Lo mejor de la vuelta al cole es volver a hacer planes. Muchos
planes. Muchísimos. Aunque no pienses cumplir ni con la mitad de la mitad, que
eso es lo de menos, lo importante es poder hacerlos y, por supuesto fingir que
los vas a llevar a cabo para quedarte con esa maravillosa sensación de tenerlo
todo bajo control, aunque sepas que es tan falsa como la pena que finges por
separarte de tus hijos en la verja del colegio.
La pelirroja empieza hoy las clases y yo vivo sin vivir en
mí de ansiedad e ilusión, como la noche de Reyes o la víspera de mi cumpleaños,
aunque sólo vaya a estar dos horas en clase y me la devuelvan antes de que la
sensación de libertad me haya hecho efecto. Pero vamos, que después de un
verano de siamesas, clavándonos las pupilas día y noche y con el hermanísimo
esperando turno para reclamar su cota de atención, dos horas son como unas
vacaciones pagadas en el Caribe. O mejor aún.
Así que ya estoy libreta en mano, haciendo listas y listas –me
encantan las listas y sobre todo tachar cosas de las listas- apuntando todos
esos desastres que he ido acumulando durante el verano previendo solucionarlos
cuando tenga un poco de tiempo o hueco libre entre morir de estrés y de
agotamiento.
Como por ejemplo, arreglar el cajón de los complementos que
ha pasado de estar perfectamente ordenado y clasificado en minicajas a estar
todo revuelto, con las cadenitas hechas nudos y los pendientes enganchados en
las pulseras y lo que es peor con restos de piruletas y nuggets de pollo, fruto
de las incursiones de las manos regordetas de la pelirroja en busca de bisutería
para su cuerpo serrano.
O deshacerme –con nocturnidad y alevosía- de los millones de
juguetes feos de kioscos y de chinos varios con los que la he ido sobornando a
lo largo de los paseos infernales bajo el sol de agosto y que ahora malviven en
un cajón junto a las figuritas del MacDonald’s que ha ido acumulando en este
jaleo alimenticio que nos hemos traído entre manos y junto a gominolas
semichupadas y resto de pinturas de uñas.
O sacar la ropa de invierno y morir de alergia, decidiendo
qué puede sobrevivir a esta nueva temporada y qué no, que me cabe y que no –ésta
parte sin duda será mucho más dañina y violenta- y en qué cosas debería
invertir de cara al otoño en el que tengo planeado ser una top model.
O ir a la peluquería, no en plan ‘tengo tres segundos haga
usted lo que pueda’, sino en plan relax y belleza total y librarme de esta
melena encrespada de tres colores que me araña el cuello. E igual hasta echarme
otra vez las mechas californianas y quedarme calva del todo. Que no se diga que
no somos modernas. Incluso depilarme las cejas en un centro especializado para
acabar con esta dicotomía de cejas de agricultor o de travesti de los 80’s, según
si me da o no por lanzarme a las pinzas y al espejo de aumento.
O mejor aún, paso de todo y me quedo con los pies en alto
dos semanas, que son las vacaciones que me corresponden por tres meses de tormento
veraniego, aunque igual el nugget del cajón acaba cobrando vida propia y mangándome
mis pertenencias.
Que ya se sabe que los nuggets no son buenos. Que me lo ha
dicho mi madre 'cienes' de veces.
estás igual que yo entonces; iba a ir esta semana a la pelu pero ya lo dejo para la que viene; que yo tengo mechas californianas pero no porque me las haya hecho a propósito sino porque me han crecido demasiado las raices.Lo de la ordenación también lo tengo en mente, es más me suelo coger una semana de vacaciones para estas fechas para ordenar la casa(sí ya sé que es triste pero es lo que hay).
ResponderEliminarSólo espero cumplir algo de lo propuesto para esta temporada o por lo menos hasta año nuevo que otra vez empezaremos con nuevos propósitos...
