jueves, 2 de mayo de 2013

El pestillo


Cuando el pater y yo nos compramos la casa, éramos gente moderna y por supuesto nopadres –esa gente que aún le da importancia a la decoración más allá de 'esa mesa de cristal no, que la niña se tira encima, la parte y se raja las manos y la yugular' o 'esas esquinas tampoco no vaya a saltarse un ojo el bebé o pierda la oreja izquierda de un cabezazo lateral'- decidimos por aquello de hacernos los guays, poner la puerta del baño de color rojo pasión. El problema es que la puerta era más estrecha de lo normal y tuvieron que hacérnosla a medida y una vez que estuvo hecha nos dijeron que en rojo lo que se dice rojo prostíbulo no podían lacárnosla, así que la llevamos a un taller de coches porque era muy guay tener una puerta de baño que te pintaran en un taller de coches, así que entre una cosa y otra la puerta tardó en llegar una eternidad.

Pero para más inri, cuando por fin llegó y la instalaron, descubrimos que habían puesto el pestillo encastrado del revés, o sea que podíamos encerrar a la gente que viniera a casa a hacer pis, pero poco más, es decir que el de dentro seguía ya no sólo sin intimidad sino con el riesgo latente de ser encarcelado junto al papel higiénico y el champú extravolumen.

Oficialmente y según el pater, aquello era facilísimo de desmontar y recolocar y aunque nuestro pater es de ésos que hay que perseguir con un hacha para que arregle lo que dijo que iba a arreglar antes del Paleolítico, la alternativa de que volvieran a llevársela me daba más pavor aún que ser encerrada en mi propio baño, así que opté por quedarme con el pestillo del revés y la promesa fraudulenta que, como no podía ser de otro modo, me ha tenido tres años sin pestillo.

Al principio no había problemas porque el pater y yo éramos una pareja civilizada y cuando la puerta estaba cerrada, estaba cerrada y como mucho, se podía pegar con la mano para iniciar una leve comunicación, pero claro fue llegar el pelirrojismo y sus dotes de fiera asalvajada y la ausencia de pestillo fue notable.

Así, que cada vez que después de un día infernal, una quería darse una ducha ardiendo y relajada, aparecía la loca de la niña con un montón de Mickeys descoloridos y antes de que pudieras gritar a lo Psicosis, te los lanzaba todos en los pies y antes de que pudieras quejarte, ya se había desnudado y colado contigo cabeza abajo en la ducha. La mar de bien. Y así con todo. Vamos, que ni maquillarse, ni hacerse la plancha, ni depilarse –que esto lo hago por vicio, eh? Que yo pelos no tengo ni uno, un respeto-, ni cortarse las venas en el bidé podía una en soledad sin que la pelirroja saliera de la nada dispuesta a ahondar mis ojeras y mi malvivir.

Así que le di un ultimátum al pater: o pestillo o pestillo. Y mucha cara de nazi debió de verme porque tuvimos pestillo y todo fue felicidad y fiesta y celebraciones. No podía creérmelo, pero aún había un espacio para la intimidad y el sosiego y poder reencontrarme con mi piel reseca a solas e incluso en un alarde de femineidad echarme crema sin que nadie me untara los azulejos al mismo tiempo.

Pero como una es madre y está muy loca y es muy paranoica, me asaltó el miedo de que la niña pudiera encerrarse en el baño y hacer dios sabe qué y tuviéramos que llamar a los bomberos y a David Copperfield –el mago, no el de Dickens- para sacarla de allí. Pero antes de volverme muy majara y volver a desmontar el artilugio, -que una es asustona pero más ganas de intimidad tiene- el pater me explicó cómo con una sencilla moneda se podía abrir la puerta desde fuera en tres segundos, mucho antes de que la pelirroja pudiera morir asfixiada con la cabeza atascada dentro del wc. Y lo comprobamos y así fue. Todo estaba controlado.

Y todo fue felicidad con mi pestillo nuevo y mi carencia de remordimientos ni psicosis maternales, aunque eso sí, escuchando los gritos de la pelirroja que cual orco intentaba echarme la puerta abajo para colarse en el nuevo territorio sagrado, mientras el pater la placaba al otro lado.

