El miércoles Marty McFly llega al futuro y yo, que no sé ni
por dónde me sopla el aire, tengo la fecha grabada a fuego como la del
cumpleaños de mi amiga Carolina que no veo desde segundo de parvulitos y que estuvo
en mi vida 25 minutos, pero mi mente va por libre y prefiere olvidarse de las
capitales del mundo y quedarse con la fecha de la muerte de Rocío Jurado. Una
es así. Majara.
Pues con esto de la llegada al futuro en la que llevo
pensando varias semanas, he caído en la cuenta de que no vamos a estar a la
altura, vamos, que somos un futuro ruinoso sin monopatines a propulsión, coches
voladores ni na de na. Un despropósito. Con la ilusión que nos hacía pensar en
2015 como si ya hubiéramos conquistado el universo y fuéramos de compras a
Marte como si fuéramos al Primark, pero no.
Entonces me percaté de que si para Marty McFly el miércoles
es el futuro para la versión infantil de mí misma con cara de refugiada -por
culpa de los pelados a los que me sometía mi madre-, también. Y me acordé de
todo lo que yo esperaba para mi futuro, que igual no incluía condensadores de
flujo, pero sí una vida molona de súper ganadora de pelo frondoso y vestidor de
200 metros cuadrados.
Se supone que a estas alturas yo tendría que ser una
periodista súper reconocida mínimo del Times, porque por supuesto hablaría
inglés mejor que la reina madre, ganaría mucha pasta y tendría publicadas al
menos tres novelas de éxito, de esas que la gente hace cola para comprarlas,
viviría en un loft de lujo con mesa de billar y una cinemateca con toda la
filmografía de Bette Davis y la
Crawford y Bergman, tendría una talla 38, una piel fabulosa,
un armario hasta arriba de bolsos de firma y una agenda repleta de citas para
ir a ver obras de teatro, estrenos de cine, cenas en restaurantes molones,
juergas sin fin, viajes exóticos y retiros en una casa de campo de la Provenza.
Cierto es que tengo el TCM clásico y ayer mismo pude ver
casi 20 minutos enteros de Bajo Sospecha mientras la pelirroja bailaba por
Beyoncé dándome culazos en la cara y el aspirante se comía un paquete de tizas
en mi regazo, pero en casa somos más de ver ‘Mails del futuro’ y ‘Caillou’. Vale
que mi casa es chula y tiene mesa de billar, pero que está pocilguera y repleta
de fichas de juegos, billetes del monopoly, vestidos de la barbie llenos de
rotulador y cartas de pokemon mordisqueadas y lo mismo te encuentras una pierna
de la Barbie
bajo la almohada que un lollypop chupeteado en tu blazer nuevo, pero preferimos
gastar nuestro tiempo en jugar y reírnos o en hacernos los muertos en el sofá
mientras la pelirroja nos lee cuentos. No tengo un Vuitton ni un Loewe, pero
todos mis bolsos tienen restos de gusanitos y cartas de amor que me mete la
pelirroja para que las descubra en el trabajo. Cierto es que no soy famosa y
que dejé el periodismo a ful, pero ahora tengo un trabajo que me permite estar
en casa por las tardes y gritar como un moranco y hacer la croqueta por el
salón con Cigoto hasta la hora de cenar. No es que no descanse en la Provenza, es que no lo
hago en mi cama porque hay pìernas y brazos y empujones por todos lados, pero
también hay besos y arrumacos y juntarnos mucho para dormir los cuatro en una
locura de manitas regordetas y respiraciones calentitas.
La verdad es que esta vida que tengo no se parece
absolutamente en nada a la que soñaba que tendría. No hay lujos, no hay tiempo,
no hay suficientes horas de sueño, no hay tanta vida social, ni fiestas, ni soy
famosa, ni una escritora de éxito, ni me caben los vaqueros de la 40, ni tengo
pelazo, ni he heredado la piel de mi madre, apenas tengo tiempo libre, ni me
queda pasta para ahorrar para un viaje a Bali, voy con la manicura hecha un
asco y se me cae el pelo, cada día tengo más cejas y menos tiempo para
arreglármelas, se me acumulan los libros por leer, no llego a tiempo a ningún
sitio y no hay ni un solo día que no grite enfadada rompiendo la barrera del
sonido, pero creo que si mi yo infantil de cara de refugiada me viera ahora, se
sentiría orgullosa de mí. Y de vosotras también.
Este futuro mola.
Jo Flor, qué bonito...
ResponderEliminarHola. me siento identificada con tu futuro ya presente... tenemos que valorar lo que somos con nuestros éxitos y fracasos.
ResponderEliminarEs que que manera de hacer planes! yo lo unico que me imaginaba del 2015 cuando era nin~a era que ibamos a poder hablarnos por telefono y vernos las caras y ya ves, se me ha cumplido. Aunque para ser sincera, tampoco me imaginaba "asi".. incluso no tan de ni~na, ya con 20, 25 an~os me decia que "todo es organizarse".. bendita ingenuidad :(
ResponderEliminarAyyyyyyyyyyyy, si molar mola, pero es agotador!
ResponderEliminarTe cuento como fue mi salida de ayer al super??
