Cinco conclusiones de la doble maternidad

1.- Que un bebé recién nacido da menos guerra que una pelirroja de 3 años y medio aunque el bebé tenga cara de nazi, quiera comer a todas horas y te eche bocanadas de leche agria sobre el pelo recién planchado.

2.- Que dos niños hacen el bulto de siete y dan el por saco de un equipo de fútbol –con sus suplentes y todo- cada vez que me tiro a las calles fingiendo ser una madre entregada y serena que incluso se prueba prendas de la nueva colección. En casa con Peppa Pig a todo volumen, el cigoto berreando y la pelirroja bailando valses alrededor del carro es cien veces peor. O doscientas mil.

3.- Que siempre puedes seguir sumando ojeras a tus ya clásicas cuencas sicilianas por muy profundas que sean y mucho corrector que uses para mitigarlas. Nunca son demasiadas ojeras como nunca es demasiada celulitis. El cielo es nuestro límite.

4.-Que puede una no probar la cerveza y vivir a una faja tubular pegada, que doble ilusión y doble cesárea es igual a doble bartola o lo que es lo mismo a barriga de seis meses de preñada. Ahora sólo viajo en taxi para que no me cedan los asientos en el autobús y acabe matando a alguien con mi ira de puérpera enfurecida.

5.- Que la depresión posparto es directamente proporcional al tiempo libre que tengas aunque sea tiempo libre para pensar en el malvivir que llevas. Esta vez ni la he olido y eso que tengo mis habituales ataques de estrés, pero cada vez que me dispongo a abrirme la cabeza con el quicio de la puerta, me toca preparar otro biberón y entre una cosa y la otra al final se me va el santo al cielo.