Me van a quitar la vida. Cierto es que desde que entré en el
negocio de la crianza una ha bajado el nivel hasta términos insospechados,
vamos, que si ahora mismo me pegara a la puerta Ryan Gosling con un ramo de
flores, no le abría la puerta por miedo a que me denunciara a las autoridades y
Sanidad me acabara cerrando el salón, pero en las cuestiones que mínimamente
aún puede controlar una –que es el trabajo y poco más- soy una chica empollona,
qué le vamos a hacer. De ésas que entregan los informes y los artículos dos
días antes de la fecha de entrega, que van siempre con dos bolígrafos por si
uno se estropea y muere de un colapso si comete un error laboral. Imagino que
de ahí el sufrimiento de ver que mis vástagos son dos desastres con patas, que
lo mismo me esconden los deberes que me refriegan un filete empanado por el
televisor o me vacían una pomada en el sofá en la mochila de la guardería.
Que a ver que una conoce a sus bestias, pero siempre reserva
la esperanza de que allende las fronteras del cuidado maternal sean gente de
bien con cultura del esfuerzo y capacidad de trabajo, que de sueños también se
vive mire usted.
Pues no. Ni mijita. Hace unos días tuve las reuniones escolares
de principio de curso y no me echaron de la clase por caridad.
La primogénita estrenaba seño y aquello era una oportunidad
de quedar bien, que quien no la conoce y la ve con su gigantolazo y su cara de
muñeca antigua la toma por una niña ejemplar pero claro, la muy picarona de la
maestra nos puso la reunión después de varios días de clase, vamos, que ya
había tenido tiempo de descubrir el pastel.
Ya no voy a hablar de los pupitres de los otros niños con
sus fichas ordenadas en las carpetas ni de los papeles de la pelirroja hechos
bolas y aplastados por las libretas llenas de tachones sino de que cuando
terminó la reunión y las madres se fueron acercando a hablar con ella, a todas
les decía, ‘sí, sí. Es muy charlatana pero también muy trabajadora’ o ‘le
cuesta un poco, pero se esfuerza mucho’ o ‘tiene muchas ganas de aprender’
hasta que llegué yo con mi cara de buenamadre fingida, que para eso me hice
hasta la plancha, y nada más decirle quién era la mía me puso los ojos en
blanco como Whoopi Goldberg en Gost y yo no sabía si es que iba a tener una
revelación divina, una bajada de azúcar o si había sido poseída por la madre
fundadora del colegio, con el miedo que me dan a mí estas cosas, así sin avisar
ni nada. Pero no, cuando volvió en sí negó con la cabeza como cuando mi madre
me veía vestida para salir de fiesta y me dijo no sólo que a la niña le gusta
trabajar menos que a Dinio, sino que se distrae con la sombra de una mosca,
vamos que cualquier cosa que no sea la ficha merece toda su atención. Y allí
una con su plancha hecha, rindiéndose ante la evidencia de que este ciclo
tampoco engañábamos a nadie. Y por si no fuera poco el hecho de tener a una
niña floja nivel ojos en blanco, se me castiga con un ‘tiene que leer mucho y
hacer muchas tareas y fichas y dibujos…’ y entonces la que ponía los ojos en
blanco era yo, pero para adentro, claro, que para fuera fingía como si fuera la
hermana de Paloma Cuevas para que la seño no se coscara de que detrás de la
pelirroja fullera que prefiere hacer tachones a borrar, está una madre desastre
que compra los disfraces en el chino y le da donuts para desayunar. De
chocolate.
Pero aún me quedaba la esperanza del benjamín, que como la
criatura se nos está criando solo como buenamente puede, igual nos daba una
sorpresa escolar y estaba en el cuadro de honor de la guardería así a lo tonto,
y me iba a poder poner las perlas de señora en la graduación con la entrega de
diplomas y lanzamiento de birretes. Pero no. La señorita no me puso los ojos en
blanco, de hecho no paraba de reírse contándome anécdotas de Cigoto, que
digamos, es el masca de la clase, pero no el que va a leer el discurso de apertura
del curso escolar porque de hecho es de los pocos que aún no habla, sino que es
el que acabará con tres pendientes y una chaqueta de cuero, pobrecito mío, con
las canijeras que tiene.
Según me contaron, se niega a sentarse casi todo el tiempo,
sobre todo en la asamblea que al parecer eso es como de borregos para mi hijo
que es muy antisistema, quien además se dedica a levantar a los demás y a
llevarlos al reverso oscuro, que es el lanzamiento de piezas de puzzles educativos
e intentos de fuga al patio., mientras la pobre seño se entrega a la lectura
del proyecto educativo. Que a ver, que no es por justificar al niño, pero si yo
tuviera que verle la cara al Pompito ése, que es la mascota de la clase y del
libro que es un payaso feísimo, falsón y ochentero, también me daba a la subversión.
Y luego estaban las madres, las mayoría primerizas, imagino,
preguntando por frutas y yogures, mientras yo preguntaba por las fiestas y los
disfraces y ellas contando cosas del tipo ‘Mi niño todos los días me cuenta lo
que ha hecho en el cole y si juega con uno o con otro’, ‘Pues la mía está loca
con Andrea y siempre me está hablando de ella’, ‘Pues el mío cuenta hasta el
diez’… y así todas mientras yo asentía para sentirme partícipe cuando el mío sólo
chilla como un japonés malo de los nervios y con suerte me escupe a la cara ‘Peppa
Pig’ dos veces por semana. Qué vida perra.
Total, que no hay manera de ir por la vida de madre
ganadora, con lo que me gusta a mí un postureo.
