Dicen las madres expertas que lo mejor de una segunda
maternidad es que ya no cometes los errores de la primera vez, vamos, que no
vas por la vida con la tarjeta sanitaria en la boca y el apiretal bajo el brazo
ni los zarandeas en mitad de la noche para ver si sigue vivo –despertándolo la
borde del infarto- ni te compras un carro de la época victoriana con el que
lucirte pero morir de lumbago y mala leche.
Pues mire usted, un poco sí y un poco no, que quieren qué les diga, que se supone que yo podría ser madre experta –jua, juas- que para eso tengo dos rajadas de útero –pobrecito mío- y tengo dos churumbeles apuntados en el libro de familia, una casi criada ya, la segunda más alta de la clase, mire usted, aunque sea a base de nuggets congelados –que todo hay que contarlo, leñe- y el pequeño ya es casi un señor a sus tres meses de vida y educadito él como un niño inglés, que no me dice ni mú a no ser que sea la hora del biberón, vamos un primor, y que digo yo, que igual los que vean mi caso sobre el papel puedan pensar que soy una madre experta –y digo sobre el papel porque en persona no engaño a nadie más de cuatro minutos-, pero evolucionar lo que se dice evolucionar, pues muy poquito, las cosas como son, que tampoco quiero yo engañar a nadie.
Pues mire usted, un poco sí y un poco no, que quieren qué les diga, que se supone que yo podría ser madre experta –jua, juas- que para eso tengo dos rajadas de útero –pobrecito mío- y tengo dos churumbeles apuntados en el libro de familia, una casi criada ya, la segunda más alta de la clase, mire usted, aunque sea a base de nuggets congelados –que todo hay que contarlo, leñe- y el pequeño ya es casi un señor a sus tres meses de vida y educadito él como un niño inglés, que no me dice ni mú a no ser que sea la hora del biberón, vamos un primor, y que digo yo, que igual los que vean mi caso sobre el papel puedan pensar que soy una madre experta –y digo sobre el papel porque en persona no engaño a nadie más de cuatro minutos-, pero evolucionar lo que se dice evolucionar, pues muy poquito, las cosas como son, que tampoco quiero yo engañar a nadie.
Y es que es cierto que hay algunas cosas en las que finjo
que soy madre experimentada y por tanto de rango superior –esto es así, a más
hijos, más condecoraciones y más patas de gallo y más nódulos en las cuerdas
vocales- y ya, como comentaba hace unos días, no hiervo nada, así a caraperro,
plantándole cara a los gérmenes, que no se diga y no voy al Materno hasta la
tercera tos –antes lo hacía incluso con los simulacros de estornudos que se
quedaban en muecas rarunas- e incluso me baño sin necesidad de meter el carro
dentro para tenerle clavadas las pupilas mientras me enjabono… que ya he hecho
las cuentas y si lo oigo asfixiarse me da tiempo hasta a enjuagarme.
Pero luego hay otras cuestiones en las que sigo siendo madre
primeriza, en el peor sentido de la expresión, y es que he llegado a la
conclusión de que si creía tener algunas cosas superadas era sólo porque las
había dejado de vivir, no porque me convirtiera en una gurú de la maternidad. Es
decir, que no dejó de darme miedo el hecho de que la niña se asfixiara de
recién nacida con la flema, es que la niña ya no es recién nacida y la flema
ahora son mocos, que se suena como una profesional del kleenex. Y ya no es que
no me dé miedo bañar a un bebé de cabeza semiblanda y minicuerpo resbaladizo,
es que ahora baño a una niña de 24 kilos que hace la ‘zirena’ entre Mickeys y
utensilios de cocina de plástico de los chinos.
Así, que madres primerizas del mundo, no se apuren, que
somos muchas las madres repetidoras que seguimos acojonadas tratando de no
matar a nuestra prole y sí, lo reconozco, soy de las majaras que sigue
poniéndole el dedo bajo la nariz al hermanísimo cada vez que prolonga el sueño
más de una hora… que una podrá ser bimadre pero también es hipondríaca, aunque
en días alternos eso sí, que también es bipolar y, ves tú, eso sí me lo ha dado
la experiencia. Las malas experiencias, digo. Trastornos de la maternidad creo
que lo llaman. Y se agrava por días.
