1.- Cómetelo todo, mujer, que es Navidad. Disfruta de la guarnición de patatas de tu madre, del tocino de cielo de tu tía y del Suchard, que es una vez (o dos) al año y dale alegría a tus caderas, que bastante deprimidas llevan las criaturas todo el año con tanta zumba y tanta dieta hipocalórica. Y si no te cabe el minúsculo vestido de lentejuelas que tenías pensado ponerte para dar el golpe en Nochevieja, cambia de look, que un vestido no merece unas navidades a calabacín hervido. ¿Es que aún no sabes que tu encanto no está en el vestido? Mírate al espejo y sonríe. Está ahí.
2.- Baila. Baila mucho. Con tus hijos, con tu pareja, con tu
hermana, con tu madre o con tus amigos. En el salón lleno de trastos, de madrugada
en la discoteca, en la oficina o en la terraza pelándote de frío. Un pasodoble
con la abuela, un lento con tu novio, un reggaeton con tu hermana o la
coreografía del villancico de Mariah Carey que ha aprendido el nene en la
guardería. Baila. Baila mucho y ríete. Es el único secreto para casi todo.
3.- Acuérdate de los que no sueles acordarte. Una postal,
una llamada, un mensaje… A veces con algo muy pequeño le alegras la vida a
alguien.
4.- Tómate una copa. O dos. Brinda por todo lo bonito que
tienes y pásatelo pipa. Emborráchate, haz el tonto, ríete de todo y déjate
llevar por la exaltación de la amistad y el buenrollismo. Si no lo haces en
Navidad ¿cuándo lo vas a hacer?
5.- Déjate de whatssaps y queda para tomar café.
6.- Vuelve a ser una niña, emociónate, tírate al suelo a
coger caramelos en la
Cabalgata, escríbele una carta a los Reyes y pídete algún
capricho, come bombones, ríete
a carcajadas, píntate los labios... deja de ser la jefa, respira y disfruta de la Navidad. Que
te lo has ganado.