Como me río siempre leyéndote, es que es la pura verdad de las famosas reuniones escolares y a mucha honra!!!! Que ser mamá del mejor alumno de la clase es una de esas fantasías como las de parecerse Gisele Bündchen (casi imposible). Yo vivo de cerca ese sueño con mi sobrino, que es de esos niños perfectos al que todas las maestras adoran y que con 7 años ya tiene una colección de medallas y trofeos ganados en el colegio y en el tenis porque además es deportista, pero claro mi cuñada no trabaja, tiene ayuda en casa y pasa el día entero dedicada a las tareas y los cuadernos del nene y entrenamientos, clases privadas etc... Que no le quitan el mérito a mi sobrino pero así cualquiera puede. Para el resto de madres que mal vivimos entre la casa y el trabajo pues ya es un logro que nuestros hijos no falten a la escuela y pasen de año... Con que poco nos contentamos, pero así es esto de la maternidad...
ResponderEliminarJajajaja... tienes toda la razón. Yo ya me contento con que no lleve las fichas aplastadas al final de la gigantomochila de Frozen!! Qué vida esta!
EliminarNo te creas, Flor, que se puede tener de todo, y niños y madres perfectos, poquitos...mis twins son muy dispares, la nena tiene enamorada a sus profes, es adorable y dulce, parece ser que el momento "niña del exorcista" solo le da en casa. Y el niño, es un prodigio del ajedrez, juega al fútbol, y es el primero de la clase, pero vivo en un sinvivir porque también es el más charlatán, revoltoso y enredador, con lo cual, cada vez que el profe me llama desde la fila para que me acerque, sufro un microinfarto cerebral.
EliminarY a estas alturas, ya no cuela lo de fingir ser una madre sensata y ejemplar, que me tienen calada y saben que soy del lado oscuro...
Yo creo que las dos seños han exagerado un poco...,me da a mí que pelirroja y benjamín tienen sus momentos también y saben estar a la altura. Pero que manía tenemos de quedarnos solo con el lado oscuro.A mí las reuniones esas me dan dentera, me va otro tipo de postureo jajajajja, que lo de alardear - mi niño, mi niño..., si es que oyes cada chorrada..., para no parar de reír en todo el curso. Y luego se pasan el año comparando notas y amenazando al niño con que lo sacan de extraescolares si no supera a fulanito. Y nos olvidamos de lo más importante, nadie es perfecto, porque la perfección no existe.La de los churumbeles. Pd- el mayor en el colegio era el alumno "modelo", pero de mi boca nunca salió el -mi niño..., el segundo se despistaba con la mosca, pero a lo largo de estos años ha conseguido ganarse a todas las profes con otros méritos, que hay vida más allá de un sobresaliente. Qué seria me he puesto...con lo que me he reído con el post...
ResponderEliminarYo no podría haberlo dicho mejor. Los pelirrojos tienen suerte en eso porque tienen otras cualidades molonas. Ahora que nadie nos lee te diré que, por ejemplo, el hermanísimo es el favorito de su seño... y es que mi niño pinta las paredes como nadie! jajajjaa
EliminarNo engañamos a nadie, Flor. Estas reuniones nos dejan al descubierto.
ResponderEliminar(Háblanos algún día de los grupos de wasap de madres, merece un lunes)
De todo tiene que haber en la viña del Señor... Buenos, regulares y algo más regulares. ¡Qué son niños! A mi lo del "mi"niño, en plan posesivo, me rechina mogollón. No me gusta nada. Y las reuniones escolares, no todas, pero en la mayoría oyes cada chorrada de la "súper" madre preocupada hasta por si el niño no mastica quince veces el filete increíbles. Pero bueno. Es lo que hay. Viviremos con ello. Besotes.
ResponderEliminarNi p. caso. Te ha tocado una profesora de las que esperan la reunión de padres para vengarse de la petardada que le ha dado la niña. Que Violeta es una niña intensa, eso seguro, que da trabajo, también, pero de tonta no tiene un pelo. Que se haga la tonta para que le ayuden o se lo hagan, es otro tema. Pero la profe es una ca****a de las de "espabila a tu hija que me está dando mucha guerra". Pues oye, haber estudiado para ministro y así tendrías menos curro, oye. Si es que hay cada profe que vamos...
ResponderEliminarY lo de Nicoletto igual, que el niño es intenso ya lo sabemos (tu mejor que nadie), pero mira, mejor eso que no un niño pánfilo que se está jugando con un calcetín quieto en un rincón durante una hora!! Claro que la profe prefiere al niño pánfilo, obviamente, pero a ese le van a caer las del pulpo como no espabile, va a ser el "atontao" de la clase, pero claro, a la profe eso que más le da! si ella lo único que quiere cada día es llegar viva a su casa... si todos fueron como Nicolás quizás habría dimitido hacía un tiempo... Así que ni caso, tienes unos niños listos, espabilados y guerreros, y qué?? Cada palo que aguante su vela, y a sus profes les toca aguantar la intensidad de tus niños, jeje....
Te estoy leyendo con retraso, pero es que no puedo evitar comentar, aunque no me contestes. No es por defender a los pelirrojos, pero es que la educación de las fichas, el estarse sentado y los deberes en casa es del siglo XIX, no tiene ninguna utilidad en el mundo actual, el de las inteligencias múltiples, el de la competencia comunicativa, etc.
ResponderEliminarNo me pongo más académica, sólo te quiero decir que, como maestra en ciernes que soy, tus hijos solo están avisando a las maestras de que se renueven un poco, por favor. Son genios.