La pequeña era un no parar de gritar en la silla, me pedía que le diera todo lo que cogía, toallitas, pues las quería "Yo! Yo!", total, le iba dando algunas cosas que sabía que no iba a romper pero entonces las tiraba al suelo, yo las recogía y las metía en la cesta, entonces se ponía a gritar porque quería tenerlas ella, le decía que no y lloraba, cuando veía que no había nada que hacer me pedía agua, le daba agua, quería más agua, yo allí esperando para que no se la echara por encima, cuando ya había bebido bastante y se la quería quitar me decía “más” y nada, ahí con el agua hasta que al final se la quitaba por las malas porque había empezado a hacer el tonto y se ponía a llorar otra vez. Luego se le pasaba y decía “pis”, yo me hacía la loca e intentaba que se olvidara del pis con algo porque suele ser su truco para salir de la silla pero nada, no se olvidaba y seguía insistiendo “pis, pis!!!”, dejamos la cesta, la saco de la silla, dejamos la silla por ahí tirada en medio del super, vamos al baño, a medio camino me doy cuenta de que está sin zapatos porque antes se los ha quitado y los he guardado en la bolsa de la silla, la siento en el vater intentando que no ponga los pies en el suelo ni las manos en la taza y me dice “no hay”, vamos, que no hay pipí, me dan ganas de ahogarla allí mismo!!! Nos volvemos a meter en el super cargada con sus 15 kilos, me pongo a buscar donde dejé la silla y de camino voy rezando para que no me la hayan robado. La encuentro pero la niña no se quiere sentar, se retuerce para que no le ate los arneses, la silla va hacia atras, la niña estirada que parece que le hubiera dado un calambrazo, la silla se cae para atrás, le cae a la hermana mayor encima, la mayor se pone a llorar, la pequeña llora………. No sé como pero por fin consigo atar a la pequeña, llegamos a la caja y dejo los productos en la cinta, la cajera me mira con cara de flipe, no me extraña, tengo cara de estar a punto de asesinar a alguien. Pongo el Fairy en la cinta y busco el vale descuento que he dejado encima, no aparece, ni al lado del Fairy ni por ninguna parte. Empiezo a gritar "Niñaaaaaaaa!!! Donde está el vale descuento que estaba aqui????!!!!!!" "No sé mamá" "COMO QUE NO SABESSSSSSSSSSSSS!!!!!!!!!!!!!!?????????? QUE HAS HECHO CON ÉL??????!!!!" "Ay mami, creo que ya sé, ya sé donde está, quieres que vay a por él?" "PUES CLARO QUE QUIERO QUE VAYAS A POR ÉL!!!!!!! VENGA CORREEEEEEEEEEEEE!!!" (a todo esto, yo creo que la cajera ya estaba metida debajo de la mesa o había pulsado el botón de emergencia o las dos cosas). Vuelve la chiquilla con el vale, y de mientras, la pequeña, no sé como, pero se ha puesto de pie en la silla y amenaza con lanzarse de cabeza. La siento mientras la cajera va pasando los productos, yo intentao con una mano sentar a la niña y con la otra meter las cosas en las bolsas. La niña llora y a mi me entran muuuuuuchas ganas de acompañarle. Te imaginas que situación???????? Llegué a casa a punto de meterlas a un internado!!!!!!!
Y eso que tienes una casa molona y un libro publicado (al menos uno que yo sepa) Imagínate cuando tampoco has conseguido ninguna de esas dos cosas. Aunque sí tengo un Loewe ahora que lo pienso... No se si a mi yo del pasado le gustaría mi vida pero lo que tengo claro es que mi yo de ahora, con algunas carencias que me cabrean, sí está contenta consigo misma y con la vida que lleva. Seguramente algunas decisiones podrían haber sido mejores pero ¡qué se le va a hacer! Soy feliz y mi familia también. ¿Qué más se puede pedir?
ResponderEliminar¿Una casa más grande, más dinero y éxito profesional?... ¡Es broma! :D
Hola Flor!! en el primer párrafo has conseguido que me viniera abajo, yo iba para poetisa o modelo jajaja, siempre envuelta mi vida en un misterio, pero eso sí, viajes interminables a todas partes...vamos, una novela hecha realidad donde siempre era verano. Por circunstancias de la vida, a los 16 tuve que dejar los estudios y ponerme a trabajar.Y la novela hecha realidad se fue yendo al carajo.Jajajaja. Y en la segunda parte de tu post, haces que me venga arriba, cierto es que no tengo ni tiempo ni ganas de escribir ni la lista de la compra, que mi cabeza ya no controla como antes, cuando me sabía las matrículas de los coches, que ...cien mil cosas más..., pero, que razón tienes!!! yo este futuro tampoco lo cambio, pero qué leches!! no lo cambio, porque Marty no sé digna a aparecer por aquí e inventar algo...jajajjaja. Venga va, ahora en serio, que a mí también me cuesta horrores no romper la barrera del sonido, pero tengo que reconocer que parte de esta vida que considero maravillosa se me está yendo como agua entre las manos y no puedo retenerla para disfrutarla como se merece, a veces es todo muy contradictorio...La de los churumbeles. Pd- tenía que añadir que cuando tengo un rato me gusta soñar con todo lo que voy a hacer cuando estos dos se independicen, vida social, viajes, leer, montar un vestidor en la casa de la playa y ...escribir poesía, contando siempre que antes me ha tocado la lotería, mucha lotería...
ResponderEliminarMuy bonito, Flor. Eres una artista para hacernos reir, pero también para darnos directo al corazón porque no hay cosa más bonita en el mundo que una mano regordeta y una respiración calentita de un hijo.
ResponderEliminarGracias, guapa