Hasta que el otro día, que estaba yo en la ducha lavándome el pelo como si no hubiera un mañana, con mi champú, mi mascarilla milagrosa y echándome mi sérum y mis otros potingues que en realidad no valen para nada pero que le dejan a una la sensación de estar cuidándose como una supermodelo, cuando de pronto, empecé a escuchar gritos desde el otro lado de la puerta roja diciendo ‘mamaaaaaa, ¿estáz encerrada? ¿te estaz quedando encerrada?’ Y yo, aterrorizada y con la voz temblorosa bajo el chorro ‘No, no, estoy bien, es que estoy duchándome’… Y ella ‘ya te zacoooo’. Y yo echa un ocho bajo el grifo como una trastornada de esas que salen en los manicomios de las películas gritando ‘que noooo, que estoy bien, ve con papi que está en la cocina’, y otras mil distracciones, mientras ella seguía gritando que venía a rescatarme ‘que te zacooo, no llorez’, ‘ya voooy’ me decía, hasta que tras unos empujones nivel Bud Spencer y uno extraños tintineos, consiguió abrirme la puerta de par en par y aparecer al otro lado con su cara de loca habitual, victoriosa y esperando agradecimientos por el rescate, mientras levantaba un plato del conjunto picnic como llave y yo, me dejaba taladrar el occipital con el chorro ardiendo de agua, loca por perder el conocimiento un par de horas. O de días.


Pues eso, que como tenía poco jaleo con la pelirroja, el cigoto y mis achaques de octogenaria, ahora soy probadora de productos para El Planeta del bebé!! El resultado de nuestras peripecias se publicará en su blog el primer jueves de cada mes... O sea, hoy!! Si queréis echar un vistazo, pasad, pasad... Os juro que quería parecer una persona cuerda... Pincha aquí

27 comentarios:

  1. Me ha encantado lo de la puerta roja del baño en un taller de coches.
    Mi peque se encerró el otro día en el baño, pero bastó que su melliza le dijera "Abre porta" para que él obediente abriera, pero por si acaso para otra no tenemos igual suerte quito el pestillo ya mismo...

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    1. Uyuyuyuy, qué terror! El mío es fácil de abrir, como podéis comprobar, jajjaja... Y yo sólo lo uso si está el pater en casa...

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  2. Ufff miedo me da a mi el pestillo del baño, la verdad que no se en qué están pensando los que montan las puertas, porque a mí sí me lo montaron bien, pero desde fuera no se puede abrir, no tiene ni ranura para abrirla con una moneda, ni agujerito ni na, si se encierra en el baño solo queda o echar la puerta abajo o desmontar el picaporte....aunque no sería mala idea dejarlo unas horitas en el baño y poder disfrutar de una siestecilla :P

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  3. La pelirroja cuida a su mamá...En mi casa no hay pestillos!!! prefiero que invadan mi intimidad a que se me queden encerrados. Como el otro día que paré en una gasolinera en un viaje con mis dos fieras y mi primogénito se metió en el baño de al lado y cerró el pestillo el muy maldito!!!!! casi me da un infarto! menos mal que la puerta tenía por abajo una ranura, que un poco más y me tengo que colar por ahí a rescatarlo, con la enana de la mano y mi barriga incipiente de 12 semanas. Menos mal que el chico me ha salido listo y supo abrirlo de nuevo. A Dios gracias. Besotes guapa!!!

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  4. Pelirroja al rescate de mami cual súper heroína!! Ahora que una vez descubierto el truco creo que se te acabaron las duchas relajantes y los tratamientos de belleza a solas!!! Yo tengo que plantearse el sacarlo porque mi enana casi le llega y no se puede abrir desde fuera.

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  5. Jajaja, ¿pero en serio la abrió? ¿Y cómo lo hizo? ¿sabía de la táctica del a moneda /plato de picnic? Porque supongo que cuando el páter te lo explicó a ti, ella no andaba delante. Entonces, ¿cómo ha llegado a saber cómo abrirla? Ojiplática me hallo.

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    1. Porque cuando el pater me lo explicó ella estaba al acecho como siempre... pero cómo iba aimaginarme yo que iba a quedarse con la copla y además hacerlo?? Ahora tengo la esperanza de que no sea capaz de repetir la hazaña... aunque lo dudo!

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    2. Aaaahhhh.

      Yo también lo dudo, jajaja.

