Como decíamos ayer –que diría Unamuno y yo misma cada vez
que entro en coma en el sofá y me despierto sin noción del tiempo- hay niños
perfectos. Niños perfectos que se convierten en adultos perfectos que todos
conocemos y tienen –ellos- cuerpos atléticos sin pisar el gimnasio y pelucones
sin injerto ni loción y tienen carreras profesionales de éxito y sonrisas
profiden y –ellas- con la melena extralisa sin un rastro de encrespamiento ni
aunque le caiga encima el Katrina, con un tipo de modelo de Victoria’s Secret
que contonea de manera natural, hasta con bata de guatiné, y es tan simpática
que no puedes odiarla y tiene el trabajo perfecto, el marido perfecto y por
supuesto, engendra a los hijos
perfectos. Y le sale de manera natural, no como las impostadas que son igual de
perfectas pero con esfuerzo, las que yo digo son perfectas por la gracia de
Dios y de la genética y esto es así(n).
Y en esto pensaba mientras masticaba bilis y escribía el
post de ayer, cuando recordé una fiesta infantil a la que nos invitaron hace
algunas semanas y en la que la pelirroja, vestida de ‘princeza’ como manda la
tradición, lo pasó en grande y pudo sufrir en sus carnes un cara a cara con una
niña de éstas, de las perfectas, y quedó obnubilada con su presencia, como me
ocurre a mí cuando leo la Vogue
y veo a Blake Lively.
La fiesta era una fiesta de fin de verano que una amiga montó
en su casa para destrozarse los nervios y para que mil niños se divirtieran con
juegos de campamento, chucherías, música y ganas de pasarlo bien, que para eso
se hacen las fiestas y más ésta que era de disfraces, aunque éste fue un dato
que conocimos quince minutos antes del evento, que se sepa.
Así que allí nos fuimos, la ‘princeza’, el primísimo vestido
de boxeador y mis ahijadas las mellis vestidas de enfermeras negligentes, para
darlo todo junto a una pandilla de niños de diferentes edades que nos esperaban
ansiosos por empezar los juegos y entre los que destacaba una niña, de unos 9
años, disfrazada de Jasmine, con una melena rubia casi blanca, con los ojos
grandes y azules, una sonrisa encantadora y un tipillo monísimo que auguraba
que antes de los 15 ya podría ser modelo internacional.
Por supuesto, el boxeador cayó rendido a sus pies nada más
atravesar la verja y desde entonces perdió la conciencia y todos los juegos,
mirándola con la mandíbula desencajada y hablando en cámara lenta como Poli Díaz.
Pobretico mío. Y la pelirroja debió de ver en ella todas sus aspiraciones porque
no sólo no se apartaba de su lado sino que quería ser su pareja en todos los
juegos, pero claro la niña, que le sacaba tres cabezas y que sería rubia pero
de tonta ni un pelo, se negaba a compartir patata en frente con una pelirroja
con pinta de acabar de salir del psiquiátrico y con purpurina hasta en las pupilas.
Y cómo no podía ser de otra manera, la rubia ganaba en
muchos juegos, mientras la pelirroja ni siquiera se enteraba de las normas y
daba vueltas como una peonza borracha cuando había que pasar la escoba o
lanzaba la patata al público cuando lo que había era que transportarla en una
cuchara y así con todo. Como mis mellis, que estaban guapérrimas con sus
disfraces y sus cofias pero que tampoco daban pie con bola, básicamente porque
pasan de todo o como el boxeador, con los ojitos ‘güertos’ muriendo de amor
infantil hacia la rubia. Como todos.
Pero la cosa no queda ahí, sino que cuando terminaba la
fiesta, la rubia anunció que iba a deleitarnos con un playback y un baile que
había preparado para la ocasión y antes de que pudiera hacerme la muerta y acabar
con las provisiones de CocaColaZero, la música sonó y casi tiro el vaso al
verla moverse como una mini Shakira, con una gracia y un ritmo que me dejaron
boquiabierta y que acabaron por matar al boxeador, que estuvo al borde del
desmayo.
Pero lo mejor del asunto es que mientras la rubia perfecta
se lucía y todos los niños se sentaban a verla, la pelirroja y las mellis
decidieron boicotearla, que ellas ritmo no tendrán, pero gracia para siete. Así,
las mellis se dedicaron a hacer bailes surrealistas, dando santos como una rana
borracha delante de la chiquilla, dándolo todo como no lo habían dado en toda la
fiesta –imagino que tenían rencor acumulado- y la pelirroja, que dos horas
después había descubierto cómo era el juego, se cruzaba el ‘escenario’ como una sonámbula con una
cuchara sopera en la boca y una mandarina sobre la cuchara, con cuidado de que
los saltos de las mellis no se la echaran abajo, ahora que por fin le había
pillado el truco.
Y entretanto, la rubia bailaba enfadadísima, loca por terminar
su actuación con éxito y librarse de las espontáneas… y el boxeador traidor abucheándolas
para defender a su pretendida. Y mi hermana, mi amiga Sandra y yo misma,
partidas de la risa de ver cómo nuestras tres enanas le arruinaban el espectáculo a la pobre
chiquilla.
Envidia creo que lo llaman.
Envidia creo que lo llaman.
Jajaja, pues yo también me hubiera reido de que las tres espontáneas le hubieran chafado el show a miss universo. Qué coraje de niña, por favor, jajajaja.
ResponderEliminarNo sé a mi es que las niñas tan cursis y "pedorras" que diría mi abuela, me matan!! Prefiero a una pelirroja descoordinada con salero que a una rubia moñona. Y seguro que su madre también es perfecta y le salen las fiestas perfectas y es la envidia del barrio, con sus farolillos, sus pompones, sus "emparedados" (que no sangüis de toda la vida de Dios) y sus mierdecitas varias...
