1.- Lograr que Cigoto vuelva a dormir del tirón sin lanzar
alaridos en plena noche que me dejen al borde del infarto cuando me despierto
sin saber si soy la princesa Leia o el fantasma de Cantembury y poder volver a
descansar como una persona decente y frenar el envejecimiento prematuro y
maternal de la piel. Y de paso no endemoniarme a las tres de la mañana que
tengo que tener a los vecinos acojonados.
2.- Que la pelirroja se ponga los calcetines. Sé que esto
parece una banalidad pero cuando la niña no sólo pasa de ponérselos, sino que
se los quita a escondidas cuando se los pones como si fuera una claustrofóbica
pedestre y acaba andando descalza noche y día y pillando resfriados y
bronquitis con sus consecuentes chutes de Terbasmin y la locura extrema y transitoria
que acarrea, se convierte en una cuestión de seguridad nacional.
3.- Que la nena sea capaz de memorizar algo que no sea una
canción Disney y que sea capaz de enterarse de algo a la primera sin que se le
vaya el santo al cielo a la segunda palabra que digo para que luego al
comprobar que no se ha enterado de nada me diga ‘ez que eztaba penzando en laz
hadaz’. Así no hacemos carrera.
4.- Conseguir que a Cigoto le salgan los dientes aunque tenga
que extraérselos yo misma como un minero dental antes de que se acabe metiendo
toda la casa en la boca a empujones y nos acabemos inundando en su baba que
todo lo alcanza y todo lo empapa y antes de que nos acabemos volviendo locos
con sus quejas y su nuevo mal humor.
5.- Tratar que la niña coma más y más variedad. Esto es más
complicado que lo de tener el tipazo de Blake Lively y puestos a hacer
esfuerzos igual me renta más una cintura de avispa, para qué vamos a
engañarnos.
6.- Centrar a la niña en su vocación temprana de médico y
apartarla de su instinto de cabaretera, así me evitaré tener que sacarla a la
cale con restos de purpurina en las pestañas y carmín cruzándole la boca como
el Joker. Aunque pensándolo bien con las guardias tan malas que tiene el
personal sanitario fijo que me toca críar a los nietos que me dé, así que igual
hay que darle una vuelta a lo de cabaretera…