martes, 15 de abril de 2014

De infancias mágicas y palomitas de maíz



Ser madre es una tarea agotadora y no sólo por todo el trabajo que genera, que es más que el de la KGB y la CIA juntas en los años 60, sino porque además, implica una serie de obligaciones añadidas que generan todavía más estrés y agotamiento, como si no fuera ya bastante la falta de sueño, de vida social y de equilibrio hormonal, como para andarse una gastando las pocas energías libres en otras cuestiones que no son de mera supervivencia.

Pero la maternidad es lo que tiene, que te llena de endorfinas y te nubla razón y al final te ves obligado por tus meras neuronas de madre, las revistas de padres, los cantajuegos y la web de Martha Stewart a hacer de una madre que vela porque sus hijos tengan una infancia maravillosa como sacada de un cuento de hadas o de un libro de Carlos González, obviando, claro está los ataques de locura transitoria y gritos indiscriminados de toda malamadre agotada que se precie.

Precisamente, hace un par de días, leí precisamente un artículo donde una madre se quejaba de estar hasta el moño de hacer que la infancia de sus hijos fuera mágica en lugar de hacer como su madre y su abuela, que querer querían a sus hijos, pero los criaban sin ese frenesí de clases bilingües, funciones de ballet y fiestas de pijamas… Y mire usted, el artículo era una ruina, pero la señora tenía algo de razón.

Yo, desde luego, con estos pelos de loca y este sinvivir tan malo que me traigo entre manos no sé si soy puedo ser ejemplo de nada –de nada bueno al menos- pero lo cierto es que también soy de las que se ve obligada a hacer cosas molonas más que generarles una infancia mágica al pelirrojismo, para fingir que lo pasamos muy bien y somos gente muy creativa, como cuando quiero sentirme Carrie Bradshaw y me pido un Manhatan en un bar cuando sé que sabe a rayos y yo lo que quiero es pedirme un vodka con red bull como una quinqui de bien.

Pues eso es lo que me pasa más o menos con la maternidad, que a veces se me ocurren ideas fabulosas de ésas que huelen muy bien pero que saben muy mal como hacer trabajos manuales con la pelirroja y luego todo es purpurina en las pestañas, pegamento en el sofá y recortes de papel charol en la boca de Cigoto o cuando es Navidad y pongo villancicos de Sinatra y montamos el árbol y al final todo son bolas rotas y burrito sabanero o cuando jugamos a las señoras y me quedo con media melena de menos atrapada en el peine de plástico fucsia de la Barbie Siempre Bella.

De ahí, que hace unos días se me ocurriera enseñarle cómo hacíamos antes –y cuando digo antes se me pone cara de vieja cebolleta- las palomitas de maíz y en lugar de la siempre cómoda –e insana, me da igual- bolsa de microondas, compré granos sueltos, dispuesta a disfrutar con el pelirrojismo de esta experiencia maternofilial.

No sé si lo que estropeó la mágica experiencia madre-hija fue el hecho de que me saltara una palomita hirviendo en el ojo, que al mover la olla para que se no quemaran, la tapadera saliera disparada y hubiera lluvia de palomitas por toda la cocina o que el pater estuviera a punto de perder tres cuartas partes de la pantorilla del golpe con efecto de la tapadera volando hasta el salón a la velocidad de la luz y a 200 grados centígrados.

Así que la niña acabó viviendo una experiencia más tipo Tarantino que Martha Stewart, pero ella estaba encantada de la vida comiendo palomitas achicharradas del suelo como si no hubiera un mañana… que se ve que la magia no siempre tiene que ser blanca. Hombre ya.

14 comentarios:

  1. Flor, yo también leí ese artículo!!y creo que nos pasamos con darles tantas actividades a estos niños, yo de momento paso un poco del tema y solo he apuntado a la Mollete a la piscina para que aprenda a nadar y eso porque me causa terror el mundo piscina que si no anda que me iba yo a ir allí a sudar como un pollo!!!bss

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  2. Qué divertidooooo!! Palomitas por doquier, confusión, comer del suelo...la pelirroja encantada jajaja una experiencia muy wai Flor, de verdad :)

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  3. OY OY OY...es que esa olla con palomitas dentro es una bomba!!! me da tanto miedo como la olla exprés...Menos mal que al menos la pelirroja disfrutó!!!! besotes guapa

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  4. Pfff me veo igual en unos años. Ahora mismo estoy en la fase 1, cosiendo y pegando cuadros para decorar la habitacion de la pequeñaja....