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  6. Jajajaj,pero que bueno,menudas risas me has sacado,asiento en todo,el pestillo de los baños no sé por donde andará,pero tuve que pasar por ver al mayor encerrado,yo del otro lado al borde,él dentro tan tranquilo,así que opté por retirarlos,lo peor es cuando aprovechas que están entretenidos,cierras la puerta sin hacer ruido y al rato aparecen los dos,se sientan en el suelo y te miran como embobados,como me suena lo del pater para arreglar cosas,el de aquí tal cual,lo de ser manitas es una pregunta que debería ser obligatoria antes de vivir juntos,a mí los destornilladores se me dan fatal.La de los churumbeles,feliz finde.

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    1. Sí!!! Tienen fijación!!! yo digo que son como zombies que nos huelen, que estrés!

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  7. Por favor, con la pelirroja en casa no hay quien viva!!! Me imagino que habréis convertido vuestra habitación en el Acorazado Potemkin, por eso de tener un poco de intimidad, y tal... jajaja.

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    1. Inti... qué?? No, va a serq ue de eso no tenemos!! AYY

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  8. Yo tengo dos baños con dos pestillos como dos soles...y no puedo ni hacer pis sola (vamos, que mi teoría es que el verdadero significado de la maternidad es "nunca más mearás sola"). Si no los cierro, entran, y si los cierro, aporrean la puerta y lloran hasta que me ponen tan nerviosa que tengo que salir...

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  9. Pues yo tengo pestillos EN TODAS LAS HABITACIONES. La casa es de alquiler y no puedo quitarlos :-(. Y es un sinvivir porque a mi hija le hace mucha gracia cerrarlos por dentro y me provoca ataques de ansiedad, la última vez se encerró en el baño donde yo había dejado previamente el grifo abierto para que se llenase la bañera... Fueron 5 segundos hasta que me abrió la puerta, pero ya me veía llamando al cerrajero y la bañera desbordándose mientras la niña gritaba como loca que se ahogaba... En fin..... que agonía con los pestillos, buffffff.........

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    1. No, en ese momento de pánico total no se me ocurrió que la opción más inteligente en caso de que se hubiera negado a abrirme la puerta era cortar el paso del agua....... De eso me doy cuenta ahora, pensándolo friamente... En los momentos de pánico sólo se me ocurre CORRER!!!

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  10. Pues mira, le veo futuro como ladrona. Ya que ha empezado tempranito, con un poco de práctica en nada te está abriendo cajas fuertes... Jajaja. Besotes!!!

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  11. Vaya, yo no había reparado en lo del pestillo aún...

    :-(

    Con 9 meses y aún gateando no creo que haya aún que tomar medidas drásticas, pero hiré haciendo conjeturas.

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  12. Pelirrojismo es lo más, vosotros aburriros no mucho, no? Jajaja me he reído mucho con tu post y se me está haciendo tarde para ir a mi cita de esta tarde. Hasta otro día!

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  13. Jajajajajajaja, si es que... en mi casa sí que hay pestillo en el baño, pero venía con la casa y nunca lo hemos usado, eso si, está alto y a menos que el nene en cuestión se suba a la bañera a riesgo de romperse la crisma con la tapa del bidé hay poco que hacer, ¿porqué no habéis puesto un cerrojo a la altura de los ojos? así es casi imposible que lo abra o lo cierre... ainss jejeje.
    Besotes.

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  14. Pues no trae historia ni nada el pestillo. Si es que no dejan de sorprenderte.

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  15. Mi hija también se encerrO en el baño en su dia y por supuesto me dio un subidOn de adrenalina y de estrés. Ahora se ha encargado de enseñarle la técnica a su hermano, la malvada. Por ahora, el pequeño solo puede echar el pestillo cuando lo estoy vistiendo en el cambiador, pero espera a que crezca... Menos mal que se puede abrir desde fuera con una moneda/plato de picnic. Le peliroja tiene tira...

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  16. Mi baño no tiene cerradura, cortesía del padrino de nenita que en una diarrea lo jaló fuerte y...ya lleva casi dos años y nada! Y ahora que puedo bañarme un día por semana sin nenita ella llega, empuja la puerta y ya la tengo metida en la ducha, así que ti entrada de hoy ser parece mucho a mi diario sufrir, sólo que yo voy a mis necesidades siempre en compañía de nenita y el gato. Intimidad? No creo que regrese

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  17. Hola, es la primera vez que te leo y casi me meo de la risa. Nosotros tenemos 2 puertas correderas sin pestillos y vamos nada de intemidad... Es de loco. Vas a la baño y alli estan mirandote mientrás estas en el water. Depilandose es mision imposible. jajaja. Un abrazo.

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