miércoles, 18 de diciembre de 2013

De juegos imposibles y traumas infantiles. Parte II

Y más...


El yoyó. Hace unos días os decía que ojalá no se pusiera de moda el yoyó porque bastante drama teníamos con el trompo… ¡como si no estuviera de moda ya! O sea, que fue escribirlo y empezar a ver a niños con el yoyó y lo que es peor a la pelirroja pidiendo uno y, claro, raudo y veloz el abuelo le trajo uno de Doaraimon, que se ilumina en plan ‘voy a darte una epilepsia de las malas como me mires más de tres segundos’ cuando sube y baja, o sea nunca porque no hay narices de hacerlo rodar en condiciones más allá de arrastrarlo como a un hurón. Buenos, el pater sí sabe, que él siempre sabe de estas cosas pero ni la pelirroja ni yo hemos logrado hacer nada decente con él. Pero no nos preocupa porque dice mi hermana que el yoyó es de tristes y una será muchas cosas, pero triste, lo que se dice triste, no. “Nosotras zomoz chicaz chachiz” o eso dice la pelirroja.

El diábolo. Venga ya ¿En serio alguien sabe manejar el diábolo? Alguien que no sea un hippie profesional y/o un okupa insumiso con rastas hasta el culo, quiero decir. Para ser sinceros nunca lo he probado, básicamente porque no he sentido la necesidad como tampoco he sentido la necesidad de comerme un caracol, mire usted, que hay experiencias en la vida que una prefiere rehusar, que no todo va a ser amplitud de mente y necesidad de nuevas experiencias, hombre ya. Pero la pelirroja usó una vez el diábolo del hijo de unos amigos –que lo manejaba como un experto, vamos que este niño no llega a ná en la vida, lo que yo te diga- y lo empeñó en el mueble del salón de la pobre familia anfitriona y a poco estuvo de cargarse el buda de la suerte y el karma tibetano del hogar. Vamos, que no nos invitan más.

La comba. Quien no se haya llevado un combazo en la cara y/o en la espalda cuando trataba de entrar en ‘a la salida del tren, métete’ y no se ha quedado sin respiración del dolor y la humillación popular, ni ha tenido infancia ni ha tenido nada. A mí, particularmente me dejaban jugar porque era amiga de las guays y de las jefas del cotarro y porque mi hermana ponía como condición que me dejaran jugar a mí, que yo era tres años menor y quince años más torpe. Lo peor es cuando lo hacíamos por parejas y le arruinaba la vida a la compañera, que tenía que callarse y aguantar mecha o la echaban, que aquello era como Los Soprano de barrio. La pelirroja nunca ha jugado a la comba de éstas –dios la guarde el día que lo intente- pero sí a las pequeñitas unipersonales en plan Rocky Balboa y no ha perdido los dientes de milagro, pero los latigazos que se pega en los empeines de los pies la han dejado sin ganas de fingir que se le da bien y llena de moratones en los tobillos.

13 comentarios:

  1. Ayer no me dio tiempo a comentar pero hoy vengo la primerita. Yo también soy pato profesional (con decirte que nunca dominé la bici, y ahora que llevo 15 años en Teutonia -donde los niños nacen con dos ruedas- sigo sin dominarla, tras unas buenas y humillantes leches, a mi edad), pero el yoyó lo "bailaba" bastante bien (aunque sin florituras tipo el perro con correa y demás), y lo de la comba (y la barca) no se me daba mal, si superaba el primer obstáculo de entrar. Lo malo es que en una de esas se me cayeron las gafas (sí, era cuatrojos) y se me hizo añicos el cristal, con lo que pagué caro el rato de felicidad saltarina y mis ojos hipermétropes lloriqueaban cada vez que intentaba leer algo. Eso sí, el diábolo es, como su nombre indica, infernal, y ni lo intento siquiera, auque mi chico se comprara uno hace poco. Sólo "entrena" fuera de casa, por si las flies.

