Dado el flamante aumento de embarazadas que tenemos por aquí, no me queda otra que retomar este post para que estas pobres criaturitas vayan preparándose de cara a la vida maternal, donde todo entrenamiento es poco. Quien avisa...
Pensando en todas aquellas cosas que debíamos hacer antes de convertirnos en padres
-por aquello de que luego no volveremos a tener la oportunidad ni las fuerzas-
me vino a la cabeza la flamante idea de crear un campamento prematernal en el
que prepararnos para la crianza, ya no disfrutando de lo que no haremos, sino
preparándonos para lo que no tendremos más remedio que hacer y que sufrir.
Así, este campamento prematernal contaría con las técnicas
más asalvajadas –al más puro estilo Chaqueta Metálica- y estaría destinado a
todos aquellos que se decidan a embarcarse en el agotador mundo paternal, para
que sepan a lo que van y no puedan decir que no sabían de qué iba el asunto.
En principio he pensado en estas cinco asignaturas como
tronco del currículo nocturno, que será completado con otras materias,
igualmente fructíferas, en futuras entregas.
1.- Maltrato
nocturno. Para ir abriendo boca de cara a la maternidad, los alumnos de
nuestro campamento serán despertados en mitad de la noche con alaridos en la
oreja y llantos desconsolados en tantas ocasiones como se considere oportuno
pero siempre con la idea de no lograr las 3 horas consecutivas de sueño, como
en las torturas de Guantánamo. Igualmente, recibirán en silencio y por
sorpresa, dolorosas patadas y algún que otro puñetazo bien en los costados,
bien en la espalda, haciendo especial
hincapié en las zonas donde haya habido lesiones anteriores.
2.- Prueba de fuerza
y constancia. Los alumnos pasarán noches aleatorias en blanco que no serán
avisadas previamente y que deberán pasar en pie, paseando por la habitación
hasta el amanecer con un saco de harina de cinco kilos acunado en los brazos y
cantando nanas clásicas sin descansar. Queda prohibido sentarse o el saco
chillará, queda prohibido callarse o el saco chillará, queda prohibido no
sufrir o el saco chillará.
3.- Tareas de
comprobación. Los alumnos serán despertados cada media hora para comprobar
la supuesta supervivencia de un saco de harina en forma de niño que le
colocarán en una cuna cercana. Las tareas de comprobación incluyen pasada del
dedo bajo la nariz y traqueteo una de cada tres veces. Si el traqueteo es
demasiado leve, el saco no se inmutará y será causa de suspenso, si por el
contrario es demasiado fuerte, el saco comenzará a llorar y también será causa
de suspenso y de colecho con el saco encima.
4.- Destreza
nocturna. Al sonido de la alarma –que será en modo llanto infernal-
nuestros alumnos deberán levantarse y, a oscuras, buscar chupetes, biberones de
agua y mantitas, sin hacer ruido y en dos minutos. Si lo logran, volverán a
dormir hasta nuevo aviso, si no, deberán trasladarse al salón y visionar cinco
episodios de Caillou consecutivos, meciendo a un saco de harina chillón.
5.- Arrinconamiento
en el lecho. Los alumnos no deberán sobrepasar bajo ningún concepto la raya
marcada en sus sábanas que les señalan sus 45 centímetros de
espacio para dormir. Si la sobrepasan en mitad de la noche, serán castigados
con patadas y otras agresiones físicas. A la tercera falta, agresión extrema y visionado
de Caillou hasta el amanecer.
(Continuará)