ResponderEliminarBueno ea, ya me he desquitado a gusto por todas esas mini reinonas perfectas que algún día nos darán envidia de la mala en el Vogue
Todavía no me he encontrado yo a nadie perfecto. Yo me he encontrado a varios y varias como dices, y nadie, absolutamente nadie es perfecto. Pero tú de eso no te vas a enterar, porque mejor que blanquearse los dientes saben guardar los trapos sucios.
ResponderEliminarTienes toda la razón. Además, ¿qué carajo significa perfecto? Seguro que si damos definiciones, nos sale una por cada una de nosotras ;)
EliminarNoooo, no es envidia... ¡Es justicia divina, ejecutada por medio de tus polluelos!
ResponderEliminar...envidia...y de la buena, jajaaj
ResponderEliminarQuita quita!! Prefiero a una pelirroja descordinada vestida de princeza con salero que una rubia cuasiperfecta, donde va a parar!!!
ResponderEliminarole por la pelirroja y las mellis y su boicot "sin querer queriendo" jajajajajaa
Estoy leyendo una revista (yo cojo las vacaciones cuando mi niña empieza el cole jiji) y por trigesima vez leo "famosa recuperadisima y con vientre tabla 3 meses despues de dar a luz"....por queeeeeeee?? comoooooo lo hacen??!! si yo 2 años despues sigo con barriguita!! (2 años despues y 3 kilos de chocolatinas diarias claro juas juas).... a este ritmo terminaremos leyendo "sara carbonero, recupera su figura 15 dias antes de dar a luz"...ya vereis......envidia creo que lo llaman no?? jejej
ResponderEliminarYo tambien prefiero a la pelirroja, mi rubio es la versión pelirroja en niño y nos reimos un montón con él.
ResponderEliminarLos niños modelo suelen ser demasiado ñoños
Los niños perfectos son un rollo XD menos mal que los míos han salido imperfectos y maravillosos en su imperfección. Si no, ¿que hubiera hecho su muy imperfecta madre con dos niñitos perfectos?
ResponderEliminarJajaja. Si es que la gente perfecta es muy detestable. Me sumo al boicot!! Besotes.
ResponderEliminarOle por la pelirroja y las mellis!! Que no se diga! Prefiero mil pelirrojas con sus aventuras a una rubia Miss Little Texas. Bss
ResponderEliminarJajjajjj,me uno al boicot,los perfectos son más aburridos,salen bien en foto y a veces ni eso,saca,saca,donde estean dos churumbeles como los míos desbocados.....y que ricos en la foto haciendo el tonto....Envidia????,pero que cosas dices,a mí los niños estos me dan un repelusss.La de los churumbeles.
ResponderEliminarme parto de risa jaja mi hija es como la tuya que gracia tiene pero ritmo menos pero bueno. A mi me tocaron dos niñas repipis y mi hija no les hacía ni caso porque le decían que jugara a papás y mamás y la mía quería correr y jugar al pilla pilla haciendo el cabra.
ResponderEliminarEnvidia, nada. Orgullosísimas hasta de las torpezas de nuestra prole. No hay nada como la naturalidad de un niño.
ResponderEliminarPues a mi Violeta no le falta mucho para llegar a perfecta. Pero cuando se viste de princesa Bella con su vestido amarillo largo (largo que toque el piso mami) y sus churritos negros a la cintura, pues… que casi parece de revista. Y se sienta con las manitos en las rodillas y la espalda recta (porque así se sientan las princesas mami) y pide que le den la mano al bajar de la escalera (porque así bajan las princesas mami).. en fin que casi es perfecta. Eso sí de baile nada, que a sus 4 años aún no sabe lo que es mover la cadera! Aunque tenga unas casi caderas hermosas y casi perfectas (casi como la madre!)
ResponderEliminarEl resto del tiempo se le parece, pero ya tiene las uñas verdes llenas de plastilina y los labios con bigote de yogurt, y los churros siguen siendo churros pero sin crema de peinar porque no me da el tiempo y la peino con la mano!...
Y así… que a mi me gustan las dos.. la princesa de foto y la princesa llena de plastilina!
Como me has hecho reír!!
ResponderEliminarA mi las niñas qué bailan cómo shakira me dan miedo, se meten a grandes y quieren ser modelos, se pierden lo lindo de la infancia: el baile a lo rana, el derecho a ser un poco desgarbadas, cantar feo y desafinado...prefiero ver un par de mellis descoordinadas qué una muñeca de pastel sin infancia.
ResponderEliminarJajaja... me he reído un montón... pobre mini shakira... Me recuerda la peli de Little Miss Sunshine y a todas esas pequeñas niñas sin infancia... me quedo con la pelirroja!
ResponderEliminarOle ole ole!!
EliminarViva la imperfección!
jajajaja
Pues yo no conozco a nadie tan perfecto. Es más, la gente que me parece más feliz, suele ser de lo más normal.
ResponderEliminarJejejeje hacía rato que no reía tanto!!! Te superas cada día Flor, un abrazo! Y otro abrazo a la pelirroja y a las mellis, que deben ser de cuidado también.
ResponderEliminarPongo nota discordante, pobre niña rubia la que le ha caido en un momento, no será sin más que es una niña tranquila ??cursi y pedorra la han llamado, ¿porqué? no será para tanto. Eso sí te reconozco me he reído mientras leía las andanzas de la pelirroja, las enfermeras y el boxeador,visualizada sobre todo a este último todo enamoraooo más me reía.
ResponderEliminarMAITANEZ