Tener niños cerca es tener al enemigo en casa y no sólo por
los trabajos forzados a los que te someten día y noche cual costurera de
Bangladesh ni por el estrés que te inyectan en vena y que te dejan lanzando
alaridos al viento como una Belén Esteban cualquiera, sino por el exceso de
sinceridad que, por supuesto, nadie les ha pedido.
‘No, mamá, ahí no, más cerca de la ceja, justo en la raya
esa que tienes como metida para dentro’. Y así fue como la mala pécora de mi
hija me dejó claro que la arruguita de expresión del entrecejo no era una
arruguita ni era de expresión, era una arruga de anciana con tal profundidad
que bien podrían caberme dentro todos los papeles de Panamá. Y me lo soltó así,
a las bravas después de todo lo que yo he hecho por ella.
Y por si fuera poco, otro día viendo el reality de las Kardashian
–sí, lo veo en cuanto me dejan- me lamenté diciéndole al pater que en nada
acabaría teniendo el megaculo de Kim, a lo que la pelirroja, tratando de ser
amable, me explicó que aunque era parecido yo lo tenía más bonito porque ella
lo tenía más para arriba y yo más para abajo y que como ella era más canija que
yo, el culo se le notaba más y quedaba más feo. Y hasta sonrió pensando que había
hecho la buena acción de la semana. A nada estuve de darla en adopción.
Luego está el primísimo, que adora a su madre y cree que es
más guapa de Irina Shayk, pero la sinceridad la carga el diablo y el otro día
cuando mi hermana se arreglaba para
darlo todo con las amigas y se colocó su minifalda de
plumas, el entrometido del niño se agachó y clavándole los ojos en las rodillas
le escupió a la cara ‘mamá, tienes las rodillas como para abajo’ y mi hermana, que
la pobre no se había metido con nadie e incluso le había dicho al niño que era
buenísimo al fútbol cuando es un paquete que no sabe ni cuál es su portería, envejeció
otros cuarenta años de golpe.
Pero la mejor es una de mis ahijadas, que cada cierto tiempo,
así por la cara y sin previo aviso, entra en bucle de llanto desconsolado
porque su madre ‘es viejísima y ya mismo se va a morir’. Así, a caraperro. Y mi
amiga que está de muy buen ver y recién acaba de abandonar la treintena, entra
en una depresión severa. La otra de las mellis es menos pérfida y consuela a la
hermana diciéndole ‘qué pesada eres, no ves que si se muere siempre te va a cuidar
desde el cielo’ y se queda en la gloria, mientras mi comadre, ojiplática, busca
clínicas de rejuvenecimiento para que vayamos en pandilla a que nos hagan
precio.
Cría cuervos.
Al menos, si nos lo dijera un borracho (por aquello que junto con los niños siempre dicen la verdad) pensaríamos que tanto alcohol les ha quemado las neuronas. ¡¿A quén nos aferramos con estos pequeños sobrios de menos de 130cm?!
ResponderEliminarPd:por fin tengo un móvil que me deja comentar. Aunque siempre he estado aquí...
Es verdad!! jajjaja... aquí no hay excusa!
EliminarY me alegra leerte!! Besos!!!
Jajaja...muy bueno. La pelirroja y compañia se han lucido, que sinceridad!!!Además, se paran en pequeños detalles, que ni sabíamos que existían...Lo de las líneas de expresión a mí ya no me cuela, que dicen que ellos también se expresan. Lo de las canas ya es tener ganas de darme por c..., si me las están hasta contando..., y lo peor de lo peor es pedirme explicaciones de porque mis tetas no están arriba...Tú lo has dicho, cría cuervos...y te abriran los ojos a la cruda realidad. Jajaja...pero que majos son!!! La de los churumbeles. Pd- y ahora al mayor le ha dado por decirme que es normal que no me entere de nada, que he nacido en otro siglo, que estamos en 2016...Y yo casi le doy la razón, que no me veo con ganas de lidiar con pavos, cuando yo me siento mas gallina....y encima sin huevos de oro.
ResponderEliminarjajajajjajajaj, qué malvados!
EliminarJajajaja. Los adultos no decimos esas cosas porque ya hemos sido aleccionados en ese sentido pero, cuando uno ve la sinceridad de los niños vemos la realidad sin tapujos... Qué cosa más triste. Un besote!!!!
ResponderEliminarLa sinceridad está sobrevalorada!!!
EliminarJajajaja, demasiada sinceridad tampoco es buena, sobre todo para nuestra autoestima.
ResponderEliminarBesos
Ya te digo... ¿quién quiere la verdad??? Yo nooo!
EliminarJejejejeje! Grande Flor!! Mi peque poco habla aun, pero mi sobri el otro día le lanzo un dardo a mi pobre hermana que aun está hiperventilando!! Le suelta: -Mamá, esas grietas que tienes en la cara té duelen? Creo que le salieron 3 arrugas más de golpe!! Jejeje
ResponderEliminarJajajjajajajjajaja, pobrecilla!
Eliminarjajajaja sq así son! mi hija le dice a mi madre (que no parece por ningún lado los 52 años que tiene)
ResponderEliminar"mami, cuando tú te mueras verdad que me regalas tus perfumes?"
y yo a los 30 ya estoy vieja! así. vieja.
sinceridad pura y dura! pffff
Maremía! Jajajjajajjajaja, no nos queda na!
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