Ay, así estamos todas con los propósitos! jajjajaj
EliminarY sí, yo creo que las mechas californianas las inventaron para darle cuartelillo a las madres! jajjaja
Aquí en Italia empezaron el Jueves, pero nosotros llegamos ayer a las doce de la noche a casa de Bilbao, por lo que hoy también se lo salta, así que a mi hoy todavía me espera un gran día, y encima él dice que nooooooo, que si estoy loca, que mañana no empieza el cole.. Aunque para mi también comienza una dura etapa, en unos días comienzo con el carnet de conducir.. Mi aita dice que cuando vaya a Bilbao, hablará con el Gobierno Vasco para que me paren el tráfico en varias calles adyacentes a su casa.. jaja
ResponderEliminarUn beso privilegiada, que ya eressssssss libre..
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNo sé si son vacaciones esto de quedarse en casa.. aunque mi hija vaya al cole yo me quedo con el bebé, lo que significa que tardo 4 veces más en hacerlo todo, desde las camas hasta la comida.
ResponderEliminarEn realidad mi hija es más una ayuda que una carga. Me vigila al bebé para que yo pueda ir al baño o a remover el guiso, limpia el polvo con una toallita humeda.. :)
Pues me uno a esa sensación de libertad efímera y a muchas (casi todas) las cosas de tu lista. Confío en que la peque siga adelante con ese periodo de adaptación y cada vez pueda rascar más tiempo "libre".
ResponderEliminarÁnimo con la lista a ver si tachas unas cuantas cosas ;-)
Yo estoy esperando que llegue el lunes de la semana que viene como agüita de mayo (es que aquí en Portugal son 3 meses de vacaciones de 14 de junio a 16 de septiembre, toma ya), aunque como buena madre bipolar...me dá una penita quedarme con la casa sola (esto lo digo con la boca chica y mientras lo escribo se me escapa una sonrisilla e felicidad)...Por cierto, también tengo que ir a la pelu...!!!
ResponderEliminarYo voto por las dos semanas con los pies en alto sin hacer nada...mis niños empiezan mañana, pero no lo notaré hasta el 23, cuando llevan ya horario de tarde y podré llegar a casa del curro, y comer SOLA, sin enanos trepando por mis piernas, metiendome la mano en el plato y preguntándome cada 2 minutos si ya he terminado de comer y puedo jugar XD
ResponderEliminarUffff,me suena todo,lo de los planes,la lista....interminable,al final lo dicho nada de nada,que esas cosas molan mucho al principio pero luego no apetecen ni a tiros.A mí lo que de verdad me gusta en empezar a contar para atrás para acercarme a junio,que lo mio no es el invierno,he descubierto que los churumbeles en verano no se me pegan tanto,será por la calor jajjaj.Las vacas bien,casi tres meses fuera del asfalto dan para mucho y todo bueno,eso,que yo vivo mejor en veraneo total,quiero ser rica ya,que hasta me ha crecido el pelo.La de los churumbeles,que empezamos mañana el cole.
ResponderEliminarJe, je, je. Lo mío con las mechas californianas es aún peor. Me las puse a principios de verano (rojas) y a mitad me dió un brote, compré un baño de color de 3,50 del Mercadona, y ... ahora tengo todo el pelo a corros. Maldito baño de color, no se va ni a puñetazos. Para acabar de rematar, en las raíces ya se ven canillas... Un cromo. Lo malo es que no sé qué puede hacer una peluquera con eso. Igual lo del pelo al cero no era tan mala idea.
ResponderEliminarMi peque empezó la guarde la semana pasada y aunque está en período de adaptación, las horitas que estoy en casa sola dan para muchooooo
ResponderEliminarYo ha sido dejarla en el cole y salir pitando a la peluquería, es que si no no hay manera, ja, ja!
ResponderEliminarMi colorao se ha llevado todo el verano yendo a la guarde tres horitas así que no hemos tenido periodo de adaptación. Solo ha faltado si hemos ido algún día a la playa, parque acuático o hechar unos días por ahí. Además, justo en la semana de adaptación nos fuimos de vacaciones (el último año que puedo cogerlas en Septiembre, buaaaaaa...). Lo que sí hemos notado es tenerlo cinco horas en vez de tres, ¡anda que no da tiempo a hacer cosas!
ResponderEliminarLa verdad es que me quejo de vicio porque mi madre se queda con él si hago algún mandado o voy de compras, que ya es imposible llevárselo y no me monte el pollo.