A las que les cambió la vida el mismo día en el que le salieron
dos rayas al predictor. A las que se pasaron medio embarazo vomitando y el otro
medio con ardores. A las que engordaron 20 kilos y no encontraban postura en la
que vivir. A las que disfrutaron de las bondades de la epidural y a las que
sufrieron una a una las contracciones de la muerte.
A las que le entregaron un
bebé al que no tenían muy claro cómo mantener con vida. A las que se
emocionaron junto al pater cuando la habitación del hospital por fin se quedó
vacía. A las que llenaron la casa de cachivaches que en realidad no servían
para nada. A las que tenían miedo de no hacerlo bien. A las que cambiaron las
noches de juerga por las noches de insomnio.
A las que aprendieron a cambiar
pañales a la velocidad del rayo. A las que dejó de importarles llevar la camisa
con manchas de leche y otras sustancias innombrables. A las que llenaron el
armario de peleles. A las que se metieron por primera vez en una cocina para
hacer un vegetal. A las que aprendieron a hacer malabarismos para sobrellevar
los cambios. A las que lloraron de desesperación y estrés.
A las que se
emocionaron en el espectáculo de Navidad del cole y rieron como locas viendo a
sus polluelos bailar. A las que mandan vídeos de sus niños por whatssap. A las
que cambiaron el TCM por Canal Disney. A las que perdieron la vergüenza y el
ridículo para arrancar una sonrisa. A las que cantan a voz en grito por la
calle. A las que cuentan mil cuentos cada noche. A las que llevan el bolso
hasta arriba de envoltorios de chicles y restos de gusanitos.
A las que han
hecho de Caillou y Mickey nuevos miembros de la familia. A las que se inventan
historias de princesas valientes a la entrada del médico. A las que cada noche
sortean juguetes por el suelo y se hincan el mobiliario de la Casa de Minnie en la planta
de los pies. A las que no disfrutan de un baño en solitario desde el 96 y se
resignan a una ducha rodeada de muñecos de goma.
A las que gritan como locas en
plena calle para que los nenes no se acerquen a la carretera. A las que se
despiertan en la noche para comprobar que siguen respirando. A las que tienen
plaza fija en el pediatra. A las que se levantan
veinte veces de la mesa para atender a la prole. A las que se emocionan cuando les abrazan unos
bracitos rechonchos y les acarician unas manos pegajosas. A las que echan de menos la libertad y apenas pasan una
noche fuera, gastan la batería del móvil.
A las que fueron escrupulosas y ahora
no hay mejor manera de despertarlas que con un beso baboso. A las que se quejan
de la mala vida maternal y planean cuándo buscar otro. A las que tienen la
espalda destrozada y siguen jugando a los caballitos. A las que organizan fiestas sorpresa de
cumpleaños. A las que juegan al escondite pasados los 30. A las que se derriten con una
mirada somnolienta y una sonrisa de dientes de leche. Y en definitiva a todas
aquellas, que acumulan ojeras, estrés, mala vida y un montón de momentos
maravillosos que son los que hacen que, efectivamente, todo este trajín merezca la pena.
¡Felicidades, mamás!
Felicidades Flor. A ti y a todas las madres.
ResponderEliminarFelicidades Flor. A ti y a todas las madres.
ResponderEliminarMuchas felicidades Flor!! Un abrazo desde México. Mucho éxito!!!
ResponderEliminarNo te has dejado a ninguna!!!!
ResponderEliminarFelicidades
Feliz dia!!!!!
ResponderEliminarEneritz
A las que les ven sonreir y piensan que a lo mejor tampoco lo están haciendo tan mal...Felicidades Flor, felicidades a todas las mamás.La de los churumbeles.Pd- Bonito post, preciosas palabras.
ResponderEliminarGracias y felicidades a ti tambien ;-)
ResponderEliminarPrecioso Flor, me has sacado una sonrisa tonta y la voy a tener puesta lo que queda de día
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