Cuando fui consciente de que al cambiar de ciclo, la
pelirroja cambiaba también de maestra, al principio me preocupé por aquello de
que no acabara de adaptarse bien a la nueva señorita pero luego caí en la
cuenta de que aquello era una fantástica oportunidad no sólo para la niña, sino
para su madre, o sea, yo misma que podría reinventarse como madre perfecta a
los ojos de la nueva tutora y borrar mi oscuro pasado de malamadre negligente.
Ya sé que era una hipótesis muy salchichera porque lo normal
es que la seño anterior ya hubiera dado referencias sobre todos nosotros y
nuestros vástagos y a ver, no es que nosotros seamos unos chungos, de hecho hay
algunos más chungos que nosotros y además yo amaba sobre todas las cosas a la
maestra del año anterior pero para ser sinceros nosotros no estamos en el nivel
de los padres profesionales y más como está ahora el nivel con esto de la
pedagogía infantil y los mantras de Paulo Coelho.
Vamos, que frente a las madres que devuelven a la muñeca
mascota de la clase oliendo a lavanda y con las costuras repasadas, nosotros la
llevamos atropellada por el carrito y con los ojos como el Dioni como secuela; mientras
las otras rellenan el libro viajero con fotos y postales y poemas de Bécquer
nosotros lo rellanamos en un escalón de la puerta del colegio con boli Bic dos
días después de cuando nos tocaba haberlo devuelto… Y bueno, desde que trabajo
por las mañanas y el pater es el peluquero oficial, la niña va al cole como Mufasa pero con más
enredos frente a las Sisí emperatrices de las compañeras y a veces lleva chándal
cuando hay que llevar uniforme y viceversa o lleva las uñas pintadas y dos
tatuajes de los Phoskitos en el brazo para infarto de la madre superiora.
Así, el plan era empezar a currárselo para poder estar entre
las madres Premium que compran los cascabeles dos días antes de que lo pidan y
cosen a mano los trajes de pastora mientras yo me recorro los chinos y encargo
los cascabeles a cualquier alma caritativa. El problema es que incluso para
llegar a este nivel ruinoso de madre mediocre una se deja el pellejo. Es decir,
que trabaja tanto o más que la madre perfecta pero con peores resultados como
cuando te pones a dieta con tu novio y el cerdo pierde tres kilos y tú 50 gramos y las ganas de
vivir, pues más o menos lo mismo.
Así yo había comprado 20 metros de forro para
forrar magistralmente todos los libros y poner preciosas etiquetas con el
nombre de la pelirroja, para fingir ser una madre mañosa pero para arruinar mis
planes la primogénita decidió avisarme un martes a las diez y media de la noche
de un día horribilis que al día siguiente tenía que llevar los libros al
colegio y yo que no había tenido ni tiempo ni acierto para forrarlos con
antelación me decidí -soltando culebras por la boca- ponerme a ello por aquello
de no arruinar mi plan y caernos en lo más llano. Pero entonces el padre se
apiadó de mí y mientras Cigoto se comía las etiquetas, me confesó que ya estaba
todo perdido, que ya habían tenido que entrar dos veces por conserjería por
llegar tarde, que al parecer estamos en modo subversivo desobedeciendo el menú
de desayuno y apostando por las grasas saturadas y que hay dos millones de
papeles por rellenar que no sólo ya teníamos que haber entregado sino que ni
siquiera sabemos dónde están.
O sea que aunque llevemos dos semanas de colegio y aún no le
haya visto la cara a la nueva maestra ya hemos perdido toda credibilidad. Así que cerré
la bolsa de los libros, y mientras Cigoto escupía restos de papel adhesivo, la
pelirroja y yo misma le hicimos al pater un pase rápido de nuestra última performance
por Raphael antes de irnos a la cama, con los rulos de forros a modo de palo de
majorete.
Pues eso, que no tenemos remedio.
Jajajajaja. La cabra tira al monte. No se puede luchar contra las leyes de la naturaleza... Un besote!!!
ResponderEliminarjajajaja, si yo siempre les digo a mis hijos que al menos se porten bien el primer mes, para que las maestras "crean" que son buenos niños, porque es importante recordar que la primera impresión es la que cuentas, pero los muy malvados nunca me han hecho caso, jajaja. Eso si, cuando se trata de dar buenas impresiones de parte de los papás (mejor dicho las mamás) ahí si tengo mención honorífica, porque no hay libro forrado, material solicitado, papeles rellenados y boletines firmados que yo no envíe a tiempo!!!
ResponderEliminarQue bueno!!!!, me he reido un montón.......Besitos
ResponderEliminarJajjajaja...olé por la pelirroja y compañìa, que rematan el día marcandose una de Raphael, esto es vida, si señor. Así que olvidate de madrespremiun que ibas a echar de menos hasta el rulo de los forros...Si te sirve de algo, yo ya hace años que desistì de empezar curso con ganas de cambiar de bando, que el curso es muy largoooo y el esfuerzo por querer y no llegar se hace tan pesadooo. La de los churumbeles. Feliz semana guapa!!
ResponderEliminarJajaja, lo que me he podido reir!!! Aunque con lo que más identificada me siento es con que " la niña va al cole como Mufasa pero con más enredos". Ayyyy, pobre papi,que mal lo pasa!! y él pone todo su empeño, pero nada!
ResponderEliminarQue bueno, por favor
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