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  2. Jajajjajaja. El yoyó es de tristes xD

    Ay, mi madre baila el diabolo que es una artista. Hasta lo lanza y llega más alto que el techo de mi casa. De la segunda planta de la casa. Una cosa loca, vamos. Dice que cuando era pequeña, lo lanzaba más alto que el campanario de la iglesia de su barrio. Y es verdad. ¡Cómo lo hace! Y mira que yo he intentado aprender, ¿eh? Pero no hay manera...Es algo que tengo pendiente. Yo también quiero chulear delante de mis hijos. Que mi madre me chulea. Y ojo, mi madre no es hippie, jajaja. Que ella es fina como una sardina y muy pija, por cierto.

    Y la comba....eso que te dije ayer. Da miedo que te golpee y te arañe. Pero eso sí lo manejo bien.

    ¡Qué buena sección!

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    1. Justo iba a poner un comentario similar al tuyo!!!! La única persona que conozco que baila el diábolo mejor que cualquier hippie sin serlo es mi madre!!! Es impresionante verla!!! Lo lanza altísimo!!! jajaja Y por supuesto, yo aunque lo he intentado... ni de lejos manejo el diábolo como ella... jaja

      La comba no se me daba mal del todo, eso sí... y el hula hop tampoco... ahora, el trompo... ni media vuelta conseguí que diese!!

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    2. Sí, sí, los hippies no lo hacen tan bien como ellas!!! Lo lanzan, pero ni de lejos lo lanzan tan alto como mi madre. Es que cuando veo un hippie lanzándolo pienso "bah, tampoco es para tanto, mi madre lo supera con creces". Jajajaja

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  3. A mi lo que mejor se me daba de aquí es la comba, el yoyó se me enrollaba siempre y no había manera... Y con el diábolo no he probado nunca ni creo que lo haga...y como no creo que nunca me relacione con un hippie por aquello de ideas diferentes pues me quedaré sin saber como funciona...
    Yo quiero zer una chica chachi...
    Un besazo..

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  4. Yo, la verdad, era de las buenecitas en deportes con lo cual la comba, el elástico y el hulahop se me han dado divinamente (y se me dan, que esto de tener que enseñar a mis peques, hace que me recicle y me mantenga en forma, jajaja)...mi problema viene con el trompo, con el yo-yo (estos de hoy en día, sólo giran una vez, comprobados con centenas de yo-yos dierentes, están fabricados para girar una vez y que la mami se deje los dedos y la paciencia enrollando) y con el diábolo, que soy una torpe reconocida y declarada... y es verdad, mi madre parece que tiene hecho un mba en manejo del susodicho y lanzamientos altísimos, ni los hippies ni los raftas ni ná de ná, si hicieran un campeonato nuestras mamis lo ganaban.

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  5. Jajajjaj,yo de estos me quedo con la comba,el yoyó me tenía manía y el diablo ese ya ni te cuento,respeto mucho respeto.Un verano me puse en plan de aprender a los churumbeles a saltar la comba decentemente,entradas y salidas incluidas,el acto en si no resultó nada plancentero.La de los churumbeles.

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  6. Jajajaja. El diábolo no lo he probado nunca. Tampoco siento la necesidad...
    Con el yoyó y la comba no me llevaba mal pero miedo me da intentar volver a hacer el tren a mis años. Besotes!!!

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  7. Me parto con lo de una epilepsia de las malas :) Le he tenido que leer el post a mi marido que estaba intrigado por mis carcajadas

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  8. Pues a mi me parece de verdero mal gusto tu comentario sobre la gente que utiliza el diabolo y eso de "no llegara a nada en la vida" a ver si luego las palabras con el tiempo se vuelven en contra tuya y es tu hija la que no llega a nada.

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    1. Bea, la del otro lado del mundo22 de diciembre de 2013, 14:11

      A mi me parece de mal gusto que te metas a opinar donde nadie te ha llamado. No te das cuenta que aqui se toma todo con humor!! vete con tus aires marxistas decadentes a sacar piojos a la comuna hippie, y deja de insultar a Flor y a la niña. Es muy facil esconderse en el anonimato para decir sandeces

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    2. Joe, no comparto el primer comentario, pero tu tampoco te has quedado corta, eh? Lo de sacar piojos a la comuna no denota precisamente un espíritu tolerante... Además q das x hecho q esa persona tiene una ideología determinada sin conocerla...cuanto radical, x Dios

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  9. Mi madre baila el diabolo y m abuela tambien lo ha ia. Parece ser que en sus tiempos seria las guays que lo hacian. Yo habre salido a mi padre.

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