Yo siempre quise ser una mujer de anuncio y no de anuncio de
detergente de ésos que tan dan ganas de acuchillarte y cuyas protagonistas no
llevan ni una gota de pintura ni de glamour y llevan el pelo encrespado como yo
en la realidad de mis mañanas. De ésas no. Yo quería ser una mujer de anuncio
de perfume caro, a ser posible de firma. A lo Laetitia Casta en
Dolce&Gabanna o similar, y contonearme por las calles empedradas y apoyarme
por las paredes con aire distraído y sensual…. pero se ve que no ha podido ser.
De momento, oiga, que la esperanza y el estilo son lo último que se pierde. Que
yo sigo ahí, pico y pala, pico y pala.
Así que mientras logro matizar mi perfil para acabar
pareciéndome a la modelo –esto bien puede durarme un par de lustros-, me vengo
concentrando en mi interés en tener niños anuncio, que sí que una ve mucho la
tele entre biberón y biberón y ha decidido que quiere unos niños no sólo
guapos, sino finitos, alegres pero tranquilos y con ese aire como de acabar de
salir relajadísimo de la ducha que me puede de emoción.
Y esos niños existen, aunque las madres envidiosas digamos
que no para sentirnos bien con nuestras pequeñas bestias con resto de helado en
las pestañas y pintas de acabar de salir de una lucha en el barro, que yo los
he visto y he convivido con ellos en el colegio y en el instituto y ahí están,
hechas mujeres de provecho con pelo Timotei, mientras yo escribo esto con un lápiz
en la cabeza para sujetar mi rasposa melena tricolor y con cara de haber
sobrevivido a un holocausto nuclear hace diez minutos.
Por eso lucho –no con uñas y dientes que estoy muy cansada
yo para tanta intensidad- porque mi prole sean niños de anuncio y no porque
sean pelirrojos y guapetes –que lo son, aunque esté feo que yo lo diga- sino
porque sean niños de ésos que sonríen tímidamente y se sientan en una esquinita
del sofá a ojear un cuento y no gritan casi nunca y no se manchan y llevan el
pelo perfecto.
Pero va a ser que no. A la pelirroja ya la conocéis y así
sigue, lanzándose nuggets con el primsísimo cada vez que vamos al McDonald’s,
comiéndose la pasta de dientes y tratando de hacer el pino puente en el sofá
vestida de princesa y en tacones, pero eso sí, enseñando las braguitas como
manda la tradición. Untándose las manos en ketchup –de manera literal- como
quien se unta una crema para luego darse lametones y dejarse la cara con restos
de tomate seco que junto a las pegatinas de Kitty que se ha pegado desde la
frente y hasta el cuello, le dan un aspecto monstruoso. Mangándome los collares,
las pinturas y hasta las gafas de ver la tele para ir ‘a tlabajal’ con pinta de
miniprostituta soviética. Mojando las patatas en cocacola y lo que es peor, comiéndoselas,
y pegando voces día y noche, contenta o enfadada, cantando como si fuera
Montserrat Caballé y, por supuesto, esperando los mismos aplausos. Y aunque la
corrijas y se arrastre gritando ‘lo ziento, lo ziento, voy a zel güenaaa, pol
favol, peldónameeee’ –que a la niña le va el drama y que los demás piensen que
soy una institutriz malvada-, acto seguido, de hecho antes de terminar la frase,
ya la tengo otra vez lamiendo espejos.
Así que pensaba concentrar todas mis energías en el peque,
que como no grita parece un niño más modosito y por tanto más moldeable a mi
beneficio. Pero no. Cómo iba a serlo si es hermano de la pelirroja y aspirante
a pelirrojo él también… Así, aunque lo recién saque de la ducha y lo deje un
rato en pañales para que eche el gigantoeructo y el tsunami posterior, no
decide lanzarlo hasta que está vestido como un señor y ya en la calle, aunque
tenga que aguantarse la gigantobocanada en la garganta una hora, él espera a
estar lejos de casa, para poder lucir luego ese olor a queso feta que le
caracteriza. O cuando lo baño, que le limpio hasta el duodeno, pero justo
cuando estamos en la calle decide expulsar por la oreja un resto de cera naranja
fluorescente, para que la gente crea que al niño no se le baña, aunque treinta
minutos antes el pater y yo hayamos andado metiéndole la gasita hasta la trompa
de Eustaquio y vuelta.