Si es que da igual que sean los segundos, que los terceros...Nos hacemos más expertas y más ágiles en la materia pero ya está. El miedo atroz a que algo pueda ocurrirles no te abandona nunca...Besos preciosa
ResponderEliminarEstamos condenadas!!!
EliminarJajajajaja. PEro si estás hecha toda una profesional, ya!! Aunque entiendo que esa cosita siempre queda.
ResponderEliminarA ver qué marca de nuggets le das a tu hija para que sea tan alta y hermosa ;)
Sólo admite los del McDonald's o los del Mercadona. Ruina todo!
Eliminarbueno, siempre quedan cosas de madre primeriza no puedes dejar de preocuparte por ciertas cosas, cada una tenemos nuestros traumas jaja. Pero sí es cierto que yo antes me despertaba si la mayor(cuando era bebé se entiende)se movia en la cuna, con la pequeña me despertaba de verdad cuando ya llevaba un par de minutos llorando.
ResponderEliminarYo creo que con el segundo no es que sepas más ni que tus miedos se hayan ido es que estás más tranquila porque sabes que has sacado adelante a un vástago(aunque a duras penas)
Pues sí! Aunque aún nos queda mili!!
EliminarFlor...somos MADRES...y todo lo que cuentas, viene de serie (hasta la bipolaridad). He dicho.
ResponderEliminarjajjaja, así estamos todas!
EliminarMe ha encantado lo de ya he hecho las cuentas y si lo oigo asfixiarse me da tiempo a enjuagarme, jajajaja!!no esta nada mal, yo creo q todavia soy bastante hipocondriaca con mi hija y a la quinta que le sangra la nariz ya creo q tiene leucemia...
ResponderEliminarYa son 39+3 y est no da señales de querer salirrrrrr joooooooo. Muerooooo!
Bueno, visto así,creo que tendría que haber mirado más por el segundo,abandonadito lo tenía si lo comparamos con el primero,pero es que es todo tan cansadoooooo,siempre lo mismo,pendiente de,pendiente de....,uffff,yo me he cocido de sobras con el primero,el segundo ha crecido corriendo el aire a su alrededor y ya puestos el primero dejó de ser primero,yo los veo felices y contentos,y me he sacado un peso de encima,que levantarse por la noche a ponerles el dedo bajo la nariz es un castigo de los grandes.La de los churumbeles.Buen post.
ResponderEliminarSi es que uno nunca termina de aprender. Sea en el campo maternidad o en cualquier otro... Hemos nacido para ser siempre igual de ignorantes. Qué triste es todo... Besotes.
ResponderEliminarAfortunadamente tengas uno o dos o tres no terminamos nunca de aprender y de emparanollarnos con las mismas cosas... un besote
ResponderEliminarAl ser madre primeriza y bimadre, todo a la vez, lo de superar los miedos no se me ha pasado nunca...Únelo a la maternidad paranoica nivel experto que me caracteriza, y aunque a sus cinco añazos ya no se me ahogan en la bañera, sigo viendo en casi cada esquina peligros, secuestradores, atropellos. A lo mejor necesito tener otros gemelos para superarlo. Bueno, mejor no XD
ResponderEliminarEso es lo bueno de que tu hermana recién nacida ronque, siempre la escuchas jajajajaja.
ResponderEliminarPues los nuggets de la marca fripozo están que te puede dar algo de buenos...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo.. siempre he pensado que con el segundo una no es experta, sino primeriza por segunda vez. Mis hijos son tan distintos entre sí que lo que aprendí con la mayor no me sirve para el enano.
ResponderEliminarPues yo por suerte, creo, aunque tengo 2 nunca he sido una madre demasiado preocupada.Habrá quien diga que hasta tranquila. La pobre pequeña ya tiene bastante con su hermana de 4 años dándole la lata cada vez que puede,jajja.
ResponderEliminarjajajaja... lo identificada que me he sentido con lo de mirar a ver si siguen respierando cuando no dicen ni mú durante un rato prolongado por la noche... jajajajja
ResponderEliminarMàs que madre experta, soy madre repetidora y como tal no he superado muchas de mis fobias. Pero ahi estamos, dàndolo todo.
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