miércoles, 21 de agosto de 2013

Feria, feria...


En Málaga ya estamos de Feria. De Feria y de 40 grados a la sombra con lo que eso supone para una madre de hormonas disparadas -que no quiere feria pero que si la quisiera la querría sola con su cuerpo serrano-, una pelirroja hiperactiva y amante de toda fiesta y/o verbena que se le ponga delante y una pequeña ameba aspirante a pelirrojo que sólo piensa en beber bibis, dormir y dar guerra.

La gente, esto es la familia y los amigos, se creen que una es la de antes y le proponen dos mil planes por minuto como si una tuviera su útero intacto y nunca hubiera roto aguas y fuera libre como el viento, como si aún le quedara energía después de mantener con vida al dúo dinámico un día más y como si a una le siguiera gustando la Feria.

Así que me paso el día excusándome para no hacer planes molones y me organizo una serie de planes torpedos con la prole, que quitan el hipo del susto que dan. Porque claro, una puede declararse una renegada de la Feria pero tiene una hija que se emociona hasta el grito cada vez que ve un farolillo y un revuelo de volantes y unas tablas de un escenario para saltar sobre ellas y darlo todo como si fuera la reencarnación de Antonio el bailarín.

De esa manera, como no me quedaba otra, hace unos días hicimos nuestra primera incursión en el mundo ferial nocturno, ella ataviada de gitana y con los tirabuzones engominados cual Mario Conde y estirados al máximo hasta abrirle los ojos como Ozil y con una gigantoflor hincada en el minicoco, que al echar la cabeza hacia atrás se le clavaba en la nuca como una daga traicionera, pero más contenta que unas castañuelas a pesar de que las merceditas de lona que le compré le quedaban ligeramente estrechas tirando a ‘vamosaamputarteelpieporfaltaderiegosanguíneo’, que la chiquilla pone voluntad cuando se trata de pasarlo bien e iba como las locas más contenta por ‘montarze en loz escenarios a bailar’ que por las atracciones de Feria, que ya os digo que voluntad artística no le falta.

Y al Real de la Feria nos fuimos con los primos, para que pudieran matarse vivos entre atracción y atracción y nos obligaran a los adultos a estar contando continuamente entre el gentío para comprobar que no nos faltaba ninguno como si fuéramos una versión feriante de Rainman.

Así, tras un accidentado viaje en coche en el que a la novia de mi primo casi se le cangrenan las caderas, encajadas de mala manera entre sillita y sillita, aparcamos a unos 4 kilómetros del recinto, por aquello de hacer deporte para generar endorfinas y nos encaminamos al cogollo de la fiesta donde nos esperaban los demás para negociar en cuáles atracciones podían montarse sin morir en el intento. O sin morir mucho al menos.

Y se montaron en mil cosas, incluidos los ponis que tanta pena y tanto asco me dan, cada vez más histéricos… y en un tren les regalaron una espada láser con la que trataron de dejarse tuertos unos a otros con tesón un par de veces y unos globos con los que nos dábamos unos a otros sin querer –que ya se sabe que los padres somos mulos de carga- como si fuéramos una chirigota gaditana, desorientados en mitad de la nada como guiris trasnochados, y se comieron unos algodones de azúcar que se le pegaron en las pestañas a la pelirroja y que le ralentizaban el pestañeo lo que, con el rabillo y el lunar negro que le había pintado, le hacía una mirada raruna en plan madame borracha.

Y de ahí a una caseta, pero no una caseta molona, a una caseta viejuna para picar algo, y acabar bailando con la pelirroja entre las mesas como una solterona cincuentona en las bodas desde reaggetton hasta house hasta que la niña empezó a poner ojos de cabra, amenazando con quedarse dormida ella y sus 24 kilazos pelirrojos.

De hecho, hizo la ruta senderista de vuelta al coche a pique de un repique de hincar la cabeza en la acera pero fue entrar en el coche y volver a escuchar música y volverse loca nivel Pocholo, riendo a carcajadas –con los pocos movimientos faciales que le permitía el recogido hiperengominado- y bailando con los brazos en alto…

Y llegamos a casa, llenas de polvo, algodón de azúcar, fanta de naranja y agotamiento extremo. Pero a la niña aún le quedaban fuerzas para despertar al hermano y a medio vecindario y para empuñar la pistola que se había ganado en los patos y lanzarme un chupón en la garganta que casi me deja sin aliento.

Pero desgraciadamente sobreviví. Y mañana me toca más feria. Danger.


7 comentarios:

  1. Disfruta Flor!!! a pesar de todo, disfruta!!! la Feria una vez al año no hace daño...jejejeje. Aiiins, la Feria de Málaga...quien cogiera de nuevo esa calle Larios y paralelas para entregarse al Cartojal, a los abanicos en mano a toda pastilla y a ese corrillo de amigas para darle a la lengua sin parar y al botellón en la Plaza de la Merced, que también lo recuerdo yo como algo divertidísimo pero lejano, muy lejano...jejeje. Besitos guapa

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  2. Jajajaja!! No tengo ni idea de como son esas fiestas andaluzas, bueno Ferias como las llamais, que gracioso se me hace todo, aquí las fiestas son tan diferentes... Nadie se viste de gitano! jajaja!! Como mucho con el traje regional típico, pero sobre todo los niños... Y por lo menos no tenemos 40ºC, jeje, con 25ºC suficiente y ayer nos quedamos en 22ºC (una maravilla).
    Pues pasarlo bien y disfrutar, que son dos días! Y hasta la de abril no hay más no? ajajajja! O antes llega la Semana Santa?? Aquí es que lo de la Semana Santa como que no se vive nada, ni te enterarías si no fuera porque los niños están de vacaciones y tienes que endiñárselos a alguien de mala manera, buffff...

    Besos!!

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  3. Fotoooooo de la pelirrojaaaa!!! Anda subenos una en el face, tiene que estar monisima con su traje azul preziozo ;)
    P.D. Se me estan quitando las ganas de niños, con lo bien que me lo paso yo en la feria ahora....jajajajaja

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  4. A ver si de mayor va a querer ser cantante de orquesta... Besotes!!!

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  5. Existe un truco, la feria solo es un fin de semana (a menos que vivas al lado, que ya seria mala suerte, pero si te tocó aparcar a 4 kilómetros no creo), por suerte ahora se les puede trolear a base de bien (eso si lo mismo para que funcione tienes que asesinar a algún familiar o vecino lengüilargo)

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  6. Vamonos pa la feria!!!!
    Tu tranquila, que lo tuyo por lo menos tienes excusa. Te voy a contar un cuento: erase una vez una chica a un moreno de 33 años unida por la hipoteca. Una noche de feria se engominó el pelo, se puso los tacones y un vestido blanco y se montó por expreso deseo del morenazo en una atracción acuática ubicada en un desierto de albero....
    Esa chica aún no ha podido quitar las manchas de barro de su vestido blanco y los pantalones de lino (blancos of course) del morenazo.....
    Disfruta de la fiera, digo feria!!!!

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