Pero lo más heavy de todo es que el hermanísimo siempre
tiene las uñas negras ¿estamos locos? Imagino que será de mi crema o de mi
maquillaje, que se le quede ahí tras arañarme –otra práctica que denota su
futuro aire vandálico- y aunque trate de quitársela con técnicas variadas:
cortándole las uñas a ras, metiéndole el filito de la tijerita para sacársela,
dándole con un cepillito de dientes ultrasuave o metiéndole los dedos en remojo
como a una señora en la manicura… a los tres nanosegundos de dejárselas casi
perfectas vuelve a tenerlas como Oliver Twist… Y eso sí que yo no lo había
visto en ningún bebé del mundo. Así que ahora voy por la calle explicando a
todo con el que me cruzo el drama de las uñas, básicamente para que me den algún
remedio o al menos para que no llamen a los servicios sociales.
Pues eso, que mejor me concentro en ser Laetitia Casta.
Para las uñas negras le vas a tener que hacer la manicura francesa...jajajajaja. Total, entre la manta de kitty y las cosas heredadas de la pelirroja, qué más le dará estar otro poquito más femenino? jajajaja. Pobrecito xD
ResponderEliminarPues a mi tus niños, como sólo los he visto en las fotos de tu face, me parecen de anuncio total. Y la pelirroja con las caras tan graciosas que saca en las fotos, cualquiera diría lo del kétchup en las manos...jajaja.
No, si calladitos parecen angelotes. Lástima que nunca se callan! ajjaja
EliminarLo de las uñas para mí también es un misterio. Mi niño no puede tenerlas negras por mi maquillaje ni por mi crema porque no tengo tiempo de embadurnarme. Pero incluso recién cortadas no tardan nada en llenarse de porquería. ¿Será por el gateo? Como va todo el día por el suelo...
ResponderEliminarPero se que cigoto tiene 3 meses!! Muy raro todo...
EliminarAhora no disimules... El niño tiene las manos negras de pelar granadas, a mí no me la das.
ResponderEliminarQué disparate! Si yo sólo lo pongo a barrer!
EliminarYo tuve el mismo problema de las uñas hasta...ey, lo sigo teniendo!! Y ya no sólo las de nenita sino las mías también. Yo le recortó las uñas y con un palillo le sacó un poco de tierra.
ResponderEliminarY ni hablar de la cera, nenita la sacaba sólo sí venía mi madre o una cuñada incómoda
Jajjajaja
Eliminarjajajjaa. Yo estoy obsesionada con la uñas, estoy continuamente limpiándoselas porque se las mancha con la plasti, las ceras de pintar...
ResponderEliminarYo a la pelirroja también, pero el peque... no es muy peque??
EliminarPues si que es extraño que un bebé tenga las uñitas negras..no será la pelirroja que le da algún juguete para coger y lo araña? Algún día descubrirás el porque..
ResponderEliminarTienes niños de anuncio lo quieras o no, quizás no de esos en los que todos son sonrisas y buen rollo, más bien el del niño que se tira en el supermercado gritando y al rato se tira la madre también, pero al fin y al cabo de anuncio.. jaja Aparte con lo guapisimos que son bien podrían salir en algún catalogo..
Laetitia Casta no me gusta nada.. Nicole Kidman aunque parezca una muñeca...
Un besazo
A mí la Kidman, nada y la Casta tampoco mucho... menos en ese anuncio, que me encanta!! Bueno, en realidad me vale ser cualquiera que salga peinada, jajjaja...
EliminarMuy bueno hermosa. Lo que me he reído.
ResponderEliminarGracias, guapa! A ti cuando te queda para cerrar la pandilla?? Qué valor tienes, María Manuela! jajaja
EliminarYo trabajé en una agencia de cásting y sé lo monstruosos que son los niños-anuncio, pero peor eran las madres, la mayoría, exmisses Málaga que no se hablan las unas con las otras.
ResponderEliminar¿Están buenas las patatas en coca cola?
