Ya os conté en su día que cuando comuniqué al mundo exterior
mi decisión de ponerle Violeta a la pelirroja, hubo una especie de revolución
violenta a nuestro alrededor porque al
parecer ese nombre era poco menos que una ofensa mortal ya no sólo contra el buen
gusto –o sea, el suyo- sino también contra la moral, la ética y los dioses
griegos del Olimpo.
Aquello me costó meses de insinuaciones, caras de espanto e
intentos de que entrara en razón por las buenas o por las malas porque al
parecer ponerle a la chiquilla ese nombre era como condenarla a una vida social
llena de humillaciones populares, eso si osaban acercarse a la niña que con ese
nombre, igual ni lo intentaban, que a mi familia le encanta el drama y más aún
la coacción hacia mi persona.
Bueno, pues ahora que la niña ya tiene tres años y que todo
desconocido con el que nos cruzamos me dice lo bonito que es el nombre y lo que
le pega a la pelirroja, la gente empieza a recular y ahora nadie acaba de
reconocer el terrible espanto que según ellos era el nombre de la niña. Ni
siquiera mi madre que estuvo a punto de sufrir un infarto cuando supo que la
decisión era inamovible.
Así que cuando nos dijeron que el cigoto iba a ser un nene y
elegimos un nombre aparentemente muy normal, lo que menos nos podíamos esperar
es que volveríamos a vernos inmersos en una cruzada para defender ‘ese nombre
tan feísimo’.
Hay que decir que en un primer momento el nombre elegido iba
a ser Carlos, como el pater, que es un nombre que me gusta mucho y más aún
cuando visualizaba al cigoto con sus pantalones cortos de cuadros en plan
Florido Pensil corriendo a mi encuentro al nombre de Carlitos, que una es muy
peliculera para estas cosas.
Pero, curiosamente, al pater no le hacía mucha gracia que se
llamara igual que él, presuntamente por dejarle al chiquillo un poco de
identidad propia y protagonismo y de paso facilitarnos la vida diaria –que
algún día os contaré las confusiones que teníamos en casa mi madre y yo cada
vez que nos llamaban a alguna por teléfono y que me costó más de un disgusto-
pero en realidad yo creo que es él quien no quiere perder protagonismo ahora que
no va a ser el rey de la casa. Lo que yo te diga.
Así que casi mejor porque nos quedamos con el nombre B, que
casi me gusta más y que también me parecía muy normal para que causara estragos
en el entorno por lo que esta vez el asunto de la comunicación oficial del
nombre de la precriatura sería coser y cantar.
Pues no. Al parecer hemos vuelto a rebuscar entre los
nombres más horribles del mundo y hemos vuelto a rescatar un adefesio
nominativo. Eso como poco. Mi madre dice que es nombre de viejo de pueblo, mi
padre se echa las manos a la cabeza, mi suegra mira para otro sitio, mis tías
ponen los ojos en blanco, mis cuñados dicen que es un nombre muy feo y entre
los demás tenemos varias versiones, unos cinco que se declaran fan como mi
hermana y unos pocos amigos y el resto que ponen mueca de asco o que se niegan
a dar su veredicto, imagino que por prudencia, pero que su silencio tras la
comunicación y el cambio de tema les delata.
Y luego tenemos al primo Carlitos que curiosamente y fuera de todo pronóstico está lampando porque su futuro primo se llame como él y ya me ha amenazado de todas las maneras posibles para que recapacitemos y volvamos a la primera opción, con juramentos gitanos incluidos, y es que a pesar de sus aún no 11 años tiene muy desarrollado su poder de persuasión. Pero, de momento, tampoco lo conseguirá...
Y luego tenemos al primo Carlitos que curiosamente y fuera de todo pronóstico está lampando porque su futuro primo se llame como él y ya me ha amenazado de todas las maneras posibles para que recapacitemos y volvamos a la primera opción, con juramentos gitanos incluidos, y es que a pesar de sus aún no 11 años tiene muy desarrollado su poder de persuasión. Pero, de momento, tampoco lo conseguirá...
Así que estamos como al principio, en lucha constante,
porque a los detractores –encabezados por la mamma y el primo Carlitos- aún les queda esperanza de
que reconsideremos nuestra postura y claudiquemos. Algo que no va a pasar.
Y bueno... ¿qué os parece a vosotros el nombre de Nicolás? ¿A que es una monada?
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