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  5. Yo odio el olor que se queda en el microondas y en la cocina de palomitas, asi que hago las justas, pero ni se me ocurriría hacerlas en la sartén.. La verdad es que hago pocas creativas que luego hay que limpiar más, y bastante hacemos ya.. que oye, ver la tele también está muy bien... jaja
    Aqui del jueves 17 al dia 28 son vacaciones, once días, para que tantos? sino hay procesiones ni nada que hacer... que horroooooorrr! Ahí cuántos días son? Nos armaremos de paciencia..
    Besosssss

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  6. Yo paso de palomitas de sartén y de microondas, aquí abro una buena bolsa de patatas fritas Santo Reino y todos escantados de la vida jajajaja fatigas las justas, ya tendrá una infancia feliz con otros detalles que no me cuesten ese nivel de estrés jejejej

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    1. encantados quería decir, jejeje y si me abro una cerveza ya ni te cuento....

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  7. Pues es totalmente cierto, a veces nos esforzamos demasiado en encajar en un cliché de infancia ideal, que suele rozar el absurdo.
    En otro orden de cosas, lo de las palomitas me recuerda cada vez que decido meterme en la cocina a hacer pan o galletas con mis hijos, en plan diversión familiar, que acaba siendo un infierno de harina espolvoreada y niños peleándose a grito pelado por el último trozo de masa. Siempre juro que no lo volveré a hacer, pero he caído 4 o 5 veces ya...estoy fatal de lo mío yo también...

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  8. Recuerdo a mi madre haciendo palomitas en la sartén, pero también la recuerdo lejos de nosotros dejandonos caer, levantarnos e inventando trasnadas, nunca se nos ocurrió llamarla para que nos sacara de un problema donde nos habíamos metido solos y sin embargo la recuerdo tan cerca, no se le escapaba una....Un post para pararse a pensar y que cuesta tanto practicar, está claro que lo feliz no va unido a nada de manual.Tengo una duda, las palomitas estaban buenas o no???? de la pelirroja no me fío jajjajjaja.La de los churumbeles.PD- que soy de palomitas de microondas, pánico me da la sartén jajjajjaj.

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  9. Ja ja ja ja es la falta de costumbre con los granos de maiz XD
    que yo hace ni me acuerdo que no los hago... le regalé a mi marido una palomitera porque desde pequeño le hacía ilusión tener una -ya ves tú con treintaypico años de regalo una palomitera disney O.o'- la utilizó dos veces y ¡vuelta a las bolsitas! ¬.¬''
    Yo recuerdo a mi tío haciéndome palomitas -mi madre torpe como ella sola nada de nada- y pasando la tarde viendo una peli o lo que hubieramos alquilado en el videoclub. Estas moderneces de elegir a la carta al instante la peli / serie que quieras es chachiguay, siempre que tu pequeña no quiera ver Pepa Pig, Bob Esponja o algún bicho de esos similar que me entran ganas de tirarme de la melena. Y en ese caso... Uys! Que de ese no hay! ja ja ja.

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  10. Síiiiii, palomitas como las de anteeeeeeeeeeeeeees!!!!!!

    Yo le quemé a mi madre la encimera, una vez que hice palomitas (de peque) yo sola sin decirle nada a ella, y cogí la olla caliente y la puse sobre la encimera para sacar las ya palomitas hechas y la encimera se quemó y se deformó, porque era de esas que no son de piedra... La bronca que me cayó..... Y la marca que quedó para los restos en la encimera :S

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  11. Buenísimo, Flor, me parto!!!
    Yo de todos modos sigo prefiriendo que se quede sin saber cómo se hacían antes las palomitas. Ya se lo enseñará mi suegra y que las palomitas quemadas las coma con ella.Ya le doy yo las de microondas ricas mientras hacemos rosquillas de anís y galletas en forma de estrella.

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  12. Pero para que vuelves atràs. Las palomitas ya solo de microondassss.

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  13. Me alegra ver que no soy la única a la que las palomitas a la antigua usanza no le salen. Yo lo intenté un día y todavía huele a quemado. Que sí, que el microondas tiene cero glamour pero… qué coño.

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