Yo no como patatas desde el Paleolítico!! Yo mataría por hacer casting... a ser posible de realities!! jajaja
Eliminarsigo en mis trece...si no es porque la mía es morenaza, pensaría que las han separado al nacer...
ResponderEliminarEs hora de juntarlas! Dónde te la llevo?
EliminarYo sigo intentando que mi drama queen y mi pequeño spiderman trepador se comporten como niños bien...a lo de parecerme a Laetitia Casta, he renunciado :P
ResponderEliminarLo de las uñas de los niños es un misterio...
Ah, y yo mojaba las galletas en fanta naranja, y he salido normal. Más o menos. Bueno, no le preguntes a mi madre.
Jajjajajjaja
EliminarPero si menudos niños anuncio tienes,anda mira bien,bien...Te entiendo perfectamente,te has colado en mi vida jajjjaj.Los míos son de anuncio recién salidos de la ducha y antes de abandonar el cuarto de baño,por mucho que me diga la gente que con esos ojos parecen de anuncio,no me cuela.Sobre todo el pequeño que es como un imán para la mierda,lo de las uñas negras ya paso,procuro no mirar,es como una marca de nacimiento.Te sigues superando,enganchada me tienes.La de los churumbeles.
ResponderEliminar'Un imán para la mierda', jajajjaja
EliminarPero si tus niños son una monada!!!! Sólo hay que ver las fotos! Lo de las patatas me ha matado. Besos!
ResponderEliminarSon todo apariencia!! jajjaa
EliminarPues está visto que no vas a conseguir tener niños de anuncio pero, si lo fueran, tal vez no tendrías material para el blog. Piénsalo... Besotes!!!
ResponderEliminarEso es verdad!! jajja
EliminarLo de tu hijo lo tengo clarísimo que se guarda alcachofas en el cochecito y las pelas mientras tú estás quitándole el ketchup a la pelirroja. Si no, no hay otra explicación.
ResponderEliminarComo veo que a todas nos ha encantado lo de las patatas fritas en la coca-cola, lo voy a probar a ver qué tal.
P.d. Mi chiquitina chupa los rotuladores.
Te conté que a mi mediana sí me la insinuaron para que hiciera un anuncio? Es que de bebé era rubia con ojos verdes y pestańas curvadas, eso sí, también chillona a más no poder.
Y si, tus hijos son de anuncio. O de peli. O de serie de televisión.
O de peli de Stephen king!!
EliminarRotuladores?? jajajja
Mi pollito, que tiene seis meses ya y es más bien un señor pollo, saca la cera (en cantidades que dan miedo) siempre en casa de mi suegra. Así le da otro motivo más para restregarme lo mala madre que soy y lo poco que conozco a mi niño. Menos mal que a mi plin
ResponderEliminarLo primero decirte q me encanta tu blog!!! me muero de la risa...y lo segundo x si te sirve de consuelo, mi pequeñín q es monísimo, nada más salir a la calle deja de serlo xq toda la mierda se le pega....si en serio, osea q a los 10 minutos de pisar la calle ya tiene la cara y las uñas negras, es un expediente x!!!! ya me ves a mi dando explicaciones cada vez que me paro con alguien de xq el niño me lleva esas pintas de guarrillo, no vayan a pensar q soy una malísima madre y llevo semanas sin bañarlo (aunque lo pueda parecer).....
ResponderEliminarPero si tienes la excusa perfecta!!!! Uy mira, si es que no me puedo despistar, la hermana, que le pinta las uñas de rotulador y ya se sabe, y como el pobrecito se deja y encima tiene la piel sensible no le puedo pasar un algodón con acetona.... quedas como una reina jajajaja.
ResponderEliminarY esto después de ver al nieto de la vecina de mi madre, que se deja que las hermanas mayores le pinten las uñas, los labios y lo disfracen de niña... con lo que se parecen los tres y los pelos largos es que lo parece, lo juro.
Besotessss.
... yo sospecharía de la pelirroja... o eso, o te ha encontrado el punto débil y ya empieza a jugar psicológicamente con tu castigado cerebro maternal... jijiji...
ResponderEliminarBesotes!