Cigoto es un buen niño. Y no porque no vaya con mala gente y
llegue siempre a su hora los sábados –que también, oiga- sino por que come
bien, duerme bien, le gusta el baño, que lo cojan y que no, le da igual un
biberón que otro, agua que manzanilla… y da poca guerra en general o por lo
menos poca guerra comparado con su hermana que es un tormento que no se calla
ni durmiendo.
Sin embargo para ser justos, diré que el hermanísimo también
tiene su genio, más si cabe que el que tenía la pelirroja a su edad, que se
pasaba el día aletargada en el sofá y sólo abría un ojo para comer o para dejar
claro que no la habíamos abandonado a su suerte. El aspirante a pelirrojo tiene
carácter y aunque normalmente es un buen chico, cuando le tocan las palmas,
baila y entonces no hay quien lo aguante.
Lo más curioso es que no se enfada porque tenga hambre o
porque haya hecho caca o porque tenga sueño… De hecho, demuestra un
sorprendente buen humor y hay que ir controlando relojes y ojeando pañales para
asegurarnos de qué toca en cada momento, que una será madre experta pero es
igual de pamplinosa que cuando era primeriza.
Y es que el hermanísimo se enfada cuando toma conciencia de
que es torpe o al menos ésa es la teoría a la que he llegado en uno de esos
tres segundos libres que tengo al día, generalmente cuando hago pis y me tomo
la libertad de cerrar el pestillo ignorando los gritos de la pelirroja al otro
lado de la puerta como Jack Nicholson en El Resplandor. Y es que creo que el
pequeño se ha convertido en el peor enemigo de sí mismo y entra en unos bucles
de los que no hay manera de sacarlo.
Así, cuando se le cae el chupete y yo intento ponérselo como
madre entregada que soy, empieza a mover
la mano con el puño cerrado como los gatos japoneses ésos de
la suerte y a meterse leñazos en la cara y en mi mano por lo que me es
imposible ponérselo y, claro, tú crees que es que no lo quiere, pero no, error,
sí lo quiere y lo quiere ya, pero tienes que luchar contra él mismo para
dárselo, lo que presuntamente está deseando, pero es imposible y entra en bucle
de llanto y mano en modo gatuno y es un sinvivir muy grande hasta que logras
enchufárselo.
O cuando le toca comer y se pone ansioso como Pocholo en
Ibiza y cuando le acerco el biberón empieza a mover la cabeza de un lado a otro,
como un perro de esos de los salpicaderos de los taxis y no llega nunca a la
tetina porque yo se la voy moviendo adonde tiene la boca pero como acto seguido
la cambia, pues jugamos al ratón y al gato mientras se enfarruca vivo y tengo
que cogerle la cabeza para que la deje quieta y meterle la tetina y entonces
todo es felicidad.
O cuando le echo una sabanita por las piernas porque tengo el aire muy fuerte puesto y empieza a moverlas como un escarabajo panza arriba y la sabana va y viene hasta que acaba por taparlo entero como si fuera un cadáver y yo trato de quitársela pero más se mueve y más se enreda y al final antes de que se convierta en una momia egipcia, logro hacerme con una esquinita y lo desenvuelvo, haciéndole rodar cual croqueta rebozada.
Y es que parece ser que el hermanísimo también piensa seguir
la estela de la hermana en cuanto a inteligencia reducida, pobrecitos míos, que ya os he dicho que la nena
es muy lista para lo que le interesa, pero que para otras cosas tiene un
empanamiento encima que para qué y ya sabéis que en la guardería ya me
suspendió algunas asignaturas… Que yo no sé de dónde viene esta falta de vigor
cerebral, que aquí una servidora podrá ser parada de larga duración y estar
como un choto a las tres, pero jamás suspendió ya no una asignatura sino ni un examen, ni
siquiera en la Facultad...
Vamos, que no me merezco esto.
