi pequeñaja con dos años le da mucho miedo las atracciones. Me he quedado con las ganas de pasearla en la feria.
ResponderEliminarJajajaja, mira que eres mala. Me la imagino girando sobre sí misma en plan ¿todo controlado?, y tú riéndote de ella... Yo también me voy a ver las fotos. De gitana estaba guapísima, que vestido más mono!!!
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