Pero eso es porque tienen que dedicar su concentración a otras cosas, que lo de estar todo el día con la mente activa es muy cansado. Mi hermano es un empanado alucinante, sobre todo hablando porque hay veces que solo le entendemos los de la familia como con los niños pequeños, y por teléfono siempre parece que le acabas de despertar de una siesta profunda. Y aunque es muy moreno y por ahí no sacamos paralelismos, estudia arquitectura. Así que aún hay esperanza. (Yo también soy muy empanada, pero ssssh eso no hace falta saberlo)
ResponderEliminarAy, es que se pone nervioso el pobre...jejejeje. Que lindo el hermanisimo...me encanta! besos guapetona y feliz finde
ResponderEliminarYo creo que ahora les exigen un montón en el cole, cada niño tiene un ritmo de aprendizaje o se le dan mejor unas cosas que otras, ahora tienen que aprender a concentrarse y a saber cuáles son sus obligaciones pero bueno, yo también me deprimo cuando sale con un dibujo para hacer en casa porque no lo ha hecho bien en el cole jaja.
ResponderEliminarEn cuanto al peque el pobre todavía está en proceso, seguro que ahora se da cuenta de que tiene manos y se pone a usarlas sin control
El pobre cigoto está experimentando. En un mes ya dominará el chupete, seguro.
ResponderEliminarPues yo veo muestras de mucha inteligencia, sobre todo en el peque. No soy madre, me he tragado una pila de documentales XD
ResponderEliminarQue me vas a contar...los míos siempre querían hacer todo solos, desde muy pequeños, y cuando no les salía bien a la primera, pillanban unos enfados monumentales. Bueno, no se por qué hablo en pasado, que siguen así...No veas que suplicio cuando empezaron con las minúsculas y no les salía bien alguna al primer intento. Estuve tentada de dejarlos en plan analfabeto funcional Ö
ResponderEliminarIgual es que sufre de doble personalidad, probetín...
ResponderEliminarTodo eso es fruto de la frustraciOn, del querer y no poder... El principio de la independencia, Flor, lo que yo te diga. Lo que pasa es que el cerebro va màs ràpido que el organismo en esos caso y, claro, mientras tanto, llantos van y vienen. Paciencia y dedicaciOn.
ResponderEliminarQue rico cigoto! Me lo estoy imaginando y se me cae la baba. A ver cuando nazca mi segunda si es asi de buena... y a mi tus dos peques me parecen listisimos, especialmente Violeta me parece muy lista y madura para su edad. Este finde hago 38 semanas!
ResponderEliminar¡¡Me como a Nicolás!! Tienes que morir de amor con él.
ResponderEliminarEl chiquillo es muy listo, pero quiere volver loca a su mami ;)
Oye nena, ¿nunca has suspendido ni un examen? ¡Qué buena hija y qué estudiosa!
Pensé que lo del movimiento de brazos y cabeza era exclusividad de mi Eneko pero veo no... un alivio y una preocupación al mismo tiempo ¿será el síntoma de algo? Yo también quiero un arquitecto y como el pulso lo tenga así ni para robar panderetas nos vale, oíga jejeje
ResponderEliminarNo he podido para de reir. TU descripción es demasiado gráfica. Cigoto es el alma gemela de Iván. Hacía exactamente lo mismo e esas edades... y a estas! porque sigue en las mismas de empeñarse en imposibles y enfadarse rabiosamente cuando no lo consigue. Será mejor que no se conozcan nunca o ya puede echarse a temblar el mundo ;)
ResponderEliminarJajajaja. A ver si vas a ser tú, que no los entiendes... Besotes!!!
ResponderEliminarJolín, me siento reflejada, en serio. Mi colorao era un sooool de bebé pero dejó de serlo muy pronto y a partir de los ocho meses o así... no paraaaaaa!!! Y le pasa lo mismo, se cabrea con su genio cascarrabias, no deja que nadie le ayude y eso le cabrea más. Y llorar nunca ha llorao pero chillar... se ha tragao un megáfono!
ResponderEliminarPero estaaaan cariñoso...